Los grandes mitos de Occidente. Ana-Grace Avilés Martínez. Читать онлайн. Newlib. NEWLIB.NET

Автор: Ana-Grace Avilés Martínez
Издательство: Bookwire
Серия:
Жанр произведения: Документальная литература
Год издания: 0
isbn: 9788418649806
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      De modo muy extenso y general, podemos decir que los mitos son los relatos usados para explicar cómo suceden los fenómenos naturales, cómo funciona el universo, su origen, etc. Sin embargo, no todos los mitos tienen tales propósitos, los seres humanos somos esencialmente sociales, socializar implica comunicarse, la comunicación significa lenguaje y, como lo vimos en párrafos anteriores, la comprensión mutua resulta sumamente complicada debido a la diversidad de las experiencias y de los aprendizajes; el aprendizaje está directamente ligado al funcionamiento de nuestros cerebros, al funcionamiento de nuestros organismos, al funcionamiento de nuestro cuerpo. En su libro, Antropología Estructural, Lévi-Strauss escribió:

      «Un mito se refiere siempre a eventos pasados, antes de la creación del mundo (…) o (…) durante los primeros años (…) o, en todo caso, (…) hace mucho tiempo (…). Pero el valor intrínseco atribuido al mito proviene de que, los acontecimientos que suponen suceder en un momento dado en el tiempo, forman también una estructura permanente. Esta se refiere, simultáneamente, al pasado, al presente y al futuro». (Lévi-Strauss 1958, 1974: 231).

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      El modelo global

      El modelo global tiene características de Imperio, pues recrea los métodos ancestrales de reducción social para lograr consenso e imponer sus reglas, manteniendo así el control sobre las relaciones humanas y sociales, los modos de intercambio y de Gobiernos. Uno de los roles de los medios masivos es el de difundir cierta información, y de ciertas maneras, con el afán de reducir la sociedad mundial a un grupo homogéneo capaz de compartir los mitos que permiten mantener el orden establecido. Los sistemas de educación convencionales juegan este mismo rol y para ello fueron y continúan siendo mantenidos como obligatorios.

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      Sociedades míticas

      El mito garantiza sin duda alguna la cohesión de un grupo y el mantenimiento del orden establecido porque no deja lugar al suspenso, «las cosas son así y nunca de otra manera». El mito toma forma, tiene cabida y funciona como panacea al temor que vuelve vulnerables a los miembros de un grupo. Al interior de una tribu, la mitología funciona incluso si tales mitos parecen del exterior irreales o improbables; las críticas nada pueden en su contra cuando provienen del exterior, y hasta pueden ser toleradas, siempre y cuando no afecten el funcionamiento del grupo, ni alteren los roles de sus integrantes.

      Hay intelectuales, estudiosos y científicos, que niegan lo míticas que pueden ser sociedades cosmopolitas, urbanas y occidentales. Algunas personas no pueden aceptar que el uso y la creencia en mitos sea posible al interior de sociedades modernas, occidentales u occidentalizadas porque suponen que el acceso a la información y la comprensión del mundo y de lo que sucede en él es más grande, más profunda, más extensa, más crítica, gracias a la educación institucional obligatoria y a los medios de comunicación, de información y de tecnología contemporáneos. Sin embargo, a lo largo de nuestra historia humana, tanto la educación institucional, como los medios masivos, han sido y siguen siendo los mecanismos a través de los cuales se logra la reducción, la cohesión y el control social, como ya lo hemos anotado antes. Inclusive los trabajos científicos pueden y suelen ser usados para justificar ideas míticas como realidades objetivas, es decir, como verdades incuestionables. Al respecto de esto, Lévi-Strauss escribió:

      «Puede ser que un día descubramos que la misma lógica funda el pensamiento mítico y el pensamiento científico... el lugar en el que se ha desarrollado la idea mítica de progreso no habrá sido la conciencia, sino el mundo, en el cual una humanidad dotada de facultades constantes se habrá encontrado continuamente, en el curso de su larga historia, con objetos distintos». (Lévi-Strauss, 1958, 1974: 265).

      ... Estableciendo, imponiendo y controlando el orden social a través de mitos. Toda explicación dogmática de los hechos, todo discurso incuestionable de los sucesos, de los fenómenos, de las concepciones del mundo, de los conceptos, son formulaciones míticas.

      «El problema fundamental del mito en las sociedades es la relación entre un cierto tipo de individuos y ciertas exigencias del grupo (…) una situación en la que todos los protagonistas han encontrado sus lugares (...) entrando así, en un orden sobre el cual (al parecer) no acechan ya amenazas (…). Que la mitología no corresponda a una realidad objetiva no tiene importancia: la gente cree en ella y esa gente hace parte de un grupo social que cree en esa misma mitología (...) todos hacen parte de un sistema coherente que funda la concepción de cierto universo. Por lo tanto, lo importante no es que un mito sea falso o verdadero, lo que importa es que exista un acuerdo entre las personas que comparten el mito». (Lévi-Strauss 1958, 1974: 226).

      La apertura del sistema

      El juicio crítico sobre sí supone tomar distancia de las propias certezas, significa poner los propios conceptos en duda. Buscar significados sólidos implica cuestionarlo todo, pero también compromete buscar respuestas. La única manera real de desarrollar todas nuestras posibilidades es aceptando las propias limitaciones para luego de comprenderlas, cambiar gracias a ellas. El mito será usado siempre que un grupo social pretenda establecer acuerdos que permitan mantener su cohesión y su vigencia sin autocrítica, sin cuestionamientos ni búsqueda de razones profundas en los modos de percibir las cosas y de vivirlas.

      La gente le teme al ridículo, la aprobación social permite la integración. El ser humano es un ser social que necesita de un grupo humano para poder sobrevivir. La vergüenza es, por excelencia, un sentimiento social, por eso la burla suele ser usada para desacreditar a quienes buscan el cambio, a quienes se atreven a desafiar al orden establecido. Para evitar las preguntas, para impedir las innovaciones, para negar la contestación, para menospreciar las críticas y mantener el control, quienes detentan el poder suelen burlarse de los detractores. ¡Ya no se habla más del asunto! O, ¡eso es asunto clasificado!, son frases que se utilizan para cerrar las puertas de un sistema que corre riesgo de ser abierto gracias a preguntas, observaciones y críticas. La burla permite mantener el orden establecido porque produce