Cazador de narcos II. Derzu Kazak. Читать онлайн. Newlib. NEWLIB.NET

Автор: Derzu Kazak
Издательство: Bookwire
Серия:
Жанр произведения: Языкознание
Год издания: 0
isbn: 9789878708638
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Frank Victorio Dordoni, y el estudio de factibilidad del inicio de una nueva Operación de Inteligencia contra el narcotráfico.

      John Parker, era un profesional muy respetado dentro de la Administración del Estado y de la DEA, asimismo era amigo personal del Presidente. Sus proposiciones serían atendidas y examinadas con el máximo interés. De vez en cuando solía sorprenderlos con algunas ideas descabelladas que luego resultaban geniales.

      Poseía una inteligencia ideal para el trazado de planes intrincados, donde las reacciones humanas de las partes involucradas debían encajar una con otra con la precisión de una dovela de granito en un arco romano.

      La mesa oval de roble estaba por poco vacía, tan sólo lo indispensable frente a cada uno: un vaso junto a una botella de agua mineral y un simple legajo, conteniendo dos hojas escritas y otras dos en blanco, con una lapicera enganchada en su borde superior, además de una cafetera humeante disponible en autoservicio.

      – Amigos, comenzó Parker, todos los presentes hemos intervenido en la toma de las decisiones finales de la Operación Anaconda, y todos las suponíamos acertadas. Pero cometí un error que a lo mejor, utilizado inteligentemente, podría ser aprovechado. Conocemos por nuestro agente especial Kevin Beck, que Frank Victorio Dordoni, el cabecilla de la Mafia, nos engañó con la evasión en el submarino. Fue su jugarreta maestra, que nosotros aceptamos como un signo de su derrota.

      – El partido no terminó. Al presente, Frank le pide al Capo de Medellín que lo saque de Norteamérica. Sabe con certeza que su testa tambalea y en el interior del país no tiene futuro.

      – Hasta aquí, lo lógico y pertinente sería implementar un acecho paciente y atento, y en cuanto asome las pestañas, capturarlo y terminar con la Operación Anaconda de arriba abajo.

      – Pero debemos reflexionar, cosa que en ese momento, si lo hicimos, fue impetuosamente y eufóricos. Éramos los triunfadores sin haber terminado el partido…

      – Antes de entrar a debatir ese asunto, quisiera que visualicemos el campo de batalla en su totalidad para establecer una estrategia global, optimando la eficacia de nuestras fuerzas sincronizadas.

      – Analicemos la situación actual de la Administración Ejecutora de las Leyes Sobre Drogas: La DEA existe desde 1.973, tenemos demasiados años de existencia…

      – ¿Qué hemos logrado?

      – El balance es a todas luces deprimente: Hemos conseguido arrestar unos cuantos narcotraficantes, casi siempre segundones o de tapadera, que luego de interminables y costosos juicios salían en libertad o con una sentencia irrisoria. Hemos interceptado una pequeña fracción de las drogas, que posiblemente nos costaron más que comprarlas directamente en el mercado negro, si consideramos el costo de nuestra organización.

      – ¡Pero el narcotráfico sigue cada día más floreciente!

      – En definitiva, lo único que hemos logrado, es agilizar las mentes de los narcos para que introduzcan las drogas por medios increíbles, subir los precios, y fortalecer su organización en el área legal y estratégica.

      – Los abogados de los delincuentes fueron seleccionados entre los más inescrupulosos, inteligentes y soberbiamente pagados para que se dediquen exclusivamente a ellos con alma y vida. Y lo hacen… o pierden la suya.

      – Por otro lado, algunos banqueros ganan fortunas en un par de operaciones de lavado de dinero y muchos bancos son propiedad de los narcos.

      – Si tienen controlada una red bancaria propia, podrían adulterar las cuentas y las transferencias, fraguar sus balances, ocultar información vital bajo el ropaje contable. Es natural que piensen realizar inversiones con créditos que ellos mismos se otorgan para comprar lo que sea, ¡Y descontar de sus ganancias legales los intereses que se pagan a ellos mismos!

