Jordi me ha convencido para que haga esta locura, y aquí estoy plantada delante del ordenador intentando pensar en cómo disculparme por borrarle de mi vida, por haberme portado tan mal con él, por haberle dejado y por recriminarle cosas que no debía. Sé que suena de locos, pero a veces creo que lo que nos pasó fue para que me diera cuenta de que lo quería de verdad, aunque fuera demasiado tarde y luego he sido tan orgullosa que no he querido dar marcha atrás. Me cuesta pedir perdón y no sé qué esperar de esta carta o más bien de este correo electrónico y después de lo que me está pasando últimamente no sé si es lo correcto escribirle o no, pero necesito salir de dudas porque pensar en él me martiriza de una manera que ni te lo imaginas.
El otro día después de la sesión de buen sexo que he de decir que duró todo el fin de semana. Porque no creas que Jordi se fue de mi casa el sábado después de acostarse conmigo… No, se volvió a quedar a dormir, vimos dos películas de terror y cada vez que podía el muy cabrón me asustaba. Es un cachondo, me encanta que sea tan divertido, me hace ver la vida de otra manera. Bueno, a lo que iba, me dijo que si no lo intentaba nunca sabría lo que habría pasado y que el que no se arriesga no gana… así que como creo que peor que estamos no vamos a estar… Lo he pensado y aquí estoy.
Mis dedos comienzan a teclear en el ordenador un correo electrónico, solo espero que no haya cambiado la dirección porque para una vez que me decido.
Para: [email protected]
Asunto: Más vale tarde que nunca
Querido Lucas,
Sé que ahora estarás flipando, bueno cuando veas este mensaje… es normal. No sé cómo empezar, bueno, sí lo sé, pero es muy difícil.
Quería pedirte perdón por todo, llevo cuatro años pensando en ti cada día, sé que tendrás tu vida y no tengo derecho a pedirte nada, pero quiero pedirte perdón, por todo. No fui justa contigo, no te merecías que te apartara de mi vida de aquella manera, pero me sentí mal por lo que me dijiste, aunque me lo mereciera de verdad.
Sé que siempre has mirado por mí y que aunque te dejé seguiste siendo mi amigo y dándome tus sabios consejos y me consta que te costaba lo tuyo, quizá igual que a mí aunque no me diera cuenta, pero cuando te fuiste y me dejaste sola, me enfadé tanto… que no me di cuenta de que todo lo que me dijiste lo hiciste porque lo habías guardado en tu interior y ya no podías más. Supongo que me querías, tanto como yo a ti, pero tú has podido avanzar, estoy convencida de que has logrado tus propósitos en la vida, estarás feliz con aquella chica que conociste en Nueva York o donde sea que estés, yo sin embargo no avanzo, algo en mi corazón no me lo permite, aunque sí he cumplido con lo demás, en dos semanas inauguro un bar de copas, aquí en el centro de Madrid, se llama Ohana, lo más importante para mí, y estoy grabando un disco. Al final tenías razón, tenía que seguir los pasos de mi madre… Mañana actuaré en una gala benéfica aquí en Madrid.
Bueno, espero que todo te vaya bien y que algún día podamos hablar, te juro que no te bloquearé, aunque entendería que lo hicieras tú, nunca te merecí.
Espero que sepas perdonarme como siempre has sabido hacerlo, y quiero que sepas que nunca he dejado de quererte.
Besos, Ella.
Y después de leerlo un par de veces le doy a la tecla maldita, la de enviar, ahora ya no hay marcha atrás.
Cojo a Roquet y me bajo al bar. Hoy no tenemos ensayo, así que tengo todo el día para mí, he quedado con Noah luego para tomar un café. Después del día que me emborraché, o me emborrachó él más bien, me pidió perdón por haberme dejado sola. No le dije nada de que Jordi había acudido en mi ayuda, de eso ya se encargó él, pero finalmente no nos enfadamos, le dije que no pasaba nada y estamos como siempre. Él detrás de mí y yo pasando de él, pero de buen rollo.
