Terapia de grupo en niños. Neva Milicic Müller. Читать онлайн. Newlib. NEWLIB.NET

Автор: Neva Milicic Müller
Издательство: Bookwire
Серия:
Жанр произведения: Документальная литература
Год издания: 0
isbn: 9789561425743
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es posible visualizar que hay fuerzas de atracción y rechazo entre los distintos niños. Es necesario registrar la forma en que los niños interactúan en el grupo, ya que sin duda esta conducta tiene una alta correlación con la forma en que se comportan con sus compañeros en sus contextos naturales.

      También se distinguen las fuerzas centrífugas o centrípetas que aglutinan al sujeto con otros o lo segregan. Estas fuerzas determinan la distancia física y psicológica con que los niños se sitúan unos de otros.

      En las fuerzas interpersonales aparecen claramente las necesidades de cercanía o distancia de ciertas personas y las conductas de sumisión y dominio. Algunos asumen más activamente la búsqueda de comunicación con los otros y los que son solicitados tienden a asumir una actitud respondente.

      Es posible encontrar situaciones de triangulación entre los miembros que generan conflictos y a las que es necesario estar alerta para lograr su utilización con fines terapéuticos.

      Una situación a la que es necesario prestar especial atención es la de los niños que asisten al grupo derivados por un cuadro de inhibición. Estos niños tienden a repetir el sentimiento de sentirse excluidos, y la situación de grupo terapéutico debería constituir para ellos una experiencia emocional correctora y no una confirmación de sus temores a ser socialmente incompetentes. Estos niños, en nuestra experiencia, son los que experimentan mayor progreso en la medida en que ven normalizadas sus dificultades al conocer las emociones de los otros.

       Fuerzas intrapersonales

      Son fuerzas no biológicas que nacen de necesidades de carácter interno y que empujan desde dentro. Se relacionan con necesidades de aceptación, comunicación, seguridad y pertenencia, y marcan en forma importante los vínculos que las personas mantienen con el grupo. Por ejemplo, una persona con carencias afectivas que pueden impulsarla a asumir una actitud muy protagónica dentro del grupo, derivada de su inseguridad, o bien un niño podría tener mucha dificultad en compartir los juguetes y materiales con los otros miembros del grupo por haber sido muy consentido en su familia.

      Estas fuerzas tienen que ver con las necesidades psicológicas individuales que el niño trae al grupo. Así, un niño que ha experimentado una sensación de rechazo, va a repetir los mismos comportamientos que utiliza en sus contextos habituales, a pesar de que esas conductas hayan mostrado no ser eficientes para conseguir la aceptación del grupo. Con sus acciones va a modificar la dinámica del grupo, por ejemplo, siendo muy disruptivo del trabajo de los otros en la búsqueda de no sentirse excluido, produciendo un efecto de desorganización en el grupo.

      Lo mismo puede ocurrir en el caso de una niña con problemas de autoestima, que puede actuar en relación a sus compañeros en forma muy seductora en la búsqueda de seguridad, lo que genera en el grupo interacciones basadas en las capacidades de seducir y ser seducido, constituyéndose una dinámica en que el grupo se erotiza.

      Otro ejemplo en relación a las fuerzas intrapersonales lo constituyen los niños con problemas de rendimiento escolar. Estos estudiantes, que por su historia de fracaso académico tienen mucha ansiedad en lo que se refiere a temas escolares, generan una actitud de evitación y rechazo frente a cualquier actividad de lápiz y papel u otra que aparezca levemente escolarizada, actitud a la que otros miembros del grupo pueden sumarse. En tanto que un niño en cuya identidad el conocimiento y lo que sabe es muy central, puede generar en el grupo una dinámica competitiva orientada a conocer quién sabe más.

      Tener una actitud que visibilice y valore estas características, permite la utilización de estas fuerzas intrapersonales para los objetivos terapéuticos individuales y grupales.

      Cualquier relación con un grupo se asemeja mucho a la relación que se tuvo en la primera experiencia grupal que, en general, es la familia y desde allí se configura la relación que se establece con el grupo. En otras palabras, se refiere a la transferencia que las personas tienden a realizar de sus primeras experiencias en el grupo primario que es la familia y que están registradas a nivel no consciente. Esta definición de las fuerzas grupales aparece dentro de la tradición psicoanalítica y a decir de López-Yarto (1997), en los grupos se re-viven antiguas y profundas experiencias infantiles. Sería como una matriz que fuerza a reproducir los conflictos individuales. Estos conflictos se pueden relacionar con represión de sentimientos, rivalidades no resueltas y conflictos con la dependencia.

      Las relaciones con los padres como figuras que son fuente de afecto y de autoridad y la relación con los hermanos, tienen su impacto en cómo los niños se relacionan en el grupo con los terapeutas y con los compañeros. Así, por ejemplo, un niño sobreprotegido y dependiente va a estar constantemente demandando atención y guía de parte de los terapeutas, con lo que será poco autónomo y ocupará mucho del espacio y el tiempo de éstos, si no se realizan intervenciones terapéuticas orientadas a revertir esta situación. Otro ejemplo lo constituyen los hijos únicos, los que presentan habitualmente más dificultad para hacer alianza y asociarse con otros niños para hacer las tareas de grupo, compartir materiales, juguetes y dulces.

      A modo de síntesis, a continuación se entrega el siguiente cuadro de la propuesta de Knowles y Knowles (1972) acerca de las fuerzas que mueven los grupos:

      Speier (1977) identifica tres procesos en la psicoterapia grupal, que si bien no son separables, son posibles de distinguir:

       1. Procesos propios de la psicoterapia en general:

      Se refieren fundamentalmente a la disminución de la ansiedad, la catarsis, la solución de problemas de personalidad, fortalecimiento y desarrollo del yo.

       2. Procesos propios de la interacción en el grupo:

      Es posible observar una desinhibición más rápida, un clima emocional más intenso, una mayor rapidez en la resolución de la culpa, en la disminución de la ansiedad, en el encuentro de soluciones positivas y en el cambio a través de la percepción de un problema desde distintos puntos de vista.

       3. Procesos basados específicamente en la vivencia y participación grupal:

      Existen tres procesos que surgen particularmente en la interrelación grupal:

      • La vivencia común: el sentimiento de compartir problemas aliviándose más rápidamente por la vivencia de generalidad.

      • El proceso de socialización y maduración de la personalidad a través de la interacción: se realiza en su medio natural, ampliándose la relación en la interacción con el terapeuta y en la relación con los miembros del grupo. Se produce un desarrollo de los rasgos positivos que llevan al equilibrio, permitiendo una buena convivencia.

      • El proceso de diferenciación e individuación a través de la interrelación grupal: los rasgos positivos dentro de la relación social se integran en un desarrollo más completo de la personalidad.

      Por su parte, Kaplan y Sadock (1996) plantean que las terapias grupales, según la forma en que enfrentan el proceso terapéutico, podrían clasificarse en tres tipos:

      • Terapia grupal centrada en el paciente.

      • Terapia grupal centrada en el líder o terapeuta.

      • Terapia grupal centrada en el grupo.

      En las terapias centradas en el paciente y en el terapeuta, el individuo es la unidad básica del grupo y el cambio terapéutico se relaciona con el insight que la persona va haciendo respecto de su dinámica intra e interpersonal.

      En las terapias centradas en el grupo, la unidad básica es el rol que la persona juega consigo misma y con el grupo. El cambio terapéutico se produce una vez que el sujeto comprende que los roles sociales están gobernados por fuerzas inconscientes primitivas, que determinan la conducta individual tanto como la grupal.

      El trabajo de grupo