Aportes de la biología del suelo a la agroecología. Marina Sánchez de Prager. Читать онлайн. Newlib. NEWLIB.NET

Автор: Marina Sánchez de Prager
Издательство: Bookwire
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Жанр произведения: Математика
Год издания: 0
isbn: 9789587835809
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social y se impone la necesidad de la cooperación y de la organización, acerca de las cuales los sistemas biológicos tienen tanto para enseñarnos.

      Según Harari (2014), «la mayoría de las redes de cooperación humana se han organizado para la opresión y la explotación» (p. 123). Sin embargo, en las rupturas que dejan los sistemas sociopolíticos, el mismo autor afirma: «creemos en un orden particular no porque sea objetivamente cierto, sino porque creer en él nos permite cooperar de manera efectiva y forjar una sociedad mejor» (Harari, 2014, p. 129). Es en este paradigma en donde se enmarca la agroecología dentro de las contradicciones que propicia su enfoque.

      1.2.4. La soberanía alimentaria, energética y tecnológica: brújula de la agroecología y la sostenibilidad

      Delgado y Rits (2014) sostienen que, en los últimos cincuenta años, la FAO (1996) adoptó el concepto de seguridad alimentaria «como la propuesta oficial para solucionar los problemas de hambre y pobreza en el mundo» (p. 56). Según Navarro y Desmarais (2009, p. 94), la Vía Campesina en 1996 propuso la soberanía alimentaria dentro de una visión holística que supera el planteamiento de acceso físico y económico a los alimentos e involucra «la independencia y soberanía del uso de conocimientos y tecnologías por los indígenas, campesinos y agricultores como aspectos fundamentales, dando origen a los derechos a la alimentación» (La Vía Campesina, 2008, 2011).

      La agroecología ha apropiado y argumentado este concepto en su quehacer cotidiano. Han tenido que pasar más de veinte años para que la FAO considere a la agroecología como alternativa para la producción de alimentos con el fin de contrarrestar la creciente pobreza y el hambre mundial (Caparrós, 2014, p. 10). Sin embargo, persiste socializado el concepto de seguridad alimentaria y la palabra soberanía permanece invisibilizada (Carrington, 2017).

      La soberanía alimentaria, energética y tecnológica están íntimamente ligadas. Se individualizan para su comprensión, pero son complementarias y constituyen unidad. Según Altieri y Toledo (2011), giran alrededor de lo local, ojalá dentro de procesos de concertación entre productores y con consumidores sobre la autonomía en la toma de decisiones acerca de qué alimentos consumir y, por lo tanto, producir en cultivos y animales en sus predios, ciclos de producción y consumo cercanos, incertidumbres biológicas y sociales que conlleva el proceso (p. 10).

      La soberanía energética se hace evidente en la medida en que los productores agroecológicos obtienen la energía de las fuentes locales y sostenibles. En primera instancia del sol como la más disponible, barata y accesible. Por ello, el diseño de los sistemas productivos agroecológicos se orienta al uso solar altamente eficiente. La biomasa vegetal derivada de los procesos productivos es otra fuente de gran importancia, directamente o mediante procesos como la producción de biogás y compostaje que pueden constituir fuentes de energía térmica y eléctrica. La investigación y puesta en marcha de paneles solares son algunos ejemplos de sus usos potenciales.

      La soberanía tecnológica emerge de los conocimientos ancestrales, los cuales inicialmente son prácticas y luego —con el apoyo del conocimiento científico al indagar sobre las bases teóricas que lo sustentan y la posibilidad de facilitar sus usos— pueden llevar al diseño de tecnologías y recomendaciones para mejorar la determinada producción de un insumo, como por ejemplo, el compost y su uso más eficiente, los extractos vegetales, las plantas amigas y enemigas dentro de un diseño de campo, al igual que la producción y uso eficiente del biogás, no solo a partir de desechos y excretas animales y humanas, de la energía eólica, de los paneles solares, entre otros.

