La vida antes de nacer. José Luis Cabouli. Читать онлайн. Newlib. NEWLIB.NET

Автор: José Luis Cabouli
Издательство: Bookwire
Серия:
Жанр произведения: Сделай Сам
Год издания: 0
isbn: 9789507546679
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vida adulta expresándose a través de actitudes, pensamientos o reacciones emocionales.

      La vida fetal está íntimamente relacionada con las experiencias de vidas pasadas. Básicamente, la impronta emocional de una experiencia traumática de una vida anterior es reactualizada por un trauma de la vida presente que activa la memoria emocional del hecho anterior. Como regla general ese incidente gatillo se encuentra fundamentalmente en el período intrauterino y en el momento del nacimiento, y en ocasiones puede hallarse también en la primera infancia.

      Fue así que desde mis inicios con la TVP comencé a trabajar en forma sistemática la vida fetal y el nacimiento. Al principio sólo procuraba que la persona encontrara el hecho desencadenante del trauma de vida pasada, pero a medida que fui progresando en el trabajo con los pacientes, fui descubriendo que sus experiencias con la vida fetal iban mucho más allá del simple hecho de vivenciar un incidente traumático. Incluso, los pacientes podían revivir en una misma sesión, sin solución de continuidad, la muerte en una vida anterior, el pasaje por el espacio entre vidas, los instantes previos a la concepción, la propia concepción en su vida actual y el desarrollo en el vientre materno hasta llegar a la experiencia del nacimiento. En ocasiones, había pacientes que en las dos horas de sesión sólo trabajaban con la vida fetal y el nacimiento. Imagínense ustedes todo lo que se puede experimentar en un trabajo de esta naturaleza.

      Han transcurrido doce años desde mis primeras experiencias con la TVP. En este lapso he tenido ocasión de descubrir y constatar muchas cosas que al principio ni siquiera hubiera sospechado. Si hubiese escrito este libro cinco años atrás probablemente hubiese sido diferente. Cinco años atrás me hubiese referido a los hallazgos científicos y a las pruebas de laboratorio que demuestran que las vivencias de los pacientes son verosímiles. Hoy estoy convencido de que, más allá de las teorías que ensayamos para explicar lo que ocurre en el laboratorio, no hay nada más verídico, más trascendente y más valioso que la propia experiencia vital.

      Al igual que en Muerte y Espacio entre Vidas, las experiencias contenidas en este libro han sido extraídas de las sesiones terapéuticas de regresión de los protagonistas. Esto significa que durante la sesión las vivencias que van surgiendo son trabajadas de acuerdo con la técnica básica de la TVP para producir el efecto terapéutico. En la transcripción de estas sesiones he suprimido parte del trabajo terapéutico para rescatar fundamentalmente la experiencia pura de la vida fetal. Considero que el aprendizaje mayor y el mensaje que los protagonistas tienen para cada uno de nosotros está allí, en su vivencia personal. Lo demás sólo implica cuestiones de forma para ayudar a la persona a realizar su trabajo de sanación.

      Si bien es cierto que el tema central que nos ocupa es la vida fetal, es imposible dejar de referirme a las experiencias de vidas anteriores porque todo está concatenado. Las historias de los pacientes, como nuestras propias historias, no se inician en el momento del nacimiento o en la vida fetal. Ni siquiera en el instante de la concepción. Su origen está más allá todavía y para comprender lo que sucede hoy es necesario saber lo que ocurrió ayer. Por este motivo la referencia a las vidas anteriores es casi permanente, porque la vida fetal sólo es una etapa en la experiencia evolutiva del alma.

      Debo confesar que el libro final es totalmente diferente de la idea que tenía cuando comencé a escribirlo. Como si se me hubiese escapado de las manos. Más que autor me veo como presentador y comentarista de las experiencias vividas por los protagonistas y me siento un privilegiado al haber asistido en forma directa a estas experiencias. Todo lo que quieran saber sobre la vida fetal y el nacimiento lo sabrán también ustedes, en forma directa, por boca de quienes revivieron estas instancias trascendentales en la vida de toda persona.

