Atrapamiento y recuperación del alma. José Luis Cabouli. Читать онлайн. Newlib. NEWLIB.NET

Автор: José Luis Cabouli
Издательство: Bookwire
Серия:
Жанр произведения: Сделай Сам
Год издания: 0
isbn: 9789507546778
Скачать книгу
la espada así y veo para dónde retrocede —haciendo el gesto del lance con la espada.

      T: Eso es.

      N: Hasta ahora, siempre retrocede sobre la izquierda. Entonces pienso: dos veces sobre la izquierda. Sigo avanzando hacia un costado y hacia el otro. Él sigue con la red, la red es peligrosa. Tira la red de nuevo y yo la esquivo con el escudo. Sé que lo va a intentar de nuevo y ahí voy a aprovechar. Nuevamente la tira y simulo que me agarra como si ése fuera mi punto débil. Seguimos rodeándonos. De nuevo tiro una estocada. ¡Siempre hace lo mismo! ¡Retrocede sobre la izquierda! —cada vez con mayor excitación.

      T: Eso es, seguí.

      N: Él amaga de nuevo con esa red y ahora… ¡me voy sobre él! Pero no doy un paso solo sino que doy dos y ahí… ¡casi le acierto! Sobre el costado, algo le herí sobre el costado. Ahí su mirada ya tiene un poco de miedo. Sigo entonces y ahora me acerco un poco, ahora me acerco un poco —jadeando.

      T: Seguí.

      N: Él está con el tridente y yo tengo que destruir el tridente. Tira la red y yo… ¡corto! ¡Corté el tridente! Lo desarmé con el tridente. La gente grita “¡ehhhhhhh!”; ellos quieren ver una buena pelea, quieren ver sangre y él tiene un poco de miedo, ya lo pesqué en su mirada. De nuevo él tira la red y yo… ¡le clavo la espada! ¡Paaa! Le clavé la espada —estremeciéndose—. Él se desploma y yo, ¡le clavo la espada en el corazón! No hay que darle oportunidad. Nunca sabés cómo son.

      T: Eso es.

      N: Y ahí muere. La gente grita “¡Cle-món! ¡Cle-món!”. Pero yo estoy lejos.

      T: ¿Dónde estás?

      N: Ya no escucho. Ya hice lo que tenía que hacer. Levanto la espada manchada con sangre. ¡Cle-món! ¡Cle-món! —apaciguándose.

      T: Muy bien. Ahora contaré hasta tres y avanzarás al próximo hecho marcante en esa vida después de haber matado a ese contrincante. Uno, dos, tres. ¿Qué está pasando?

      N: Estoy con un chico, es mi hijo. Él está a mi lado, jugando. Yo soy mayor, no soy viejo, pero tengo mis años. Estoy como en una campiña sentado sobre un asiento de piedra. Me gusta ver jugar a mi hijo. He sobrevivido por él. Pero hay malas noticias. Hay invasores, ejércitos enemigos que vienen y no nos vamos a poder defender. Están avanzando y son muy rápidos y sé que pronto van a venir. Es difícil escapar, casi inútil, y estoy cansado de escapar. Escucho los cascos de los caballos, sé que están viniendo.

      T: Sí.

      N: Me pongo de pie. Me pongo el casco, tomo el escudo y tomo mi espada. Pero es para morir en combate, nada más. Son muchos, son buenos, no hay escapatoria. De nuevo enarbolo mi escudo. No tengo miedo, empuño mi espada y… otra vez esa sensación.

      T: ¿Cómo es esa sensación?

      N: Como si toda una energía me atravesara de la cabeza a los pies —una vez más su cuerpo tiembla y se estremece—. Es como si fuera la energía de Marte, de la guerra. ¡Fffffffffffff! ¡Ahí está, te toma! ¡Ffffffff!

      T: Eso es. Sentí cómo te toma esa energía.

      N: Y ahí vienen, a caballo. Son muchos, con lanzas. Alcanzo a herir a uno que viene pasando. Son muchos, pero no importa. No voy a permitirles que les sea fácil. Algunos me voy a llevar conmigo. Siguen viniendo, empieza el combate; ¡fá!, ¡pá!... ¡Ah!, ¡la pierna!

      T: ¿Dónde te dieron?

      N: En la cabeza, y me clavan una lanza, ¡ahhhh! —gimiendo y llorando.

      T: ¿Qué está pasando?

