– Si nos vieran los extraterrestres capacitar en nuestras mejores universidades a un brillante abogado durante años, jurar solemnemente defender la justicia, y ulteriormente, ese mismo personaje, asesorar y defender a los delincuentes para eludirla, ¡pensarían que somos una manada de pelotudos que bien merecemos lo que nos pasa!
– ¡El paquete económico de muchas empresas es un apetecido atún que pescan con anzuelos recubiertos de dólares!
– Otro asunto sin solución son los drogadictos... ¿Por qué existen drogadictos?
– Para que alguien piense en drogarse, sabiendo a qué se expone, debe faltarle la sensatez, la madurez o el afecto, ¡y sobrarle dinero! Si le falta el raciocinio, necesitaría tratamiento médico. Si le falta madurez y se deja influenciar por los demás, se debe a un problema de educación. ¿No estará fallando la educación que les damos a nuestros hijos?
– La pregunta podría ser mejor expresada diciendo: ¿Lo que le damos a nuestros hijos, es la educación que precisan?
– Nuestra sociedad permite la libertad de trabajo excesivamente laxa...
– Analizaré esa simple ley, uno de tantos ejemplos. La industria de la pornografía y del puterío… ¡existe porque hay libertad de trabajo que enriquece a unos pocos degenerados a costa de la degradación de muchos!
– Esos muchos… ¡son nuestros hijos!
– Pareciera que todo lo malo y perverso es lo apetecible por la sociedad actual... ¡y los delincuentes se llenan de dinero a cambio de llenar de mierda el cerebro de nuestros propios hijos!
– Cuando los adolescentes ven que sus padres permiten que otros adultos lucren degenerando la sociedad, dejando en duda si nacen varones o mujeres, aceptando como constitucional las actividades que afectan la formación y la convivencia social, con espectáculos de sadismo, relaciones con animales y otras aberraciones, videos de pura violencia y sexo a troche y moche de cualquier tipo... ¿Podemos luego impedir que se droguen? ¿O es la razón por la que se drogan?
– ¡Toda esa permisividad destructora está defendida por nuestras leyes!
– ¿Eso es libertad? ¿O somos una cruza de pelotudos con idiotas?
– Las degeneraciones sexuales y el libertinaje, hace unos años atrás, eran rechazados por la comunidad en pleno. Hoy, desde el poder político parece divertido y de última moda ser homosexual. Tanto, que pareciera se fomenta conscientemente su protección y desarrollo por encima de todo lo normal. ¡Los proxenetas son hoy unos respetados ciudadanos, muy apreciados en las altas y bajas esferas!
– ¡Nuestros hijos no sabrán si son hombres o mujeres! Los estamos mareando con ideas antinaturales surgidas de alguna mente macabra con fines ciertamente inconfesables. ¿Que serán? ¿Qué padres les daremos a nuestros nietos?
– Si les falta afecto, es porque los padres no comparten los problemas ni las casas de sus hijos. Norteamérica se está haciendo famosa por estar llena de andariegos emocionales, cada uno vive su vida egoístamente, buscando como objetivo su exclusivo placer. ¿A costa de qué? A costa de la desintegración familiar y los valores éticos que hicieron grande nuestra nación, no solamente en el plano económico, sino en lo familiar y en todo lo que hace a la integridad del hombre. Antes, también se respetaba el plano de la moral natural, y no hablo de moral religiosa, sino la moral natural, básica para la supervivencia del hombre. Estamos precisamente contra la naturaleza, ¡y esa dama jamás perdona! La inmoralidad no hizo grande a ningún imperio, más bien fue la causa de su ruina.
– Ahora parece que cimentamos nuestro futuro en esta inmoralidad institucionalizada. ¡El divorcio es un gran invento de los delincuentes! ¡Logran que los hijos carezcan del afecto de los padres y necesiten las drogas y vida basura para olvidar a los que deberían amar y no están a su lado!
– Otro factor necesario es tener dinero en exceso. Ningún narcotraficante se metió a vender drogas en Bangladesh ni en Biafra… y menos en Somalia.
