E-Pack HQN Sherryl Woods 1. Sherryl Woods. Читать онлайн. Newlib. NEWLIB.NET

Автор: Sherryl Woods
Издательство: Bookwire
Серия: Pack
Жанр произведения: Языкознание
Год издания: 0
isbn: 9788413756486
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en silencio y mirando la televisión de vez en cuando para seguir el canal de deportes.

      –Susie está enfadada conmigo.

      –No lo creo.

      Mack lo miró sorprendido.

      –¿Qué sabes tú?

      –Nada que tú no sabrías si los dos os hubierais sentado a hablar con sinceridad por una vez. Me paso toda mi vida profesional intentando ayudar a gente a aprender a comunicarse con eficiencia, y nadie de los que me rodean sabe cómo hacerlo.

      Mack parecía confuso.

      –¿Seguimos hablando de Susie y de mí?

      –Sí, y de Jake y Bree y de Jess y yo. Todos somos penosos.

      –¿Es que hay un «Jess y yo»?

      –No, claro que no.

      –Pero acabas de decir que…

      –Oh, no me hagas caso. Estoy frustrado, enfadado e irritable.

      –Eso es lo que las mujeres le producen a uno –dijo Mack.

      –Amén, hermano.

      Mick estaba en el ático del hotel tomando notas y farfullando algo. Jess estaba sentada sobre un arcón y lo observaba con emoción contenida.

      –¿Y bien? ¿Qué piensas, papá? ¿Se puede hacer?

      –Claro que se puede hacer. Cuando se trata de construcción, puedo convertir esta habitación prácticamente en lo que yo quiera.

      –¿Y a qué precio?

      Le sonrió.

      –Esa es la pregunta, ¿verdad? ¿Tienes algún presupuesto en mente?

      Jess negó con la cabeza.

      –Abby me dijo que le llevara una estimación y que vería qué podíamos hacer para encontrar el dinero.

      –Derribar esa pared de ahí, construir las ventanas que quieres podría ser caro. ¿Tanto quieres hacerlo?

      –Sí, mucho.

      –Puedo hacerte el trabajo a coste, hacerlo yo mismo. Eso te ahorrará algo de dinero, pero tardaremos más. ¿Tienes mucha prisa?

      –Tendríamos todo el invierno. Estaría bien tenerlo listo cuando llegue la primavera.

      Mick asintió.

      –Eso no sería ningún problema.

      –¿Podrías poner una chimenea?

      –Sí. Pero, ¿seguro que quieres hacer dos habitaciones? Podría quedar mejor si fuera un único lugar abierto con sillones frente a la chimenea y una cama gigante frente a los ventanales y esas vistas de la bahía. ¿Qué te parece? De lo contrario todo podría quedar un poco estrecho. Ven, te lo enseñaré.

      Dibujó lo que tenía en mente.

      –Claro que, si quieres que la zona del dormitorio tenga intimidad, podríamos levantar un muro.

      –No, tienes razón –dijo Jess estudiando el esbozo–. Debería haberme imaginado que tú sabrías exactamente lo que hacer. Todo el mundo sabe que estas casas las diseñó el mejor arquitecto del mundo.

      –Tal vez no el mejor –dijo guiñándole un ojo–. Pero tengo la sensación de lo que la gente quiere en una casa en la playa.

      –Lo que hiciste para Connor y Heather en Driftwood Cottage fue impresionante. No podía creerme que fuera la misma casa.

      –Heather tiene parte del mérito. Trabajé partiendo de sus ideas. Y aquí haré lo mismo. Tú me has dado tus ideas y yo solo estoy perfeccionándolas un poco.

      –Algunas de las ideas eran de Will.

      A Mick se le iluminaron los ojos.

      –¿Ah, sí? ¿Ha estado aquí?

      Jess asintió, consciente de que había destapado la caja de los truenos.

      –El otro día. Me ayudó a limpiar esto –y decidida a cambiar de tema, preguntó–: ¿Y qué pasa con el baño? ¿Podrías instalar una bañera de estilo antiguo, una ducha y un lavabo doble?

      Mick se mostró decepcionado por un momento ante su deliberada evasiva, pero después respondió:

      –¿Va a ser una suite nupcial o estás pensando en algo más permanente, tal vez un lugar en el que vivir tú?

      –No estoy segura del todo. En un principio pensé que podría ser una suite nupcial, pero Will mencionó que sería un lugar para vivir perfecto para mí. No puedo evitar pensar en ello. Sería maravilloso tener un lugar así para mí y no una de las habitaciones de abajo.

      –¿Necesitas una bañera grande, una ducha y dos lavabos solo para ti o tienes alguien en mente con quién compartirlo todo?

      –No vayas por ahí –le ordenó–. Si voy a hacerlo, no tiene nada de malo pensar en el futuro. ¿Quién sabe lo que pasará?

      Con suerte, no pasaré sola el resto de mi vida.

      –Por supuesto que no –dijo su padre inmediatamente–. Aunque este lugar no será lo suficientemente grande para una familia.

      –Will sugirió…

      –Para ser un hombre que no significa nada para ti, te tomas muy en serio sus ideas.

      –Me pareció una buena idea –dijo a la defensiva–. No importa de quién sea. Pensó que podría construir otra casa en este terreno en el futuro y estoy pensando que podría estar bien esa zona de árboles en lo alto de la colina.

      –¿Y tuvo Will otras ideas que yo debería saber?

      –Ninguna. ¿Cuándo puedes darme el presupuesto para que lo estudie con Abby?

      –Puedo tener algo para este fin de semana y los tres lo hablaremos el domingo después de comer. ¿Te parece bien?

      Jess lo abrazó.

      –Gracias, papá.

      Él le devolvió el abrazo y la besó en la cabeza.

      –Y supongo que, ya que estoy, puedo pensar en algo para esa otra casa.

      –No tienes por qué hacerlo. Pasarán años antes de que vaya a necesitarla.

      –Nunca se sabe –insistió–. Nunca está mal ser previsor.

      –Pero no hace falta serlo tanto.

      –A veces el futuro está más cerca de lo que crees, si tienes la mente abierta. Y tampoco pasará nada porque Will vea mis esbozos. Parece que tiene unas ideas excelentes, así que me aseguraré de que lo invitamos a comer también a él.

      Jess se quedó absolutamente quieta mientras su padre salía del ático. Que Dios la ayudara porque había puesto en acción las tendencias de casamentera de su padre. Sin duda, la comida del domingo sería muy tensa para ella.

      Capítulo 8

      Jess abrió su correo el jueves por la mañana y encontró uno de un cliente de Almuerzo junto a la bahía, que estaba interesado en pedirle una cita para el viernes por la noche. Pero en lugar de causarle cierta curiosidad o emoción, la invitación hizo que la recorriera un escalofrío. Miró las palabras escritas en la pantalla y las vio como una prueba de que Will estaba siguiendo adelante. ¿Por qué, si no, de pronto le había buscado una cita con otra persona? Al parecer, había perdido la paciencia con sus vacilaciones y su negativa de reconocer que aquel improvisado picnic era una cita.

      Estaba tan furiosa que apenas se fijó en nada de su posible futura cita. Por el contrario, escribió una respuesta indicando que lo sentía mucho, pero que no quería ninguna cita aunque, por supuesto, no era nada personal. Se estremeció al imaginar que fuera ella la que recibiera una contestación así y modificó