      – Las Mafias de cualquier tipo, de narcóticos, de armas y sobre todo las financieras llegarán a controlar la economía del país y del mundo si siguen a ese ritmo. Para ellos nunca existe la depresión, ¡pero pueden generarla a los demás para absorberlos!

      – Esto es muy serio. Si el negocio de las drogas y las finanzas sucias continúa, en unos cuantos años, dominarán los negocios globales.

      – ¿Qué futuro le espera a nuestra Nación?

      – Todos creemos, o al menos deberíamos creer, que el desarrollo de un país debe basarse en la decencia. Pero en los últimos tiempos, ¡los grandes negocios son precisamente los ilegales! Los narcotraficantes de los carteles colombianos, antes de la Operación Anaconda, tenían unos ingresos brutos... ¡casi cinco veces superiores a los de Colombia!

      – ¿Qué pueden hacer los gobiernos, en el remoto caso que el problema les interese en verdad, contra ese tremendo poder económico?

      – Nuestro país, quedó desde hace un par de meses con pocas drogas derivadas de la coca y marihuana sudamericanas. Sin embargo, nuestros drogadictos no dejaron de consumirla. Buscaron sucedáneos farmacológicos... ¡o cambiaron hacia la heroína asiática! ¡Tenemos una enorme jauría de perros con hambre patológica y perseguimos a los que buscan alimentarlos!

      – ¿Qué futuro nos espera?

      – La gran desventaja de la DEA es que debe respetar la ley, una ley anticuada que sospecho redactada para proteger narcos. ¡Y ellos no respetan nada! Nosotros gastamos dinero del pueblo, mientras ellos ganan fortunas incalculables.

      – Cuando ubicamos a un narcotraficante, lo seguimos durante meses, juntamos pruebas que resultan muy onerosas, arriesgando en cada instante la vida de nuestros agentes, a veces logramos arrestarlos... ¡y hasta le debemos leer sus derechos!

      – ¡Y sale libre por la otra puerta por falta de antecedentes penales, amenazas a los jueces y jurados o artimañas legales de sus abogados!

      – Hemos gastado mucho dinero y estamos iguales o peor que antes…

      – Cuando ellos detectan a nuestros agentes les pegan un tiro en la nuca. ¡Les cuesta una sola bala y eliminan el problema de raíz!

      – ¿Es una situación justa?

      – Analicemos la situación empresarial. Tenemos el poder económico repartido en dos sectores: El grupo formado por las grandes Corporaciones transnacionales, bancos, fábricas, hoteles, turismo, petróleo, comunicaciones y todas las que podrían denominarse actividades legítimas, que sospecho que en algunos casos las llamamos legítimas tan sólo porque pagan sus impuestos y son compatibles con las leyes. Y por otro lado, el grupo de las actividades ilegales, que englobarían las controladas por los sindicatos del crimen organizado, que casi siempre son dueños a su vez, de algunas empresas legales.

      – Las relaciones económicas entre esos dos grupos financieros, son más fluidas de lo que sospechamos…

      – Cuando hay un gran negocio en vista, no conozco empresario que pida antecedentes de santidad a su cliente, y salvo aspectos relacionados con la solvencia y la legalidad, todo lo demás no interesa a nadie.

      – ¡Y mucho menos le interesa la procedencia de su fortuna! El dinero sucio tiene el mismo olor que el limpio.

      – La solvencia financiera de la Mafia y los narcotraficantes es muy superior a la de empresas legítimas, muchas de las cuales, las realmente sin corrupción, sufren los problemas del mercado competitivo y llegan a la quiebra por falta circunstancial o programada de dinero.

      – Cuando un mafioso tiene deudas de pago problemático, elimina al acreedor de un balazo o volándolo aparatosamente en su automóvil, ¡y la cancela definitivamente! ¡Ni los herederos se atreverán a intentar cobrarla!

      – Las reglas de juego no son parejas...

      – El pago de los impuestos afecta directamente a los del primer grupo, pero nada a los del segundo. Gran parte de sus fabulosas utilidades no son conocidas ni pueden declararse. ¡Sería gracioso pensar que pagasen impuestos por el narcotráfico, la trata de blancas, el juego clandestino o las cuotas de protección!

      – ¿Vieron alguna vez la declaración de impuestos