Nunca debemos perder de vista que el Amor es el eje del Universo alrededor del cual todo se mueve, sin importar cuáles sean las circunstancias a las cuales tengamos que enfrentamos. Esto no quiere decir que tengamos que amar la discordia, inarmonía o alguna otra cosa que no sea semejante al Cristo, por el contrario sí podemos amar a Dios en acción, a la Presencia Yo Soy en todas partes, ya que lo opuesto al odio es el Amor y nadie puede odiar sin haber amado intensamente primero.
Toda persona es una energía y tiene que ser el Principio Gobernante de su vida y su mundo. Si se toma como base que en cada ser humano está la Presencia Yo Soy actuando siempre, se entiende que cada quien mantiene entre sus manos físicas el cetro del mando y no debe olvidar que la imbatible Presencia de Dios es, siempre, la actividad inteligente de su mundo y sus proyectos. Esta idea mantiene la atención apartada de la forma exterior, que de ningún modo contiene la Verdad, a menos que sea irradiada por la Presencia Yo Soy.
Sin importar cuál sea el problema a resolver, sólo existe un Poder, una Presencia y una Inteligencia capaz de solucionarlo. Cuando se acepta esto se está dando paso a la Presencia de Dios contra la cual ninguna actividad exterior puede interferir, a menos que la atención se aparte consciente o inconscientemente de esta aceptación y reconocimiento del Supremo Poder de Dios.
El Principio vital siempre está activo y constantemente intenta manifestar su natural Perfección, pero las personas con su libre albedrío, consciente o inconscientemente, lo caracterizan con toda clase de distorsiones. La persona que conserve su atención fija en la Presencia «Yo Soy en Dios y con Dios», se transforma en un Invencible Poder que ninguna manifestación humana puede derribar.
Si se toma conciencia de «Yo estoy aquí. Yo estoy allá», surgen personas que nos ayudan cuando es preciso, esto se debe a que el Yo Soy también está adentro de los amigos. La liberación de todo imperio o obstrucción únicamente puede venir de esa Presencia, Yo Soy Dios en acción, en la vida de la persona.
Cuando las apariencias parecen estar venciendo, normalmente se requiere de una gran tenacidad para aferrarse a la Presencia. Hay un antiguo dicho que afirma: «Nadie ha fracasado mientras no se rinda». Esto es cierto, ya que si un individuo incorpora a Dios como su inteligencia gobernante, no existirá actividad humana capaz de obstruir la gran irradiación que fluye a su alrededor.
A lo largo de las centurias los seres humanos han puesto su atención en las apariencias, incitando de ese modo toda clase de discrepancias y malestares; pero actualmente existen miles que están comenzando a comprender que la Presencia de Dios dentro de ellos es totalmente invencible, a tal grado de encontrarse constantemente elevados por encima de la discordia, inarmonía e injusticia del mundo externo. Mientras que la humanidad no aprenda a fijar su atención en la Presencia Yo Soy o Dios Interior, se encontrará envuelta por cosas despreciables, pero gracias a la Presencia Yo Soy cada ser humano tiene la capacidad de elevarse por encima de la discordia y la perturbación de ese mundo externo.
En un principio cuando las nubes de la apariencia pesan mucho cuesta trabajo mantenerse firme, pero la actividad constante de la atención fija en la Presencia de Dios Interior, es como un rayo que atraviesa y dispersa la peligrosa tormenta.
Conforme se avanzando uno siente que es cada vez más y más invulnerable ante la creación humana que produce tantos desórdenes. La frase de Jesús: «Conoced la Verdad y ella os hará libres» es sin duda alguna una de las más grandes y sencillas Verdades, ya que la base es saber que la Gran Verdad a la que Él se refirió era el recuerdo de la Invencible Presencia de Dios Interno. Cuando tú sepas eso, estés seguro de ello y lo repitas en todo momento, te darás cuenta que dentro de ti habita la Presencia.
El siguiente paso es decretar: «Yo Soy la Presencia iluminadora, por ella cualquier cosa que yo necesite saber puede ser extraída, ya que Yo Soy la Sabiduría, Yo Soy el Poder revelador que me trae todo ante mí para yo pueda entender y actuar acorde».
