Jesús, Nacido En El Año 6 «antes De Cristo» Y Crucificado En El Año 30 (Una Aproximación Histórica). Guido Pagliarino. Читать онлайн. Newlib. NEWLIB.NET

Автор: Guido Pagliarino
Издательство: Tektime S.r.l.s.
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Жанр произведения: Историческая литература
Год издания: 0
isbn: 9788835407362
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la oposición original entre saduceos y fariseos se llega por tanto a una alianza, aunque no siempre estable, para defender sus intereses comunes. Parte de los fariseos entra junto a los saduceos en el sanedrín, una especie de senado y tribunal religioso-político, que condenará a Jesús, aunque sin poder convertirse en sacerdotes, por razones de nacimiento. Pero en las ceremonias del templo son los fariseos los que establecen el comportamiento, también en lo que se refiere a los sumos sacerdotes. Los fariseos se dividen en muchas corrientes, siete principales, que se agrupan en dos grandes escuelas llamadas: de Shammai, que acepta con muchas reticencias el proselitismo entre los no hebreos, y de Hillel, que quiere el mayor número posible de prosélitos de origen pagano y facilita lo más posible las conversiones, incluso a costa eventualmente de normas de observancia consideradas demasiado duras para los gentiles. Los segundos no están muy distanciados de la mentalidad de Jesús. A diferencia de los saduceos colaboracionistas, los fariseos son hostiles a los romanos, pero se trata de una oposición despreocupada y sin manifestaciones externas; sin embargo, los que giran en torno al templo y el sanedrín, sustancialmente colaboraban con los ocupantes. Los escribas, por fin, tienen a su vez una posición particularmente importante, unidos y en parte integrados en el sacerdocio. En los tiempos de Jesús eran fariseos o aliados de los fariseos, a los que en cualquier caso se unían en su afán minucioso por cumplir con la Torah.17 Durante el exilio, y por tanto muchos siglos antes, habían conservado el patrimonio literario religioso israelita, convirtiéndose luego en los depositarios oficiales de las antiguas tradiciones de los padres, muy respetadas y entrando así parte de ellos en el sanedrín. Eran laicos y, al menos en teoría, podían ser de cualquier estrato social, ascendiendo gracias al estudio, lo mismo que pasaba con los fariseos y a diferencia de los saduceos que eran tales por razones hereditarias. Lucas define a los escribas como doctores de la ley porque se dirige a los gentiles y no quiere que estos los entiendan como simples secretarios escribanos. Saduceos, fariseos y escribas constituían entonces, y desde hacía tiempo, la élite político-religiosa en Israel durante la predicación de Cristo. Este era un grave peligro para su poder, como veremos en el siguiente parágrafo, así que decidieron quitárselo de en medio.

Causas y entorno de las acusaciones contra Jesús

      Según el Evangelio de San Juan,18 en cuanto Jesús fue arrestado, es conducido ante Anás, suegro del sumo sacerdote Caifás y Anás lo interroga. En los otros evangelios no hay mención del interrogatorio ante este. Este episodio descrito por Juan tiene naturaleza teológica, pero no se puede excluir que tenga cierta naturaleza histórica.

      El encuentro con Anás no es un proceso judicial. Este había sido sumo sacerdote entre el año 6 y el 15 y tenía todavía una grandísima influencia moral, pero ya no era el jefe del templo ni del tribunal del sanedrín. Después de él y antes de su descendiente Caifás, habían sido sumos sacerdotes todos sus hijos: un asunto de familia. Anás queda como una especie de gran anciano, una eminencia gris, pero ya no era un personaje oficial con poder político y jurídico personales y era todavía un consejero escuchado, como todos los antiguos sumos sacerdotes y miembros del sanedrín. Quien ha sido sumo sacerdote continúa teniendo el título, como hoy en Italia a los expresidentes de la república se les sigue llamando «presidente». Por eso en los evangelios encontramos muchas veces la expresión «los sumos sacerdotes», en lugar de «el sumo sacerdote y sus predecesores». En Anás hay voluntad de saber con quién se está enfrentando. En el interrogatorio, el tema central es «ser discípulo» según la «doctrina» (didachê) de Jesús, según su «enseñanza» (didáskein). Se puede suponer que Anás quiera saber también si existe una doctrina más profunda, secreta, no manifestada al pueblo, pero Jesús le responde de hecho: «He hablado al mundo en público, he enseñado (didáskõ) en la sinagoga y en el templo donde se reúnen todos los judíos y no he dicho nada en secreto». Ese «hablar» de Jesús en el original griego es «laleîn», que, en lenguaje público es una palabra que indica revelación divina a través de profetas o de ángeles o de visiones, en absoluto es la Palabra-Verbo de Dios. Jesús ha enseñado en el lugar central del judaísmo, el templo. Allí y en la sinagoga ha hablado «abiertamente»: por tanto, no es una doctrina religiosa para adeptos que, tal vez, si solo se hubiera tratado de esto, no habría preocupado mucho a los sacerdotes, como no les preocupaba excesivamente la fanática, pero aislada, secta esenia, sino que se trata de un estilo de vida para todo Israel, y luego para el mundo entero, con sus más que posibles implicaciones de orden político. La bofetada que recibe Jesús del sirviente de Anás, siempre según el Evangelio de San Juan, es el símbolo de rechazo indignado de la revelación de Cristo, que, para Anás, es impía. Pero Anás también ha visto un peligro político y, por eso, manda a Jesús inmediatamente al poder jurídico-político-religioso del sanedrín para que sea procesado. A diferencia de los demás evangelistas, Juan omite este proceso. ¿Por qué no habla de él? Es verdad que lo conoce y ha entendido su significado. El hecho es que, como ya hemos aludido, Juan considera el coloquio con Anás y luego en el tribunal romano de acuerdo con la teología y con ironía, en vez de históricamente: el que para él es condenado realmente es el pueblo hebreo que no acepta el cristianismo y, para este evangelista, juzgar significa condenarse a sí mismo diciendo «no» a la Revelación que trae Cristo. Jesús es el juez delante del cual el pueblo (o, mejor dicho, los presentes que eligen rechazar a Jesús) se autocondena. La misma muerte en la cruz de Cristo es para Juan el juicio divino sobre el mundo, palabra que, para él, con algunas excepciones, coincide con el pecado. No le interesa que Jesús haya sido históricamente condenado, pues teológicamente es exactamente lo contrario y así se ve en el único proceso que describe, el que se produce delante de Pilatos.