Llego al bar y comienzo a colocar cosas, ya lo tengo todo. El mobiliario me ha llegado en perfecto estado: los vasos, copas y demás me los trajo mi prima Raquel ayer, tengo que llamar a todos mis amigos que empezarán a trabajar conmigo para organizar la apertura y ver cómo vamos a hacerlo todo. He decidido ofrecerle a mi prima un puesto de encargada, porque necesito a alguien de confianza cuando yo no esté; entre todos mis amigos que quieren venirse a trabajar al bar cuento con dos chicos para la seguridad del local que estarán en la entrada y cuatro camareros. Creo que por ahora está bien, el local es grande pero de momento no sé cómo va a ir, probaremos así un mes y luego ya veremos si necesito más personal.
Al rato de estar ordenando todo llega Noah, mira el local y alucina con lo que ve, no se cree que haya sido capaz de montarlo todo en tan poco tiempo, lo cierto es que me subestima bastante. Nos llevamos bien pero nos falta un punto de conexión que no terminamos de encontrar. Roquet le ladra cuando se acerca a mí, es mi perrito protector, lo curioso es que con Jordi nunca le pasa y mira que se acerca mucho pero que mucho más, debe ser que le cae bien.
—¿Qué te parece el bar?
—Ella, es impresionante y el nombre me encanta, te pega mucho. ¿Cuándo lo abres? Estoy deseando venir con todos mis amigos, y has puesto reservados. ¡Qué guapo! —Se fija en esos sofás esquineros de terciopelo azul, quedan preciosos…
—Sí, pensé que en la parte de arriba podía hacer una sala vip, y por eso está así, no quiero que si viene alguien famoso se encuentre agobiado por la gente —Sí, he dicho famoso, tengo que admitirlo, soy cantante y en el mundo por el que me empezaré a mover espero conocer a grandes celebridades que invitaré a mi local. —El otro día cuando salimos vi a unas cuantas chicas que se te acercaban a pedir autógrafos y aunque no parecías molesto reconozco que cuando sales a divertirte, a veces puede agobiar, así que si están en la sala de arriba pueden estar tranquilos.
—Me parece una idea estupenda. Oye, ¿quieres que te ayude a algo? Porque veo que aún tienes bastante trabajo.
—Pues, mira, si quieres estoy colocando todas las copas y demás.
Seguimos charlando de nuestras cosas mientras seguimos trabajando un poco y nos reímos de las burradas que a veces hacemos cuando de repente llega un mensajero.
Me trae un paquete y me sorprendo, es una merienda a domicilio, que parece que sea para tres personas en lugar de para uno, y viene con una rosa y una nota.
“Supongo que llevas todo el día en el bar. Tienes que alimentarte, no sé qué me pasa pero no he parado de pensar en ti en todo el día. La rosa es porque me parece una flor preciosa y quiero que te traiga suerte para mañana, esta noche no puedo verte, descansa que mañana te espera un gran día. Un beso.
Jordi”.
—Vaya, vaya, Ella, que callado te lo tenías… O sales con alguien o tienes un fan. —Está claro que ni se imagina de quién es y yo tampoco se lo voy a decir. ¿Qué siento en este momento? No lo sé…
—No es un fan, ni es un novio, es solo un amigo, nada más.
—Joder, pues sí que es detallista porque eso yo no lo he hecho jamás ni por acostarme con nadie.
—Ya… Tú eres más de otras cosas… Noah, yo no estoy para novios, ya lo sabes, pero no te negaré que el detalle es bonito.
—Ella, en algún momento tienes que abrir el corazón de nuevo, eres demasiado dura.
—No soy tan dura, es solo que espero a una persona que no sé si llegará y de momento no me conformo con menos.
Lo digo tan convencida como puedo, pero es cierto que el detalle me ha derretido el hielo que tengo incrustado en el corazón. Cuando estoy con Jordi me encuentro a las mil maravillas y cuando no estoy con él lo echo de menos. Lo curioso es que parece ser que a él le pasa lo mismo: cuando no nos vemos me llama para ver cómo