¿Quién es Dios en el Antiguo Testamento?. Samuel Pagán. Читать онлайн. Newlib. NEWLIB.NET

Автор: Samuel Pagán
Издательство: Bookwire
Серия:
Жанр произведения: Религия: прочее
Год издания: 0
isbn: 9781646911042
Скачать книгу
así tu amor,

       tal y como le dijiste.

       Samuel Pagán

      Kissimmee, Florida

      1 de junio del 2020

      1 Aunque es importante reconocer y afirmar la importancia teológica e histórica de la literatura intertestamentaria y deuterocanónica o apócrifa para entender la relación entre los testamentos, particularmente para la comprensión de la teología neotestamentaria, nuestro énfasis se pondrá en la literatura canónica del Antiguo Testamento. El propósito nuestro es descubrir el concepto de Dios que emana de ese cuerpo literario. Para el estudio inicial de la literatura deuterocanónica o apócrifa, ver S. Pagán, Palabra viva (Miami: Caribe, 1995); ——, El Santo de Israel (Orlando: AETH, 2000).

      2 El tema de la soberanía divina ha sido fundamental en la historia del pensamiento cristiano, particularmente en la teología reformada. En la actualidad, esta teología ha adquirido nueva importancia por sus implicaciones ecológicas y contextuales. El Dios soberano está interesado en la preservación de la naturaleza que creó y que sostiene.

      3 Para propósitos de este libro, seguiremos el análisis canónico, según se manifiesta en la Biblia hebrea. Cuando los comentarios y las interpretaciones así lo ameriten, incorporaremos el análisis de otras versiones, particularmente la griega —conocida como la Septuaginta—. Ver S. Pagán, Introducción a la Biblia hebrea (Barcelona: Editorial Clie, 2012), para estudiar con detenimiento los cánones bíblicos y sus peculiaridades.

      4 Respecto a los estudios canónicos de importancia podemos identificar particularmente la obra clásica de F. F. Bruce, the Canon of Scripture (Downers Grove, Illinois: InterVarsity Press, 1988), no solo por el acercamiento descriptivo a los desafíos exegéticos y teológicos que presenta en torno a este asunto, sino también por la metodología educativa y la bibliografía que incluye y comenta. Ver también a S. Pagán, op. cit.

      5 En mis obras, Palabra viva, op. cit. e Introducción a la Biblia hebrea trato estos temas de la literatura deuterocanónica y explico la dinámica alrededor de la inclusión y exclusión de esos libros apócrifos en las Biblias editadas para comunidades evangélicas y protestantes.

      6 Citado por W. Zimmerli, Manual de teología del Antiguo Testamento (Madrid: Ediciones Cristiandad, 1980), p. 11.

      7 En torno a este tema de la historia del pueblo de Israel, pueden estudiarse las obras clásicas de John Bright, La historia de Israel (Bilbao: Desclee de Brouwer, 1996); Siegfried Herrmann, Historia de Israel: En la época del Antiguo Testamento (Salamanca: Sígueme, 1985), y S. Pagán, Historia de Israel (Barcelona: Editorial Clie, 2019).

      8 El recuento de la historia del estudio teológico del Antiguo Testamento es extenso, pues desde los primeros esfuerzos homiléticos, devocionales y académicos de la iglesia primitiva hasta las investigaciones y predicaciones contemporáneas, la teología ha jugado un papel importante, aunque muchas veces se ha hecho de forma implícita y no siempre se ha reconocido. En el capítulo que presentamos las diversas metodologías de estudio de la teología veterotestamentaria (cap. 1) se incluye una bibliografía bastante importante de la historia y las modalidades de ésta tan necesaria e importante disciplina de estudios bíblicos.

      Introducción

      EL GRAN «YO SOY»

       Pero Moisés insistió:

       —Supongamos que me presento ante los israelitas y les digo:

       «El Dios de sus antepasados me ha enviado a ustedes».

       ¿Qué les respondo si me preguntan: «¿Y cómo se llama?»

       —YO SOY EL QUE SOY —respondió Dios a Moisés—.

       Y esto es lo que tienes que decirles a los israelitas:

       «YO SOY me ha enviado a ustedes».

       Además, Dios le dijo a Moisés:

       —Diles esto a los israelitas:

       «El SEÑOR, el Dios de sus antepasados,

       el Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob,

       me ha enviado a ustedes.

       Este es mi nombre eterno;

       este es mi nombre por todas las generaciones».

       Éxodo 3:13-15

      La finalidad indiscutible de esta obra sobre Dios en la Biblia hebrea es identificar, estudiar y exponer los textos bíblicos, revisar las ideas religiosas y analizar los temas teológicos que puedan arrojar luz en nuestra búsqueda de comprensión del Ser Supremo. Nos interesa estudiar las narraciones que presentan al Dios que se reveló inicialmente a Moisés, para liberar a los hijos e hijas de Israel de Egipto, y que posteriormente se manifestó en la vida y obra de Jesús de Nazaret y también en la iglesia cristiana.

      Este estudio, en efecto, nos relaciona con una divinidad que se especializa en intervenciones históricas y manifestaciones reales en medio de las vivencias diarias de su pueblo. Y ese Dios que se revela en la literatura bíblica, no es lejano, inaccesible, remoto e impersonal. El Señor tiene la extraordinaria capacidad y el buen deseo de comunicarse directamente con las personas y los pueblos a través de la naturaleza y la historia y también mediante profetas, profetisas, sacerdotes y poetas, entre otras personas.

      Un relato bíblico que pone en justa perspectiva esta comprensión de la divinidad que se presenta en las narraciones bíblicas, se encuentra en el Libro de Éxodo. Según la narración bíblica, cuando los hijos e hijas de Israel experimentaban la opresión y vivían en cautiverio en Egipto, Dios se reveló de forma novel y espectacular a Moisés. En esa teofanía o revelación divina, el Señor le llama y comisiona a organizar y poner en efecto una empresa liberadora y un proyecto de transformación para el pueblo de Israel. En medio de una zarza ardiente, que estaba ubicada, de acuerdo con el relato bíblico, en «tierra santa», Dios claramente le dijo a Moisés:

       Pero el SEÑOR siguió diciendo:

       —Ciertamente he visto la opresión que sufre mi pueblo en Egipto.

       Los he escuchado quejarse de sus capataces,

       y conozco bien sus penurias.