– En Norteamérica compren y vendan a los americanos, nunca los engañarán. Pero tampoco se les pase por la cabeza intentar joderlos. Cumpliendo esos mandamientos económicos, son aceptados como “buenos ciudadanos”.
– Para tomar un país es necesario saber cómo reaccionarán cuando les pisen los cayos. Por eso les diré lo que ninguno de ustedes debe olvidar nunca, y serán las reglas de oro de nuestro negocio…
– Si vendemos un producto, que sea ese artículo y no otro parecido. Nada indigna más a un americano que recibir mercancía falsa. Eso significa que debemos tener un exhaustivo control de calidad, y eliminar sin piedad a todos los que intenten aprovecharse falsificando la mercancía. Permanentemente debemos lograr la máxima calidad. Otro factor es el peso. Estamos acostumbrados a usar medidas aproximadas. Eso no sirve más. Desde ahora en adelante únicamente se usarán balanzas electrónicas de alta precisión y pesado automático. Las partidas serán pesadas con una precisión a la centésima de gramo y ensobradas también de forma automática. Tomen nota y controlen electrónicamente que ningún paquete pese ni más ni menos y sean todos idénticos y de máxima pureza. Con este método será más fácil conocer si sufrimos algunas fugas en el transporte y si algún idiota se atreve a alterar nuestro producto. Con esto tenemos calidad y peso exacto de cada dosis. Las dos primeras condiciones.
– La sanidad y la higiene es una manía yankee. Debemos entregar nuestros productos envasados en atrayentes sobres de plástico aluminizado cerrado herméticamente al vacío, con los análisis químicos reales impresos en cada dosis. La imagen es tan importante como el producto.
– ¡Si los yankees vieran cómo procesamos el opio y los lugares donde está almacenado! ¡Si vieran a las ratas defecarlo y roerlo a voluntad y a los perros mearlo a su gusto, y la falta de higiene que existe en las zonas de recolección, desde las manos sucias con residuos fecales que suelen tener los que lo amasan, hasta los roñosos lugares donde lo depositan, vomitarían de asco y dejarían de ser drogadictos!
– Recuerden. Calidad, precio exacto y la mayor higiene. Y además, el cumplimiento de los contratos.
– Sobre este punto tenemos muchas variables que pueden afectar las entregas de la mercancía en tiempo y forma: Barcos que se demoran, la Interpol, la DEA, aduanas que descubren los envíos y tantas otras. ¡Pero debemos cumplir! Para ello necesitamos tener un stock de reserva de opio, morfina y heroína dentro de los Estados Unidos para cubrir esos altibajos imprevisibles. El lema es cumplir siempre. Resumiendo: cumplimiento absoluto con máxima calidad, higiene y peso exacto.
– Se habrán dado cuenta que no traté como prioritario el tema del precio. ¡Eso es libre! Estamos en un mundo de comerciantes regido exclusivamente por la ley de la oferta y la demanda. Cuando escasean los productos o su calidad es extrema, consideran justo pagar más. El precio no debe preocuparnos, siempre será excelente.
– El anciano Ling Tung, levantó la vista y recorrió las caras de su auditorio. Todas estaban concentradas. Todas menos la de Michel. Para él, esas reuniones eran una jodienda que lo aburría mortalmente. Se ponían interesantes cuando terminaban…
El astuto chino no dijo nada, ya conocía demasiado a los occidentales como para sorprenderse, nacían y morían irrespetuosos ante los ancianos de cualquier raza. Era pedirle a un burro que cante como un ruiseñor. Lo que no tiene solución, no debe preocupar la mente. Dejó pasar un largo silencio que aumentó aún más la atención de los asiáticos, y aletargó a Michel en igual medida.
– Se preguntarán a qué viene esta nueva reorganización de nuestro sistema comercial. Pues sencillamente, a que el sistema americano es mejor que el nuestro. Oriente prospera económicamente por primera vez en la historia con metodología americana y es señal de maestría aprender de la experiencia ajena.
