50 leyes del poder en El Padrino. Alberto Mayol. Читать онлайн. Newlib. NEWLIB.NET

Автор: Alberto Mayol
Издательство: Bookwire
Серия:
Жанр произведения: Социология
Год издания: 0
isbn: 9789563248302
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político y económico en su alianza con el Vaticano mediante una forma corporativa y propia de las sociedades por acciones, pero con lo de siempre, la compra de indulgencias. Por otro lado, vemos a una parte del crimen organizado transitando cada vez más a sus actividades criminales, perdiendo conexión con su barrio (ni Michael vuelve al Bronx, por razones asociadas a su elevación; ni Saza, que controla el barrio, cuida a la gente del Bronx).

      La magia de la construcción de poder de Vito Corleone está en estas sutilezas. Y dentro de esas sutilezas, su pensamiento conservador llega a una conclusión “liberal” pero por mera extensión de su conservadurismo: cada cual puede llevar su vida y ganarse el pan como mejor le parezca. El imperativo categórico de Kant no le es del todo ajeno, ironía mediante: “obra de tal modo que la máxima de tu voluntad siempre pueda valer al mismo tiempo como principio de una legislación universal”, dijo el filósofo alemán en su Crítica de la razón práctica. Para Kant, su formulación es un imperativo capaz de orientar la sociedad hacia la paz. Para Vito Corleone, esa misma máxima abre un mundo más ancho y complejo, moralmente discutible pero necesario; cada ser humano tiene derecho a llevar su vida y satisfacer sus necesidades como le parezca, y en ello su voluntad es libre, pero su forma de proceder siempre debe tener un sentido universal, es decir, siempre debe existir una ley para la conducta. El principio de la omertà, el código del silencio siciliano que prohíbe comentar cualquier asunto policial y que establece que toda información debe quedar dentro de la organización; constituye (ese código) la principal impronta de la actividad criminal de la mafia. Y detrás de ese código subyace una ley universal, que es el respeto a las reglas, crueles, sensibles o despiadadas, de aquella inmanencia social y espiritual que es la Cosa Nostra.

      La Cosa Nostra significa al menos tres cosas:

      1 Cada cual tiene derecho a ganarse la vida como le parezca. Vito Corleone dice: “Nuestros intereses son cosa nostra”. En la formulación del concepto cosa nostra hay un hálito imperial, el del mare nostrum de los romanos. “Los límites de nuestro poder son los límites de nuestro mundo”, diría el tratado en el punto uno si así se escribiera.

      2 En el ejercicio de su actividad, cada cual debe respetar a quienes pertenecen a una cofradía que ha hecho alianza política desde lo cultural como necesidad de autodefensa en un mundo: Estados Unidos, que es una oportunidad, pero también un riesgo. Es un país obsesionado por la corrección normativa, por la ausencia de delitos, por la ausencia de vicios. Es un país protestante, metodista. Y la mafia italoamericana es evidentemente hostil a esas formas de vida.

      3 Las familias están en conflicto entre sí, los clanes se unen y se traicionan por doquier, pero hay códigos mínimos de carácter interno. Y es que la Cosa Nostra es también de todos sus miembros contra el orden social imperante, contra las élites que son compradas, neutralizadas y absorbidas, pero que siempre son los enemigos.

      La Cosa Nostra puede guardar tanto resentimiento como el más beligerante de los anticapitalismos y como el personaje más crítico de la riqueza. Pero la diferencia es que la mafia no pretende destruir ese orden, sino solo presionar para sumarse a él por el lado de los beneficios. Su resentimiento se cura explícitamente con el éxito.

      Así, la Cosa Nostra es el tejido social del crimen organizado convertido en un conjunto de instituciones propias, valores, normas y códigos que han de respetarse, pues de no hacerlo se puede perder la vida o, peor, el orden.

      Decir “Cosa Nostra” es, para Vito Corleone, preguntarse por qué debemos obedecer unas leyes dictadas por otros, hechas para su propio beneficio y en perjuicio nuestro. Decir “Cosa Nostra” es preguntarse con qué derecho se inmiscuyen otros en nuestros asuntos cuando simplemente protegemos nuestros intereses. Por esto Vito Corleone, permita usted la manera de decirlo, formula la fórmula: “Nuestros intereses son cosa nostra. Nuestro mundo es cosa nostra”. ¿Qué ley debe regir sobre ese mundo? La propia. Por lo tanto, dirá Vito, quienes juegan el peligroso juego de avanzar por el margen del camino deben mantenerse unidos, pues es el único modo de evitar interferencias.