      Como ocurre siempre con los relatos, todo lo que yo pueda decir es poco comparado con la experiencia real. Por mucho que lo intentara, no podría jamás reproducir el intenso dramatismo de algunas de las regresiones incluidas aquí. Si no he abundado en más comentarios es porque creo que todo lo que es necesario saber está contenido en las historias y en las palabras de los propios pacientes. Más allá de todas las experiencias, los acontecimientos y los dramas que cada protagonista revivió, están sus enseñanzas y sus mensajes. El poder de sus palabras y vivencias es para mí de mayor peso y trascendencia que cualquier comentario que yo pudiera aportar. He incluido mis reflexiones sólo con el ánimo de llamar la atención sobre determinados aspectos que me parecieron insoslayables. Una segunda lectura de cada experiencia les permitirá encontrar seguramente otros mensajes que quizás algunos hasta podrán percibir como dirigidos particularmente a ellos.

      Es mi deseo que este libro sea una contribución a la nueva Humanidad que se está gestando. Que los padres puedan encontrar aquí el conocimiento necesario para concebir y recibir a sus hijos con amor, sabiduría y libertad.

       José Luis Cabouli

       18 de agosto de 1999, día de Santa Elena

      Capítulo I

       La fecundación: una cita para tres

      Producida la fecundación del óvulo por el espermatozoide en algún lugar de las trompas de Falopio, la célula huevo o cigoto, en flotación libre, va en busca de la pared del útero para anidarse. A los cinco días y medio ya es un grupo de ciento siete células llamado blastocisto. En su interior están ocurriendo una serie de procesos claves denominados segmentación, compactación, polarización y cavitación, pero todavía no es un embrión. Luego de implantarse, en las dos semanas siguientes se multiplicará mil veces formando primero un disco plano y alargado para luego enrollarse en una serie de tubos. Recién al cabo de las tres primeras semanas a este conjunto de tubos se lo denomina embrión. A los veinticinco días, el tubo que dará origen al corazón comienza a pulsar espontáneamente y a las ocho semanas ya están establecidas todas las estructuras fundamentales del cuerpo y comienza la etapa fetal propiamente dicha. Este período de formación de órganos y desarrollo de los tejidos concluye aproximadamente a los cien días.

      Ahora bien, todo este desarrollo embriológico pertenece a la forma física que seguirá su evolución y crecimiento hasta el final del período fetal. Pero esta forma física que se está gestando va a ser ocupada por un principio consciente, un ser pensante, que tiene conciencia de sus pensamientos, de su individualidad y de su destino aun antes de que se haya concretado la concepción, cuando ni siquiera existe el esbozo de lo que será el sustrato anatómico de su actividad mental.

      En el instante de la fecundación tendrá lugar uno de los fenómenos más extraordinarios que encierra el secreto de la Creación. El óvulo y el espermatozoide corren hacia su encuentro pero, al mismo tiempo, proveniente de otro mundo, de otra dimensión, llega un tercer personaje a la cita: es el alma o principio consciente a punto de encarnar. ¡Qué tremenda energía debe de desarrollarse en ese momento para que el alma se sienta inexorablemente atraída hacia ese punto sin poder sustraerse a su influjo! La concepción actúa como un electroimán con una fuerza magnética irresistible. El alma no puede hacer nada para evitarlo.

      En el momento en que el espermatozoide penetra la membrana pelúcida del óvulo se reúnen las dos polaridades básicas del Universo: positiva y negativa, el yin y el yang. La energía que se pone en juego en ese momento debe de ser algo así como un pequeño Big-Bang. Una paciente que vivenció ese instante lo describió como una explosión de luz. Es en ese preciso momento cuando se produce el anclaje de la energía espiritual en la nueva célula física. Este es un misterio que todavía no alcanzamos a penetrar. Piensen que en ese instante quedan unidos dos universos diferentes: la materia física y el espíritu. Allí, en esa célula inicial que es el óvulo fecundado, comienza la aventura de una nueva encarnación. Cómo es que se produce intrínsecamente este fenómeno es algo que todavía no sabemos pero que podemos imaginar. No se trata de que el alma se mete sencillamente dentro del cuerpo. Es mucho más que eso. Lentamente, a medida que la célula inicial se va segmentando, el alma se va enraizando en cada nueva célula creada por división. Cada célula va siendo rodeada por la energía que irradia el ser espiritual y, al mismo tiempo, esta energía se va anclando en cada una de esas células constituyendo así un nuevo punto de fijación. Lenta y progresivamente, a medida que las células se van multiplicando,