Cuando se ha comprendido que «Yo Soy la Única Inteligencia y la Única Presencia actuando», es muy sencillo ver que tú tienes el cetro entre tus manos físicas y que gracias a esta Presencia Yo Soy puedes mandar que te sea revelado todo lo que precises saber. Y yo te garantizo que esto no interfiere, de ninguna manera, con el libre albedrío de otra persona y pedir lo que a uno le corresponde no hace ni ningún daño pues al exigirlo no se está obstaculizando a nadie.
Si llega a suceder que alguien actúa para quitamos algo que nos pertenece, tenemos el derecho, a través de la Presencia Yo Soy, de decretar que toda la acción sea ajustada o que lo nuestro nos sea restituido. Cuando suceda esto debemos tener mucho cuidado porque en cuanto accionemos la Ley Divina en Amor y la Justicia Divina empiece a mostrarse, no tenemos que llenarnos de lástima ni interrumpir la actuación de la Ley. Como los seres humanos son totalmente dominados por su ser exterior y no piensan en el poder de Dios que les da la Vida, cometen con toda facilidad una gran cantidad de injusticias, pero esto no quiere decir que nosotros vamos a dejar que esto suceda en nuestro propio mundo. ¡No! Principalmente cuando sabemos que dentro de nosotros está el Poder de Dios para ordenar y solicitar rectificación y justicia en cualquier parte.
Ahora daré un ejemplo: Una de mis estudiantes, con gran capacidad espiritual, se encontraba en medio de un problema así que le dije que decretara sus derechos y pidiera justicia. Tomó mi consejo y a las personas que querían actuar injustamente contra ella comenzaron a pasarles cosas. Siendo su alma bondadosa, comenzó a sentir remordimientos y desear no haber pedido justicia. Se acercó a mí y me preguntó: «¿Qué debo hacer?». Yo le dije: «Manténgase firme en el decreto que ha formulado. Usted no es responsable de las lecciones que tienen que aprender las personas que la han perjudicado, de manera que permítales recibir sus lecciones y no deje que esto la trastorne».
Justamente cuando las personas empiezan a conducirse incorrectamente, en ese mismo instante y minuto, accionan la Gran Ley Universal de la Retribución y no pueden impedir que esa retribución algún día les golpee en alguna parte, así como no son capaces de paralizar el movimiento de los astros. Para la inocente víctima la lección parece tardar mucho en manifestarse pero entre más tarde en aparecer será más poderosa en su labor cuando llegue. No existe se humano alguno que sea capaz de evitar esta Ley.
Una gran cantidad de estudiantes creen que cosas malas les pueden ser enviadas por otro, pero yo les garantizo que esto no ocurre. La única forma en que algo malo nos pueda suceder es dar entrada a los pensamientos indeseables, dejando ingresar la crítica, el odio y la condenación. Si se ha hecho esto, entonces se habrá generado aquel mal que el otro desea.
Pero el que conoce el poder de Dios que hay dentro de sí mismo no tiene nada que temer, ni nadie a quien temer. Cada persona puede, si así los quiere, sentir la totalidad de la actividad de Dios, en su vida y mundo. Simplemente se trata de que tú elijas lo que quieras tener. Si lo que quieres es Paz y Armonía, entérate de esto: «Yo Soy el Poder que lo produce». Si quieres arreglos en tus asuntos afirma lo siguiente:
«Yo Soy la Inteligencia y el Poder que los produce y ninguna otra actividad exterior puede impedírmelo».
En el supuesto misterio que la permanente actividad de la Vida tiene está la Magna Presencia Yo Soy, permanentemente dispuesta a bendecirte con su maravilloso toque divino, siempre que tú se lo permitas. ¿Y cómo se lo permites? ¡Con la feliz aprobación de esta Magna Presencia y este Gran Poder en ti! Y no titubees en solicitarla para que actúe en tu vida cotidiana, incluso en los detalles más pequeños que no te importe que tan insignificantes parezcan, ya que no existe en el Universo otro poder actuando a través de tu mente, conciencia, organismo y mundo.
En cada cosa que desees que se realice afirma con regularidad: «Yo Soy la Presencia». Esto abre la puerta para que el Poder de