      N: Viene mi hijito gritando “¡padre, padre, padre!” —llorando—. Trato de hablarle, pero no puedo.

      T: Seguí.

      N: No puedo hablarle, ¡no puedo! —sigue gimiendo y llorando—. Ya me estoy yendo de mi cuerpo y le pido al Padre que me reciba.

      T: Y ahora fijate, hasta aquí, ¿cuál es el momento más terrible de esta experiencia?

      N: Son dos momentos; uno, cuando siento que me clavan la lanza y sé que es el final, y el otro, cuando no le puedo decir a mi hijo todo lo que lo quiero.

      T: Fijate en el momento cuando te clavan la lanza. ¿Cuáles son tus reacciones físicas en ese momento?

      N: Se me hunde el estómago. ¡Ahhh! Como que me clavan contra el piso, se me parte el estómago.

      T: ¿Y cuáles son tus reacciones emocionales cuando sentís que te clavan contra el piso?

      N: ¡Ahhh! No hay nada que hacer, es el final.

      T: ¿Y cuáles son tus reacciones mentales cuando te clavan contra el piso y ya no hay nada que hacer?

      N: Yo quiero ver a mi hijo, quiero ver a mi hijo.

      T: Y ahora fijate, ¿de qué manera todo esto está afectando tu vida como Nicolás? Esto de “estoy clavado contra el piso”, “se me hunde el estómago”, “no hay nada que hacer” y “quiero ver a mi hijo”. Todo esto, ¿qué te hace hacer en tu vida como Nicolás?

      N: Quiero ver a mi hijo.

      T: Y esto, ¿qué te hace hacer?(A veces es necesario repreguntar para que surja el resultado final de las reacciones inconscientes.)

      N: Me hace depender de él, no ser yo para estar con él. No seguir mi percepción, mis intuiciones.

      T: Y todo esto, ¿qué te impide hacer?

      N: Me impide ser definitivamente yo mismo, como si estuviera colgado de él y él de mí. No podemos ser libres.

      T: Muy bien, ahora fijate en ese otro momento, cuando no le podés decir a tu hijo todo lo que lo querés. ¿Cuáles son tus reacciones físicas en ese momento?

      N: Se me hace un nudo en la garganta, se me corta la voz. Todo mi cuerpo se aprieta así, quiere y no puede.

      T: Y en ese momento, cuando se te corta la voz, ¿cuáles son tus reacciones emocionales?

      N: Impotencia, bronca, desdicha, quiero hablar y no puedo, quiero decir y no puedo. No es justo.

      T: Y en ese momento, cuando sentís la impotencia y querés hablar y no podés, ¿cuáles son tus reacciones mentales?

      N: No es justo, no es justo, no es justo —llorando—. Yo quiero hablar con mi hijo, quiero decirle todo lo que lo quiero, lo importante que era para mí.

      T: Eso es, y ahora fijate. ¿De qué manera, todas estas sensaciones están afectando tu vida como Nicolás? Esto de “se me hace un nudo en la garganta”, “se me corta la voz”, “quiero hablar y no puedo”, “no es justo”. Todo esto, ¿qué te hace hacer en tu vida como Nicolás?

      N: Me cuesta decir las cosas que para mí son injustas. No me animo a decir las cosas que son injustas.

      T: Y todo esto, ¿qué te impide hacer?

      N: Me impide quejarme de cosas injustas, me somete, me impide ser plenamente yo.

      Nicolás acaba de hacer consciente todas las reacciones que estaban afectando su vida actual. Ahora es el momento de hacer la abreacción para que Nicolás pueda hacer todo lo que no pudo hacer en el momento en que tuvo lugar la experiencia original, y de esa manera terminar definitivamente con el atrapamiento.

      T: Ahora contaré hasta tres y te permitirás hacer esta experiencia más profundamente. Al contar hasta tres retrocederás un instante antes de que te claven la lanza y dejarás que tu cuerpo haga todo lo que tenga que hacer para terminar con estas sensaciones para siempre. Uno, dos, tres. ¿Qué está pasando?

      N: ¡Ahhh! ¡Otra vez! ¡Le doy a una cabeza! ¡Táaa! ¡Veo una pierna! ¡Páaa! ¡Páaa! —dando mandobles a diestra y siniestra como si tuviera una espada en la mano.

      T: Eso es, muy bien. Contaré hasta tres e irás al momento del impacto de la lanza en tu cuerpo. A la cuenta de tres tocaré tu cuerpo y sentirás