      La demostración de Corleone sobre esta sabiduría es un gran sacrificio. En nombre de este ideario señalará ante la Comisión de familias que no vengará la muerte de Sonny, de su hijo. El bien común es lo primero y frente a él dará la marca de Caín a los asesinos de su hijo: nadie podrá tocarlos. Afirmará que ninguno de los suyos levantará un solo dedo contra ninguno de los presentes en la reunión, salvo que la provocación sea intolerable. Vito dirá que está dispuesto a sacrificar sus intereses comerciales en aras del bien común. Pero aclarará un último punto. Dice tener un problema personal: que su hijo menor (Michael), acusado de las muertes de Sollozzo y de un capitán de la policía, está obligado a vivir exiliado en Sicilia sin poder volver a Nueva York. Y exige así su retorno.

      La paz de Corleone es un gesto, es la tranquilidad y la amenaza. El mundo es siempre doble. De alguna manera dice: “este es nuestro asunto, proteger nuestros intereses, nuestro mundo y aun cuando tengo problemas también estoy dispuesto a ayudarlos a todos en sus problemas, pero ustedes me tienen que ayudar a mí”.

      He aquí el carácter fundante de lo que hemos llamado el “Principio constituyente del acto político en El Padrino”: cada acto debe tener su razón, su moral y su estrategia. Esa es la tríada. Pero estos tres conceptos no son lo más importante de este principio constituyente. Lo clave radica en el posesivo su. No se trata de la razón, de la moral, de la estrategia. Se trata de aquella razón, aquella moral y aquella estrategia que le son propias a la existencia misma de quien debe actuar.

      La única filosofía que pesa sobre los hombros es necesariamente situacional. El abstracto poder es en realidad un animal siempre concreto, un fantasma sólido como una roca. ¿Qué es la razón? La comprensión de los intereses en juego, la comprensión de qué quiere el otro, qué está buscando, y el asumir que es legítimo que lo quiera. ¿Qué es la moral? Es la reciprocidad, en primer lugar (los favores), pero es también comprender que nunca se debe abusar del mal, no se debe ofender, siempre se debe intentar razonar; el mal solo va de vuelta, uno no debe aplicar el mal de ida, y el bien se paga. ¿Qué es la estrategia? La acción política es meditada y jamás inmediata, hay que desconfiar radicalmente del ahora, lo que no significa la inacción, por supuesto, pero significa tener una estrategia.

      La Cosa Nostra es algo así como la conciencia de clase. Se trata de la comprensión, por parte de un grupo, de que nadie puede representar sus intereses mejor que ellos mismos, pues estos asuntos no son delegables. Y ello implica, en ese contexto, que todo lo que afecte a los intereses comunes de un grupo, en este caso una familia determinada (que es una estructura organizacional de varias familias), debe ser comprendido desde la conciencia de la posición verdadera en la sociedad. Un grupo que busca acumular poder debe comprender dónde está parado, qué recursos tiene y cuáles son sus intereses. Y debe comprender que sus asuntos son estricta e intensamente propios.

      Al Capone no tuvo conciencia de clase, no comprendió el alcance verdadero de su poder, mucho más modesto de lo que imaginaba, no comprendió que aun cuando ganaba dinero a manos llenas caminaba sobre un escenario enemigo. Tener claridad de que los asuntos propios son propios no es una comprensión que comienza y termina en dicha frase. Es algo más robusto, más sólido, pero también más complicado, aunque la forma de gestionar esta problemática sea siempre la misma.

      En rigor, la única ley de la Cosa Nostra es el poder. Eso es lo único que importa. Todo lo demás es emanación de él. El poder, que es primero físico y material, luego institucional y finalmente metafísico. El poder debe aumentar hasta configurarse a la manera imperial, articulando el poder político y económico, usándose todos de herramientas entre sí. Ahí no hay Kant que valga. Se acabaron los fines últimos, solo quedan los medios. Maquiavelo en plena gloria. Per secula seculorum.

      La mafia construye, pues, un espacio autónomo, soberano. La pregunta se la hace Puzo en boca de Vito Corleone. Y en esta cita se unen la historia de Estados Unidos con la de los sicilianos. Dice Vito Corleone:

      “Tengo nietos, y espero que sus hijos lleguen a ser gobernadores o, incluso, presidentes. Quién sabe, en América todo es posible. Pero debemos empezar a luchar para ponerlos a la altura de los tiempos.