Sociedad Pantalla. Esteban Ierardo. Читать онлайн. Newlib. NEWLIB.NET

Автор: Esteban Ierardo
Издательство: Bookwire
Серия:
Жанр произведения: Документальная литература
Год издания: 0
isbn: 9789507546426
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la disminución de las libertades individuales en la coyuntura de un peligro exterior, los brotes de histeria colectiva (como el evidenciado por la emisión radiofónica de La guerra de los mundos, de Orson Welles). Ninguno de esos temas podía ser cuestionado de forma frontal. Por lo que el medio crítico más eficaz era la alusión a otra realidad, o a una dimensión desconocida, como fuerza de desestabilización de un mundo de racionalidad estrecha y estandarizada.

      La ficción de Serling, aunque subrepticiamente, deslizaba la idea de una realidad más libre, bajo la forma de una dimensión distinta, no dominada por los límites de la lógica o de una política asfixiante. Así, mediante el juego de la ficción, La dimensión desconocida desbarataba el deseo burgués de la rutina, de la continuidad del tiempo convencional y de lo fácilmente comprensible. La ficción de Serling ponía al descubierto una zona crepuscular, una región de transición a la libertad imaginativa, muy distinta a la realidad política del recorte de libertades civiles. Proponía una salida hacia otra dimensión, que no era pura fantasía, sino otra forma de experimentar el mundo. No desde la sofocación y estrechez conocidas, sino desde otro rango de realidad que se le presentaba a la mente. Por eso, en la locución de apertura de la primera temporada, Serling anunciaba: “Al igual que el crepúsculo que existe entre la luz y la sombra, hay en la mente una zona desconocida en la cual todo es posible; podría llamársele, la dimensión de la imaginación, una dimensión desconocida en donde nacen sucesos y cosas extraordinarias como los que ahora vamos a ver. ¿Qué no es posible? Todo es posible en el reinado de la mente, todo es posible en la dimensión desconocida”. Y luego, en la locución de la apertura de la temporada final de la serie: “Abramos esta puerta con la llave de la imaginación. Tras ella encontraremos otra dimensión, una dimensión de sonido, una dimensión de visión, la dimensión de la mente. Estamos entrando en un mundo distinto de sueños e ideas. Estamos entrando en la dimensión desconocida”. Entrar en la dimensión desconocida era la salida hacia un espacio más amplio, antes no experimentado. Una pretendida experiencia que liberaba la mente de la lógica y las costumbres repetidas.

      En la encrucijada de la década de los sesenta, la llegada del hombre a Luna, el impacto tecnológico del momento, pudo haber construido un movimiento de salida hacia otra conciencia. Esa salida pudo ser conciencia derramada hacia una dimensión más universal, o decididamente cosmológica, por el interés creciente por la Luna, el mundo astronómico de nuestro sistema solar, las estrellas y el espacio exterior. Pero ese camino quedó trunco por los intereses terrenales del capitalismo de la posguerra y por la incapacidad del hombre como especie para superar su condición violenta, belicosa, controladora y manipuladora. El fracaso del salto de la conciencia hacia un espacio abierto por la tecnología espacial y por las pretensiones de cambio de la contracultura, redujo el espacio cósmico a un variable más del entretenimiento. El desarrollo técnico cultural perdió la oportunidad de impulsar un cambio de estructura mental, para quedar definitivamente engrampado en el embrujo de las pantallas autorreferentes. No continuó su camino como proyección hacia el espacio exterior, como dimensión desconocida, sino que se encapsuló en la forma de proyecciones dentro de nuestros dispositivos. De la promesa de un espacio abierto real a explorar y descubrir pasamos al encierro dentro de las pantallas o del mundo signado por las redes, el espectáculo continuo y la invasión de la privacidad por el espionaje informático. Lo encapsulado. Lo no abierto. La maldición Black Mirror.