– ¡Nuestro pueblo gasta más de ciento cincuenta mil millones de dólares al año en drogas! Eso implica un promedio de casi 500 dólares por habitante por año. ¡Más que el total que ganan muchos pueblos del tercer mundo para vivir! ¡Sólo para drogarse! Es señal que los tienen disponibles.
– ¡Las drogas son un impuesto a la riqueza y una bofetada a la naturaleza!
– Para revertir este proceso, hará falta una o dos generaciones que se propongan vivir más humanamente, en armonía entre ellos y el mundo, y con menos egoísmo. El problema de las drogas es nuestro y de los europeos, no de los países productores de la coca, el opio o la marihuana. Para ellos es una forma de vida que nosotros le proporcionamos al comprar sus productos. No son, al menos por ahora, consumidores en gran escala de drogas concentradas, a lo sumo coquean o fuman opio y cáñamo índico.
– ¡Únicamente los países ricos son clientes adecuados para los narcos!
– Tenemos que hacernos el mea–culpa. Fuimos nosotros, los americanos, los que hicimos la vista gorda a las drogas durante la guerra de Vietnam. Los soldados son más valientes cuando no saben lo que hacen… o cuando deben hacer algo que escandalizaría al mismísimo Satanás. ¡Y los llenamos de heroína! Sobre ese tema es mejor que nadie me discuta, lo viví en persona de punta a punta. Hemos escupido hacia el cielo, ahora nos llueven los salivazos en la cara…
– Nadie puede solucionar nada atacando las consecuencias, debemos atacar las causas. Planteo todo lo dicho para que analicemos si la existencia de la DEA tiene sentido mientras no se combatan las causas que generan la drogadicción. El resultado es que los impedimentos hacen crecer el crimen organizado y el costo de los narcóticos, lo que redunda en un enriquecimiento desmesurado de los bajos fondos. A mayor presión. Mayor precio.
– ¡Nuestra tarea parece ser hacer ricos a los narcotraficantes!
– La cara de sus compañeros, con los ceños apretados, y algún que otro garabato escrito en las hojas, era de concentración total. Nadie interrumpía ese duro monólogo. Ya habría tiempo de analizarlo.
El Comandante Parker continuó.
– Solamente veo dos salidas: O disuadimos a los narcotraficantes y a los degenerados a dejar el negocio con leyes adecuadas… ¡o nos vamos a dormir y que hagan lo que les dé la gana!
– Planteo para el estudio de las comisiones correspondientes las siguientes propuestas: Primero: Hacer leyes que impliquen la pérdida absoluta de los bienes para los narcotraficantes, los banqueros que laven los narcodólares, y todos los que se involucren en el tráfico de alcaloides, cualquiera sea el monto de las riquezas y la cantidad de droga decomisada. Segundo: Prisión no menor de diez años no excarcelable bajo ningún concepto, para todo el que introduzca y ayude a introducir drogas, sin importar la cantidad. Tercero: Como es posible que se fabriquen drogas sustitutas de la cocaína y la heroína, en forma de drogas sintéticas: Pérdida total del patrimonio de los laboratorios comprometidos, y los bienes personales de sus socios. Cuarto: Pérdida del título de grado universitario de los asesores legales, financieros y técnicos que trabajen para los narcotraficantes, más la pérdida total de sus bienes. Lo mismo para los funcionarios corruptos. Quinto: Destrucción o pérdida de la propiedad de los aviones y barcos que trafiquen drogas. Podríamos usar las fuerzas armadas, tienen tecnología de sobra.
– Hoy nuestros enemigos no son las naciones del este, y quizás nunca lo fueron, son los corruptores de la sociedad mundial en todos los niveles. Si se implantaran leyes nacionales e internacionales, donde arriesguen legalmente en cada jugada el total de sus desmesurados capitales, lo pensarían mucho antes de continuar con este negocio.
– Creo que la solución al narcotráfico es más bien legal y económico que coercitiva.
– En resumen, una ley que deje absolutamente en la indigencia al que se enriquezca con el delito.