      El conocimiento de las bases que sustentan estos procesos permite que cada día pueda surgir una tecnología que haga más eficiente su uso. Los agricultores conviven permanentemente con la técnica y la tecnología, en menor grado con la ciencia, especialmente si se concentra en instituciones jerárquicas. En la figura 1.6 se trata de integrar todos estos elementos que, desde la agroecología, persiguen como objetivo lo que se ha denominado «buen vivir planetario y por lo tanto, humano».

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      Acercamiento a las múltiples interacciones biológicas y sociales inmersas en la producción agraria sostenible, soberana y autónoma.

      Fuente: Sánchez de Prager, Rojas et al. (2017, p. 104).

      1.2.5. Principios agroecológicos que propician la sostenibilidad

      Para que surja esta propiedad emergente denominada sostenibilidad3, han de aplicarse principios agroecológicos, algunos de ellos se podrían pensar que son de sentido común. Sin embargo, han sido ignorados y borrados de los textos académicos de agricultura convencional. Estos principios se han construido y emergido desde la práctica, la ciencia que los dota de fundamentos y desde el movimiento social. Todos ellos atravesados por la práctica y la innovación como instrumentos de apoyo y transformación (figura 1.7).

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      La sostenibilidad de los agroecosistemas4 conlleva propiedades emergentes5 que surgen de las interacciones de diferentes componentes y solo es comprensible desde la mirada integral de los agroecosistemas.

      Fuente: Sánchez de Prager (2003a, pp. 7-9); Sánchez de Prager et al. (2007, p. 52); Sánchez de Prager, Barrera et al. (2017, p. 258-260).

      La sostenibilidad desde la práctica, ciencia y tecnología ligada a los sistemas biológicos

      Estos principios agroecológicos —desde lo técnico, científico y tecnológico— parten del reconocimiento del uso eficiente de la energía solar como la mayor y más económica fuente energética que tiene el planeta, también de la biodiversidad que enriquece y optimiza la función metabólica al propiciar la materia prima para los ciclos biogeoquímicos que aseguran el ciclaje y disponibilidad de nutrientes en el tiempo, y de las sinergias y complementariedades que se pueden implementar en los agroecosistemas.

      Detengámonos un poco en el concepto sistémico de propiedades emergentes para entrar a la sostenibilidad como expresión de dichas propiedades y como producto de las interacciones entre estas, que se construyen en diferentes espacios y momentos de los agroecosistemas (figura 1.7).

      Por ejemplo, dentro de los suelos es complejo explicar el concepto de fertilidad: los físicos centran su respuesta en su objeto de estudio, los químicos con mayor razón en el suyo y los biólogos de suelos tratamos de explicarlo con base en los organismos y, especialmente, la actividad de los microorganismos. Sin embargo, la fertilidad de un suelo emerge de la integralidad de estos componentes. La mirada separada nos permite comprender particularidades, pero no la expresión compleja: plantas bien nutridas, sin problemas y con «buena» productividad. Otro ejemplo, la sanidad de un agroecosistema solo es posible explicarlo desde la integración y la mirada compleja que genera la observación y comprensión de lo físico, químico y biológico en interacción. De allí que sea inútil pensar en la «eliminación drástica» de un patógeno sin analizar qué hace que llegue a unas poblaciones que superen los límites y muestren efectos letales y/o limitantes de la producción. Si continuáramos con los ejemplos, llegaríamos por fin a la vida como expresión de propiedades emergentes en el proceso evolutivo que propició su presencia.

      El conocimiento inicialmente empírico de estos componentes, dentro del pensamiento que constituyó las bases de la agroecología, se traduce en acciones prácticas que dieron origen a técnicas y saberes milenarios que se conservan hasta el presente dentro de una agricultura ecológica y que encuentran nuevas formas de expresión oral y aplicada cuando se ligan a la ciencia y a su acompañante, la tecnología. Dentro de esta perspectiva, en la tabla 1.1 se presentan algunos lineamientos agroecológicos que se tienen en cuenta en el diseño