      Entretanto, veamos algo del proceso delante del sanedrín, acudiendo a los evangelios de San Mateo, San Marcos y San Lucas (llamados sinópticos, porque tienen varias partes casi coincidentes).

      ¿Por qué Cristo es acusado y condenado por el sanedrín?

      Sobre todo, por su distinta mentalidad.

      Jesús cura también en sábado, cuando está prohibido desarrollar ni siquiera la más mínima actividad física, y, además, muchas veces, en la sinagoga. Metafóricamente, Cristo quita el demonio de la enfermedad: para los hebreos, toda enfermedad, no solo la locura y la epilepsia, la causa un demonio. Según Lucas,19 cuando Jesús cura a una mujer encorvada, que no conseguía ponerse erguida, el jefe de la sinagoga se indigna: «Pero el jefe de la sinagoga, indignado porque Jesús había curado en sábado, dijo a la multitud: “Los días de trabajo son seis; venid durante esos días para haceros curar y no el sábado”». Jesús es tratado como un curandero, como un hechicero y se le dice sustancialmente que, si quiere ejercer su profesión de charlatán, lo haga en los otros seis días de la semana, como sus iguales. Por tanto, una de las acusaciones que los jefes religiosos y políticos lanzan a Cristo es precisamente la de trabajar en sábado, blasfemando así contra Dios. Entonces, y resulta inaudito, Jesús afirma públicamente que «el sábado se hizo para el hombre y no el hombre para el sábado» y se declara al respecto «Señor del sábado», es decir, Dios mismo, lo que es absolutamente escandaloso para la mentalidad de sus adversarios.

      Según el cristianismo, Cristo es una sola persona con dos naturalezas, divina y humana: en el Evangelio de San Marcos es particularmente evidente la humanidad real de Jesús, podríamos decir en cierto sentido la carnalidad y los contrastes son tan vívidos con la de sus enemigos. En el capítulo 1, versículos 14 y 15, leemos: «Después que Juan fue arrestado, 20 Jesús se dirigió a Galilea. Allí proclamaba la Buena Noticia de Dios, diciendo: “El tiempo se ha cumplido: el Reino de Dios está cerca. Convertíos y creed en la Buena Nueva”».21 Ese «Convertíos y creed en la Buena Nueva» es lo esencial del mensaje: «cambiad de mentalidad». Poco después,22 el evangelista nos hace entender bien qué significa cambiar de mentalidad: los pescadores Simón y Andrés, llamados por Jesús, abandonan sus redes y lo siguen y lo mismo ocurre inmediatamente después con Santiago y Juan, socios en los negocios de los primos. Para los discípulos de Cristo, cambiar de mentalidad es sustancialmente adherirse en todo a él, aceptarlo como la luz


<p>17</p>

    En conjunto, los libros sagrados hebreos constituyen el Tanak, del que la Torá es la Ley (los cinco libros del Pentateuco cristiano); los Nevi'im, los Profetas; los Ketuvim, los escritos. En la época de Jesús, son aceptados sin excepciones los libros de la Torá, mientras que los demás libros son admitidos o no, en todo o en parte, según la corriente religiosa. El canon hebreo solo se fijará hacia el 85-90 d. de C. por la academia de Iamnia (o Jabné), entonces dirigida por el rabino fariseo Gamaliel II (nieto del gran Gamaliel I, maestro de Saulo-Pablo antes de su conversión). La academia había logrado la dirección de judaísmo después de la destrucción de Jerusalén y el templo en el año 70 por parte de Roma y el fin del sacerdocio saduceo.

<p>18</p>

  Jn 18, 12-24.

<p>19</p>

  Lc 13, 10 -17.

<p>20</p>

  Se trata de San Juan Bautista, pariente de Jesús y su precursor, no del apóstol homónimo.

<p>21</p>

  Es decir, la «buena nueva» de la salvación eterna.

<p>22</p>

  Mc 1, 16-20.