Sociedad Pantalla. Esteban Ierardo. Читать онлайн. Newlib. NEWLIB.NET

Автор: Esteban Ierardo
Издательство: Bookwire
Серия:
Жанр произведения: Документальная литература
Год издания: 0
isbn: 9789507546426
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por las megacorporaciones que lo dominan todo entre bastidores, las empresas ya no solo son entidades comerciales, sino que se transforman en monopolios de los flujos de información y de los medios de comunicación. El futuro es el estallido urbano desaforado: las ciudades que crecen como hiedra por todas partes, megalópolis que extienden sus fronteras hasta los confines mismos del planeta. La construcción urbana se multiplica en forma paralela a la propagación de la información: más servidores y almacenamiento de información, más internet, más computadoras y celulares, mejor vigilancia y monitoreo de los gustos. En la mirada distópica el pesimismo contamina el mañana: para ella la inmersión en los entornos electrónicos va de la mano de la pérdida de las oportunidades de vida fuera de la tecnocracia voraz. Entre tanta complejización y acumulación de los flujos de capitales e información se erige la amenaza de puentes que se derrumban: los puentes que llevan hacia la felicidad individual o colectiva.

      Desde las cuevas y las flechas, las hachas y cuchillos de piedra hasta los misiles, el hombre siempre ha estado rabioso por las armas y la sangre. Pero las guerras no solo retumban en el pasado y en el presente, sino que, para la mirada distópica, su infierno se extenderá hasta el futuro. En El hombre contra el fuego, de Black Mirror, los guerreros del mañana persiguen a “cucarachas” para exterminarlas, porque, supuestamente, portan peligrosas enfermedades. En la parte segunda de este libro analizaremos el universo temático de cada capítulo de la serie en particular, pero aquí aludiremos de manera específica al ejemplo de la continuación y perfeccionamiento tecnológico de la guerra como visión distópica, como mirada pesimista de un mañana que se empecina en seguir destruyendo la utopía de la paz perpetua.

      En Black Mirror la guerra devora el futuro. Ningún progreso moral asegura que el hombre expulse de sí la violencia militar organizada. Y si la serie proyecta la guerra en el futuro, lo hace, como es inevitable, imaginando ajustes tecnológicos que mejoran la eficacia de los soldados en el momento de matar. Un particular tipo de implante o máscara libera a los guerreros de ver al enemigo que aniquilarán: les ahorra los conflictos morales que podrían surgir de tomar conciencia de que están asesinando a sus semejantes. El dispositivo o máscara que se les implanta invisibiliza al enemigo real, otra sustitución de la realidad física por imágenes proyectadas; es decir, el reemplazo de lo real por lo virtual.

      Pero el pacifismo de Kant resultó ser una ilusión, se diluyó en teoría filosófica. Así lo demuestran los conflictos bélicos que se extienden hoy alrededor del globo, y El hombre contra el fuego. Al final, la lógica de los intereses de la guerra se impuso. La guerra como continuación de la política por otros medios (Klausewitz); como expansión imperial (la Inglaterra victoriana); como industria armamentística de un complejo militar industrial (según la famosa definición de Dwight D. Eisenhower); o como medio de “purificación racial”, como luego veremos, desde otro matiz, en El hombre contra el fuego. La visión utópica del mundo sin guerra aparece negada, siempre, por los intereses que engendran los conflictos. Black Mirror nos muestra que las guerras continuarán, las formas de matar se multiplicarán y la manipulación psicológica de los soldados se mejorará por medios tecnológicos. Un mundo libre de las convocatorias a la muerte de los ejércitos es imposible, tanto hoy como mañana.

      Un segundo ejemplo de quiebre de lo utópico por lo distópico que nos sugiere Black Mirror se sitúa en la disolución del anhelo utópico de confraternidad que se vislumbra en Odio Nacional. (De nuevo, aquí solo aludiremos a este aspecto en particular del episodio; en la segunda parte, analizaremos su entramado ficcional completo y los temas que abre para la reflexión y toma de conciencia críticos de ciertos procesos de la contemporaneidad).

      En la sociedad del siglo XIX, muchos movimientos cooperativistas, desde una matriz socialista, intentaron construir la fraternidad a través del apoyo mutuo, la igualdad y cooperación. El sueño del socialismo utópico saintsimoniano. Pero la utopía de la confraternidad cooperativista no pudo domar las tendencias individualistas. Tanto los falansterios como la comunidad de New Harmony, de Richard Owen, naufragaron. La realidad del capitalismo, del egoísmo y el interés individualista, las reglas de una economía de la competencia continua, destruyeron muchos de los emprendimientos cooperativistas.