Ciencia de los metales. Asdrúbal Valencia Giraldo. Читать онлайн. Newlib. NEWLIB.NET

Автор: Asdrúbal Valencia Giraldo
Издательство: Bookwire
Серия:
Жанр произведения: Математика
Год издания: 0
isbn: 9789587149456
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V = –V0; y supóngase que en este potencial hay una partícula cuya energía total es negativa, 0 > E = –V0 (véase figura 2.11). Para 0 < x < L, la ecuación de Schrödinger es:

      o

      ψ′′ +k21ψ = ٠,

      con

      Figura 2.11 Pozo de potencial

      La solución general es:

      ψ = Acosk1x – Bsenk1 x.

      En las regiones x < 0 y x > L, la energía cinética es negativa: T = E – V = –/E/

      En mecánica newtoniana, la energía cinética no puede ser nunca negativa: –(1/2) mv2; la partícula no podría existir en la región donde x < 0 o x > L. Sin embargo, en mecánica cuántica, la energía cinética es:

       (2.14)

      y puede ser negativa si ψ″ tiene el mismo signo que ψ. Así que la probabilidad de observar la partícula en una zona en la cual la energía es negativa, es finita.

      Figura 2.12 Efecto túnel de una onda

      La función de onda atraviesa una barrera de potencial en un pozo de potencial finito.

      Es importante notar que las formas de las ondas del pozo de potencial infinito (véase figura 2.9) se deben modificar para tener en cuenta la pequeña penetración de ψ en la región de potencial más elevado: las soluciones son como se muestra en la figura 2.13. La solución que corresponde a la energía menor es la que posee la curvatura menor o la que tiene menos nodos; el primer estado excitado tendrá un nodo, el segundo dos, etc. A medida que V0 aumenta, la penetración es menor, y para V0 = ∞, se vuelve al resultado de las paredes infinitas.

      Figura 2.13 Dos soluciones de la función de onda en un pozo de potencial

      A la derecha (a), solución para n=1; a la izquierda (b), solución para n=2

      Las soluciones, que son simples funciones sinusoidales y exponenciales de x, solo se pueden escribir cuando V es constante en una zona. Para funciones más complicadas, las soluciones son más difíciles.

      Cuando se usa el modelo de pozo de potencial para un metal, la longitud L es relativamente grande. En este caso, los electrones ocupan niveles de elevado n y los pequeños cambios respecto a las soluciones infinitas afectan principalmente la última longitud de onda, así que su efecto es despreciable (véase figura 2.14). Por consiguiente, para los casos prácticos en metales, a menos que se considere la superficie misma, el pozo de potencial infinito es un buen modelo.

      Figura 2.14 Solución de alta energía para un pozo de potencial finito

      2.2.5. Números cuánticos (estructura del átomo)

      A principios del siglo xx, el fisicoquímico neozelandés Ernest Rutherford estableció que el núcleo cargado positivamente tenía unas dimensiones de unos 10–14 m, y estaba rodeado por los electrones, que ocupaban una zona de unos 10–10 m alrededor de él. Niels Bohr y Arnold Sommerfeld aplicaron la teoría cuántica al modelo de Rutherford y muchos de sus postulados esenciales son válidos todavía, aunque en general su modelo fue superado por el de la mecánica ondulatoria, que es el que se considera aquí.

      El átomo de H constituye la estructura más simple, pues solo contiene un electrón que se mueve en el campo de fuerza de su núcleo. En este caso, la energía potencial de la ecuación de Schrödinger está dada por la ley de Coulomb:

      V(r) = –Z2/r, (2.15)

      donde –Z es la carga del núcleo. Para el H, Z = 1; pero se mantiene a Z para que los resultados sean válidos si Z > 1.

      Si la ecuación 2.14 se reemplaza en la ecuación 2.15, se tiene la ecuación de Schrödinger para el electrón. Esta complicación aparentemente insignificante, comparada con la del pozo de potencial, presenta, sin embargo, algunas complejidades matemáticas que no se exponen aquí; por tanto, se tratan solo las peculiaridades básicas de la solución y su significado físico.

      En este tipo de problemas es conveniente considerar el movimiento del electrón en coordenadas esféricas, el centro de las cuales coincide con el núcleo del átomo (véase figura 2.15). Las coordenadas cartesianas se transforman en esféricas con las relaciones conocidas:

      x = rsenθcosϕ, y = rsenθsenϕ, z = rcosθ.

      Figura 2.15 Elemento de volumen de coordenadas polares

      Con la respuesta del problema de la caja tridimensional, en este caso la solución se presenta como el producto de tres funciones, cada una de las cuales solo contiene una variable,

      ψ (r, θ, ϕ) = R(r)ϕ(ϕ)θ(θ).

      La función R(r) describe la manera como la función de onda varía con la distancia radial r al centro del núcleo; se le denomina función radial. El producto ϕ(ϕ)θ(θ) describe la manera como varía la función de onda en diferentes direcciones del núcleo y se le llama función angular.

      Como se trata de una función tridimensional, sus nodos generalmente serán superficiales (sitios donde ψ = 0). Los nodos son esféricos (en la función R), planos (en la función ϕ) y cónicos (en la función θ). Cuanto mayor sea el número de nodos en la función de onda de un electrón, se sabe que mayor es su energía.

      La presencia de tres grados de libertad hace que en la solución aparezcan tres valores que solo pueden ser enteros, es decir, tres números cuánticos que se denominan n, l y m. Estos valores están presentes tanto en la componente radial como en la angular de la función de onda.

      En su forma más general, la solución de la ecuación de Schrödinger para el átomo de H es:

      R(r) = f1 (n, l)

      θ(θ) = f2 (l, m)

      ϕ(ϕ) = f3 (m).

      Los números cuánticos n y l entran en la expresión de la función R o sea que determinan la función de distribución radial de la probabilidad de encontrar un electrón en un átomo. Estas funciones para el átomo de H se muestran en la figura 2.16.

      En la figura 2.16, en las ordenadas se grafica R2(r) multiplicada por 4πr2. Estos valores caracterizan la probabilidad de encontrar el electrón en una cáscara esférica delgada de radio r y espesor dr; esta probabilidad es proporcional a 4πr2R2(r)dr.

      Figura 2.16 Distribución radial de la probabilidad de encontrar un electrón para diferentes estados energéticos del átomo de H

      De lo anterior se comprende que, en un átomo, el electrón se podrá observar con mayor frecuencia en ciertos lugares que en otros; por esto se habla