El mundo indígena en América Latina: miradas y perspectivas. Beatriz Paredes Rangel. Читать онлайн. Newlib. NEWLIB.NET

Автор: Beatriz Paredes Rangel
Издательство: Bookwire
Серия:
Жанр произведения: Социология
Год издания: 0
isbn: 9786073030380
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nuevos templos y edificaciones. Sin embargo, en medio de ese escenario lamentable había una pequeña élite que vivía en la opulencia, como se aprecia por los ropajes, joyas y accesorios lujosos de los hombres y mujeres, y por la obesidad de los niños.46

      El ritual comienza con el sumo sacerdote dirigiéndose al pueblo:

      Ante el clamor del pueblo, eufórico por presenciar el ritual de sacrificio, colocan al primer indígena en la piedra sacrificial. Puñal en mano, el sumo sacerdote mira la ofrenda y dice: “Guerrero, ¡dispuesto y sin temor! Con tu sangre, ¡renuevas el mundo eternamente! Recibe nuestro agradecimiento”. En la secuencia, el supremo sacerdote apuñala al indígena en el pecho, le arranca el corazón para después elevarlo a los cielos y grita: “¡El corazón de Dios!”, ante el clamor popular, la mirada atenta de aprobación de los dirigentes y el temor de los demás indígenas que serán ofrendados.

      El ritual prosigue: colocan el corazón en una hoguera, decapitan al indígena muerto y tiran cabeza y cuerpo por la pirámide escalera abajo. Inmediatamente después se repite el mismo procedimiento con una nueva víctima, tras lo cual encaminan a Garras de Jaguar, que es la siguiente ofrenda, en tanto él recuerda a su esposa sin aceptar que lo van a matar. Pero el ritual es interrumpido por un eclipse solar en el instante exacto en que lo apuñalarían. La representación cinematográfica del eclipse parcial que precede al eclipse total dura menos que el fenómeno astronómico natural, pero es suficiente para generar un impacto en el clímax de la trama. Rápidamente, el sumo sacerdote tranquiliza a la multitud aparentando que esto fue el gran final del espectáculo de la matanza; en definitiva, como buena conocedora de astronomía que era, la élite sacerdotal sabía que iba a ocurrir un eclipse, el cual estaba previsto que formara parte del espectáculo para engañar a las masas y resaltar el poder divino del rey maya y de la élite sacerdotal. Bajo la breve oscuridad generada por el eclipse, el sumo sacerdote maya comenta: “Pueblo de la Bandera del Sol: no tengan miedo. ¡Regocíjense! Kukulcán bebió suficiente sangre. Saciamos su sed. Gran Dios, muéstrenos que está satisfecho. Deje que su luz regrese a nosotros”.

      Cuando termina el eclipse solar, regresa la claridad; el pueblo vibra de emoción, el sacerdote ríe de satisfacción y el dirigente se levanta para ser ovacionado triunfalmente por la multitud. El supremo sacerdote interpreta el fenómeno del eclipse solar como una señal de que Kukulcán no necesita más sacrificios y, por tanto, concluye el ritual religioso. Así, retiran a Garras de Jaguar de la piedra sacrificial y el sacerdote manda liberar a los prisioneros que no fueron sacrificados, lo que dará inicio al augurio de la muchacha sobre el fin de la civilización maya.

      Figura 9. Escenas del ritual de sacrificios humanos de los mayas en la película Apocalypto, de Mel Gibson. [Museo Peabody de Arqueología y Etnología, Universidad de Harvard, Cambridge, Estados Unidos.]

      Algunos expertos del mundo maya discrepan de la visión romántica que persiste sobre esta cultura. “Los primeros investigadores intentaron hacer una distinción entre las culturas ‘pacíficas’ y las ‘brutales’ del México Central”, escribió David Stuart en un artículo de 2003; “Ellos dijeron incluso que el sacrificio humano era raro entre los mayas”. Aunque, al referirse a esculturas de piedra y pinturas murales, Stuart afirma: “Encontramos muchas semejanzas entre los aztecas y los mayas; por ejemplo, una ceremonia maya en la que un sacerdote grotescamente vestido ofrece las heridas de una víctima al parecer viva durante un sacrificio, y aun sacrificios infantiles”.

      En realidad, en los rituales mayas los prisioneros de guerra se sacrificaban “en lo alto de la pirámide [...] con brazos y piernas sujetos mientras el sacerdote abría su cofre, que contenía un puñal de sacrificio, y le abría el corazón en señal de ofrenda”. Incluso en la prensa mexicana, en un artículo del periódico Reforma, Juan E. Pardinas escribe: “La mala noticia es que esa interpretación histórica tiene unas dosis de realidad [...] Los personajes de Mel Gibson se parecen más a los mayas de los murales de Bonampak que a los que aparecen en los libros de la SEP (Secretaría de Educación Pública)”.

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