Amo la vida. Néstor Daniel Farinella. Читать онлайн. Newlib. NEWLIB.NET

Автор: Néstor Daniel Farinella
Издательство: Bookwire
Серия:
Жанр произведения: Философия
Год издания: 0
isbn: 9789878707525
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hechizado lo vi,

      que al principio para mi

      era el mundo un paraíso.

      Así viví sin temor,

      disfrutando los placeres

      del mundo tan seductor;

      en él encontré el amor

      al encontrar las mujeres.

      Mis oídos las oyeron,

      y mis ojos las miraron,

      y ángeles me parecieron;

      mis ojos, ¡ay!, me engañaron

      y mis oídos mintieron.

      Entre placeres y amores

      fueron pasando mis años

      sin recelo ni temores,

      mi corazón sin engaños

      y mi alma sin dolores.

      Mas hoy ya mi corazón

      por su bien ha conocido

      de los hombres la traición

      y mi alma ha descorrido

      el velo de la ilusión.

      Ayer vi el mundo risueño

      y hoy triste lo miro ya;

      para mí no es halagüeño;

      mis años han sido un sueño

      que disipándose va.

      Por estar durmiendo ayer,

      de este mundo la maldad

      ni pude ni quise ver,

      ni del amigo y mujer

      conocí la falsedad.

      Por el sueño, no miraron

      mis ojos teñido un río

      de sangre, que derramaron

      hermanos que se mataron

      llevados de un desvarío.

      Por el sueño, madre mía,

      del porvenir, sin temor,

      ayer con loca alegría

      entonaba en una orgía

      cantos de placer y amor.

      Por el sueño fui perjuro

      con las mujeres allí;

      y en lugar de tu amor puro,

      amor frenético, impuro,

      de impuros labios bebí.

      Mi corazón fascinaste

      cuando me ofreciste el bien;

      pero (¡oh mundo!), me engañaste

      porque en infierno trocaste

      lo que yo juzgaba Edén.

      Tú me mostraste unos seres

      con rostros de querubines

      y con nombres de mujeres,

      tú me brindaste placeres

      en ciudades y festines.

      Tus mujeres me engañaron.

      Que al brindarme su cariño

      en engañarme pensaron

      y sin compasión jugaron

      con mi corazón de niño.

      En tus pueblos no hay clemencia,

      la virtud no tiene abrigo;

      por eso con insolencia

      los ricos, en su opulencia,

      encarnecen al mendigo.

      Y en vez de arroyos y flores

      y fuentes y ruiseñores,

      se escuchan en tus jardines

      los gritos y los clamores

      que salen de los festines.

      Por eso perdí el reposo

      de mis infantiles años;

      dime, mundo peligroso,

      ¿por qué siendo tan hermoso

      contienes tantos engaños?

      Heme a tus pies llorando arrepentido,

      fría la frente y seco el corazón;

      ¡ah!, si supieras cuánto he padecido,

      me tuvieras, ¡os madre!, compasión.

      No te admires de hallarme en este estado,

      sin luz los ojos, sin color la tez;

      porque mis labios, ¡ay!, han apurado

      el cáliz del dolor hasta la hez.

      ¡Que es veneno el amor de las mujeres

      que en el mundo, gozoso, yo bebí!

      Pero, a pesar de todos los placeres,

      jamás pude olvidarme yo de ti.

      Siempre, extasiado, recordó mi mente

      aquellos días de ventura y paz

      que a tu lado viví tranquilamente

      ajeno de este mundo tan falaz.

      Todo el amor que tiene es pasajero,

      nocivo, receloso, engañador;

      no hay otro, no, más puro y verdadero

      que dure más que el maternal amor.

      Vuelve, ¡oh madre!, a mirarme con cariño;

      tus caricias y halagos tórname;

      yo de ti me alejé, pero era un niño,

      y el mundo me engañó, ¡perdóname!

      Yo pagaré tu amor con el exceso

      con que pagan las flores al abril;

      mil besos te daré por sólo un beso,

      por un abrazo yo te daré mil.

      Dejemos que prosigan engañando

      los hombres y mujeres a la par;

      de nuestro amor sigamos disfrutando

      en sus engaños, madre, sin pensar.

      Porque es triste vivir si piensa el alma,

      y mucho más si siente el corazón;

      nunca se goza de ventura y calma

      si se piensa del mundo en la ficción.

      También es oportuno aclarar que, según pasan los años, las imágenes de la mente se van desvaneciendo, pero a pesar de todo, aún recuerdo a un chico caminando por las calles de su barrio. Son las mismas que lo vieran con su portafolio de colegio, con sus clásicos bolsillos repletos de papeles brillantes, goma de pegar, su tijerita... También tenía dos divisiones, era de cuero y el más caro (síntoma de niño mimado), con carpeta, cuaderno, figuritas y hasta algún avión o barco de papel, guardado rápidamente, por miedo a ser descubierto por su madre, o por su maestra.

      – Un avión o un barco de papel, es un juguete; que nos puede representar confianza, pero también lo breve que puede ser la vida. He arrojado barcos y aviones por un tramo de agua o por un espacio aéreo determinado; tuve confianza que llegarían a destino, los arrojé con fe, y se hundieron o se estrellaron contra una pared. Ellos me enseñaron lo breve que puede ser el camino; lo efímera que puede ser la vida, lo perfecta que puede ser sí tenemos quien nos ame, efímero el amor