– Otro motivo, el más importante, tiene referencia a las oportunidades…
– Estamos delante de una espléndida ocasión para copar el mercado de las drogas de los Estados Unidos. Pasaré a explicarles detalladamente: Ha sucedido un hecho inédito en la historia del tira y afloja de la Mafia siciliana y la DEA, y aunque desconocemos por qué sucedió, todos conocen sus efectos.
– De un día para otro, se realizó una redada general en los Estados americanos, que sacó de circulación a miles de personas que manejaban la cocaína en la Unión. Hace sólo unos meses que esto sucedió, y los drogadictos ahora pagan más del triple por basura falsificada, y cuesta conseguirla. Hemos vendido toda la heroína que teníamos reservada para un par de meses en solamente dos semanas. Y nos piden a gritos les vendamos más.
– La Mafia italiana ha perdido a su jefe, un tal Frank, que nunca conocí personalmente pero sé que la manejaba con brazo de hierro. Mantenía el poder político y legal suficiente para impedirnos meternos en sus territorios. Aparecíamos, y la policía nos echaba el guante.
– Ese siciliano llamado Frank, manejaba la cocaína y la marihuana de los carteles de Medellín y Cali. Pero ahora, los cabecillas de las principales familias ligadas al narcotráfico latino están presos. ¡Y seguirán presos! En la Unión la ley se respeta… casi siempre. Esa es otra característica que debemos saber de los americanos. Cuesta fortunas comprar abogados y jueces, y muchos son incorruptibles, pero si se demuestra que no cumplieron un pequeño procedimiento judicial, los imputados, por más culpables que sean, quedan libres. La compra de políticos y jueces es más fácil para los italianos, pues muchos descienden de ellos. Para nosotros, un sueño casi imposible.
– Ningún americano se venderá a un asiático. Al menos por ahora…
– Los carteles de Cali y Medellín se pelearon. El de Cali prácticamente no existe, y el de Medellín quedó maltrecho. Está debilitado. Los envíos de marihuana y cocaína que salen de Colombia por la península de la Guajira y Santa Marta son muy reducidos. Los compradores americanos están presos o siendo juzgados. Tenemos delante nuestro miles y miles, quizás millones de brazos crispados que se levantan con puñados de dólares pidiéndonos drogas. Cualquier droga. Ellos nos darán dólares. Muchos dólares. ¡Miles de millones de dólares! ¡Un negocio de más de cuatrocientos millones de dólares diarios! El mayor negocio del mundo… si descontamos a los fabricantes de armas y los petroleros… y a los dueños del mundo.
– Esta es la ocasión para copar occidente con la heroína y la marihuana en gran escala, y luego quizás con la cocaína. Cuando intenten recuperarse los latinos, no dejaremos que lo hagan… los clientes serán nuestros y estarán muy conformes con la higiene, calidad y cantidad de nuestra mercancía.
– Maestro, ¿qué planes tiene para los dragones? Preguntó muy respetuosamente Silk, moviendo cadenciosamente sus cuidadas manos.
– Haberlo llamado “maestro” era lo más preciado en su raza. El Tigre agradeció con la cabeza y siguió explicando…
– Cada uno en su puesto debe aumentar la producción. Plantaremos amapolas en todos los campos aptos, y daremos trabajo a todos los campesinos que estén en condiciones de hacerlo. Abonaran la tierra con productos industriales balanceados según la necesidad de los suelos, de acuerdo a los estudios de pedología y edafología que nosotros haremos de las tierras.
– Organizaremos la compra del opio a un precio fijo para todos, algo mayor que el que se paga actualmente para incentivar la producción y la voluntad de trabajo. Eliminaremos drásticamente al que intente comprar opio fuera de nuestra organización, que será exclusivamente la Secta del Dragón.
– Para tener el control total, instalaremos fábricas de heroína de última generación cerca de los centros de producción, con tecnología y calidad garantizada. Estaremos comunicados en forma permanente con un sistema criptográfico simbólico chino adecuado, que será indescifrable para los occidentales. Usaremos para comunicarnos un código con nuevos sinogramas modificando los significados normales, significados que solamente nosotros conoceremos.
– Tendremos una empresa moderna y todos serán inmensamente ricos.
Si las palabras del Tigre resultaban interesantes, las últimas