Todos mis huesos104 dirán: Jehová, ¿quién como tú?105 Como si la lengua no le fuera suficiente para bendecir a Dios, David convierte en voz todas y cada una de las partes de su cuerpo: “Todos mis huesos dirán: Jehová, ¿quién como tú?” hace resonar toda su anatomía con gratitud. Estos mismos huesos que habrían sido quebrantados y triturados por mis enemigos, alabarán ahora a Dios; cada uno le rendirá su propio homenaje, atribuyendo excelencia incomparable a Jehová, el Salvador de su pueblo.106 Y aún cuando mi piel y mis tendones se desgasten, mi esqueleto seguirá magnificando al Señor:
Que libra al afligido del más fuerte que él, y al pobre y menesteroso del que le despoja. Dios es el verdadero campeón, el auténtico caballero andante defensor de todos los oprimidos.107 Donde abundan de tal modo la condescendencia, la justicia, la bondad, el poder y la compasión, deben abundar también los cánticos de gratitud entonados con entusiasmo. Dime, amado lector, ¿has sido librado del pecado, de Satanás, y de la muerte? ¿y no vas a prorrumpir en cánticos bendiciendo a tú Redentor? Eras débil y desdichado, pero en su momento Cristo vino en tu busca y te puso en libertad. Engrandece hoy al Señor, y dignifica su nombre.
C. H. SPURGEON
Todos mis huesos dirán. Estas palabras encierran la descripción más vívida que se pueda concebir, del más elevado de los deleites que alma y cuerpo puedan experimentar y expresar abiertamente. Menciona como partícipes en el regocijo primero a su alma (35:9), y a continuación todos sus huesos; queriendo indicar con ello su propósito de alegrarse no solo en su corazón, sino también con todo su cuerpo; y dejar claro que la alegría que estaba a punto de invadir todo su ser, no era de carácter ordinario, sino de primera magnitud, suficiente como para motivar a todos y cada uno de sus huesos a cantar particularmente las alabanzas de Dios.
HERMANN VENEMA [1697-1787]
“Commentarius ad Psalmos”, 1762
Todos mis huesos dirán: Señor, ¿quién como tú? En las Sagradas Escrituras las emociones se atribuyen por regla general a las vísceras;108 los huesos son considerados en este aspecto un elemento neutro y pasivo; y tan solo en dos lugares: en el presente salmo y en el Salmo 51 donde leemos: “se regocijarán los huesos que has abatido”,109 se relaciona la alegría exultante con el esqueleto. Ciertamente, la experiencia cotidiana nos demuestra que los intestinos, sí mantienen un cierto nivel de relación simpática con nuestras sensaciones más apasionadas; pero no tenemos constancia de que los huesos resulten sensibles a las alteraciones emocionales. Por tanto, debemos entender la expresión del salmista exclusivamente a nivel poético, con el propósito intencional de describir mediante palabras un tipo de alegría peculiar que traspasa todos los límites del deleite común; tan intensa y profunda, que incluso el esqueleto, la parte más dura e insensible de la estructura humana, se hace partícipe de ella. No hemos de descartar, sin embargo, que esta afirmación poética no tenga un trasfondo de verdad, pues aunque no lo percibamos, es innegable que cada partícula de nuestro cuerpo, y no tan solo las de aquellos órganos más sensibles y que resultan en apariencia más directamente afectados, sino también las de nuestros músculos y huesos, guardan una relación simpática con nuestros estados mentales.110
C. H. SPURGEON
Reflexiones sugeridas por la lectura de la obra de FRANZ JULIUS DELITZSCH [1813-1890] “A System of Biblical Psychology”, 1867
Todos mis huesos dirán: Señor, ¿quién como tú? Es decir, cuanta fortaleza y vigor haya en mí lo consumiré entonando tus alabanzas. O también, aunque no me queda ya más que la piel y los huesos, hasta este punto he llegado, con todo, con cejaré en mi empeño de alabarte.
JOHN TRAPP [1601-1669]
“A commentary or exposition upon the books of Ezra, Nehemiah, Esther, Job and Psalms”, 1657
Todos mis huesos dirán: Señor, ¿quién como tú? Mis huesos sobresalen a través de mi piel, y no obstante, todos ellos siguen alabándole. “Entonces dije: ‘He sido expulsado de delante de tus ojos; sin embargo volveré a mirar hacia tu santo templo”.111
THOMAS HALYBURTON [1674-1712]
“Memoirs of the Reverend, learned, and pious Mr. Thomas Halyburton”, 1714
Vers. 11. Se levantan testigos malvados; de lo que no sé me preguntan. [Se levantan testigos malvados; de lo que no sé me preguntan. RVR] [Se levantan testigos malvados, y de lo que no sé me preguntan. LBLA] [Se levantan testigos falsos; de lo que no sé me preguntan. BTX] [Se presentan testigos despiadados y me preguntan cosas que yo ignoro. NVI] [Surgen testigos falsos que me preguntan lo que no sé. BLP] [Testigos maliciosos testifican en mi contra y me acusan de crímenes que desconozco por completo. NTV]
Se levantan testigos falsos.112 Esta es una vieja argucia de los impíos, y no hemos de sorprendernos que la utilicen contra nosotros al igual que lo utilizaron contra nuestro Señor.113 Siempre había hombres lo bastante ruines como para calumniar a David con tal de agradar a Saúl.114
Me acusan de cosas que ni sé. Ni aún había pasado por su mente un solo pensamiento de sedición; era leal, más incluso de lo que debía,115 y sin embargo le acusaban de conspirar contra el ungido del Señor. No tan solo era inocente, sino que ni aun tenía idea del motivo de la acusación. Bueno es que nuestras manos sean tan limpias que no haya rastro de suciedad siquiera en ellas.
C. H. SPURGEON
Surgen testigos falsos que me preguntan lo que no sé. Te preguntarás: ¿Por qué permite Dios que los malvados acusen a los fieles de cosas de las que son inocentes? Si Dios quisiera podría impedirlo, cerrando de un golpe la boca de los inicuos para que no pudieran pronunciar palabra en contra de sus hijos.
Respuesta: Así como todas las cosas cooperan para bien de los que aman a Dios, también esto resulta para el bien de su pueblo. Dios lo permite en beneficio de los que son suyos, y con ello frustra las esperanzas de los malos: tratan de causar mal a los buenos, y Dios lo transforma en bien. Como dijo José a sus hermanos: “Vosotros pensasteis mal contra mí, mas Dios lo encaminó a bien, para hacer lo que vemos hoy, para mantener en vida a mucho pueblo”,116, y así podemos decir a los que acusan falsamente al pueblo de Dios: «Intentasteis el mal contra los santos de Dios, pero el Señor lo dispuso para bien». Y este bien que Dios saca del mal en beneficio de los suyos, tiene efectos quíntuples:
En primer lugar, sirve para humillarlos, conduciéndoles a considerar lo malo que pueda haber en si mismos. De este modo, a pesar de que sean exonerados de las acusaciones falsas y queden libres de la injusticia, su conciencia les lleva a reflexionar sobre qué pueda haber de incorrecto que se interpone entre ellos y Dios; a que escudriñen más profundamente su corazones, que procedan con mayor humildad, y se acerquen más al Señor.
En segundo lugar, sirve para ponerles de rodillas y que le busquen más a