“MIS DÍAS DE AUSENCIA” nace desde el principio de mí historia, desde ese 16 de Diciembre de 1964...
Tanto tiempo pasó desde entonces que creí olvidarla; cuántas veces la busqué, sueño aún con encontrarla...
¡He pensada solamente en ella!
¿Cómo alcanzarla?
Ha tardado tanto tiempo que se hace tarde...
Es bella como una fantasía; cuando pase junto a mí, no la reconoceré...
La felicidad es un sentimiento muy intenso de alegría causado por un hecho, una idea, que se produce en un ser humano cuándo éste cree haber alcanzado una meta deseada. Se puede interpretar respecto al sistema dicotómico, “PRESENCIA – AUSENCIA”, de la siguiente forma:
“PRESENCIA = YO TENGO FELICIDAD – AUSENCIA = YO NO TENGO FELICIDAD”
“PRESENCIA = YO SOY FELIZ – AUSENCIA = YO NO SOY FELIZ”
De eso se trata ésta historia, de buscar la “FELICIDAD”...
El día 21 de Septiembre de 1989 escribí la poesía “FELICIDAD”.
En algún lugar de mí memoria;
en mis recuerdo, tú...
Amé entrañablemente esas horas...
– ¡Infancia! ¡Adolescencia! –
Un día tuve que balancear con una lágrima,
mis años de bonanza...
Mi vida mansa...
Vuelve a mí,
sos el reflejo de mis ojos que:
Llevan la tierna añoranza de haberte poseído (ibas de paso);
la carga de las lágrimas que recorrieron mis pupilas (tu partida) y,
el desenfreno de aquellas que las recorrerán (por esperarte).
Sé que estás en todas partes;
más si corro presuroso a buscarte,
donde quiera que yo vaya,
ya has partido...
Amé entrañablemente esas horas...
Ingenuo cual un niño salto hacia ti, felicidad...
Destino de caminante es hacer caminos...
¡Amé, como he vivido!
Año 1972
Sí deseamos conocer el origen del término “AUSENCIA”, tendríamos que remontarnos hasta el latín.
– Sí habré remontando barriletes en mí vieja ciudad de Banfield, y cuántas veces he llegado a casa llorando porque se me enganchó un barrilete en los cables de luz. Recuerdo que una vez lloré una semana completa por mí barrilete preferido; y cómo no llorar sí era el de mí personaje favorito, “EL ZORRO”.
Mi padre Don Ernesto Daniel Farinella, adrede, todos los días llegaba a casa del trabajo a las diecisiete y treinta horas para que veamos juntos mí serie predilecta de televisión, “EL ZORRO”. Luego se volvía a ir a trabajar; previo baño, cambio de camisa, corbata y traje. Éste es el legado que me dejó mí padre, el amor que puso cada día para hacer doble esfuerzo y doble trabajo. –
La palabra “AUSENCIA”; procede de la palabra latina “ABSENTIA”, que deriva a su vez de “ABSENS”, que puede traducirse como que está fuera de lugar, está “AUSENTE”.
Año 1973
Con ocho (8) años me encontraba cursando el tercer grado de la escuela primaria; mi abuela materna me había comprado un bolso tipo marinero color verde oliva o verde militar, al mismo lo utilizaba todos los días que mi abuelo materno debía ir al correo. Acompañaba al abuelo mientras iba girando mi bolso de marinero con mí mano derecha; en ese entonces había una publicidad de una margarina muy conocida, en la cual una nena hacía girar una cartera con su mano derecha mientras cantaba, era para untar, era para untar...
La Empresa Nacional de Correos y Telégrafos era una empresa pública argentina que prestaba servicio postal, telegráfico y monetario; el abuelo contaba con una caja de ahorro, con una cuenta, en la cual depositaba su dinero para que le paguen intereses. Cuando el abuelo necesitaba ir al correo a depositar dinero; el mismo lo llevaba yo en mi bolso tipo marinero, siempre hubo inseguridad y había que tomar algunas medidas precautorias...
Quien podría desconfiar de un niño de ocho años haciendo girar un bolso con su mano derecha...
“Era para untar, era para que untar...”.
Año 1974
A la edad de nueve (9) años me encontraba cursando el cuarto grado de la escuela primaria; mis estudios primarios los cursé en la Escuela N°76, Perito Francisco Moreno de la localidad de Banfield, partido de Lomas de Zamora. Allí fue donde conocí el libro El Gaucho Martín Fierro escrito por José Hernández, dispuse entonces de un instrumento capaz de expresar valores que no dependen del grado de instrucción que poseamos. Es decir; los que hemos recibido una educación, media o superior, podemos considerar a “la esperanza” de igual manera que aquellos que no la han recibido; nos alcanza a todos, humanos, la definición que expongo imperfectamente. “La esperanza” es el estado de ánimo, una cuestión de fe, en el cual se considera que aquello que uno quiere lograr es posible. Por lo tanto, conforme al sistema dicotómico “AUSENCIA – PRESENCIA” podríamos interpretar a “LA ESPERANZA” de la siguiente manera:
– “AUSENCIA”: NO TENGO ESPERANZA.
· Pues debe saber muy poco aquel que no aprendió nada.
– “PRESENCIA”: TENGO ESPERANZA.
· Es mejor que aprender mucho el aprender cosas buenas.
· Libro: El Gaucho Martín Fierro.
· Escritor: José Hernández.
Años 1974 y 1975
En mí, el primer amor se manifiesta a los nueve (9) años. Estaba en cuarto grado, y enamorado de la maestra de quinto. Tan grande fue mi amor; que por miedo a no pasar de grado, saqué diez en lenguaje, a pesar de nunca haber sido bueno para las letras, incluso ahora...
Y, por fin, el boletín de cuarto con el tan esperado:
“APROBADO, PASA A QUINTO GRADO”.
Esto significaba el libre acceso; a lo que pensaba, era el amor...
Después de largas vacaciones; pasadas a la sombra de la casa o bajo el ardiente sol, en alguna playa no muy lejana ahora, pero si para mi mente infantil, comenzaron nuevamente las clases. La maestra había cambiado de escuela; y el amor, como vino, se fue...
Año 1975
River Plate es uno de mis grandes amores; en varias oportunidades he manifestado mi pasión por el club “Millonario”, incluso tuve sensaciones encontradas con nuestro eterno rival Boca Junior. Mi tío, y hermano de mi padre, Don Francisco Farinella, todos