El porqué del presente. Jorge Illa Boris. Читать онлайн. Newlib. NEWLIB.NET

Автор: Jorge Illa Boris
Издательство: Bookwire
Серия:
Жанр произведения: Документальная литература
Год издания: 0
isbn: 9786123182571
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      CAPÍTULO 2

      La primera mitad del siglo XX

      José S. Vásquez Mendoza

      Introducción

      A finales del siglo xix, en Europa Occidental se diseñaron e implementaron múltiples procesos históricos cuyo desarrollo —muchos de ellos, casi en simultáneo— transformó la política, economía y sociedad del Viejo Continente. El primero de los referidos fue la segunda etapa de la Revolución Industrial, en que la ayuda del capitalismo consolidado logró grandes avances tecnológicos, una gran aceleración en la producción y sobre todo la expansión del comercio internacional en la mayoría de continentes. Este nuevo periodo fue dirigido por Gran Bretaña, pero solo en los primeros años. Otras potencias, como Alemania e incluso Estados Unidos, acabarían preponderando en el comercio y la producción mundial (Hobsbawm, 1982, pp. 121-123) en las últimas décadas del siglo xix.

      El auge económico fomentó la búsqueda de materias primas, mano obra y nuevos territorios a quienes vender su manufactura. Entonces, las potencias occidentales iniciaron —en paralelo a su expansión económica— una creciente intervención política en espacios no nacionales, proceso llamado imperialismo y que ve la luz con el reparto de territorios en Asia, África, Oceanía y algunos lugares de América, sin importar la destrucción de culturas o la división de pueblos originarios, o una agresiva —y, en ocasiones, indirecta— transculturización, con la excusa de llevar bienestar y civilización a los “nuevos” territorios. Un ejemplo es lo relatado por el historiador Norman Lowe, quien señala lo siguiente:

      La mayor parte de África fue tomada por los Estados europeos en lo que se conoce como “la rebatiña de África”, que se basaba en la idea de controlar nuevos mercados y nuevas fuentes de materias primas. También se trataba de intervenir en el Imperio chino, que se derrumbaba; en diferentes momentos, las potencias europeas, los Estados Unidos y Japón forzaron a los indefensos chinos a otorgar concesiones comerciales (2012, p. 19).

      Sin embargo, estos procesos también impactaron sobre la situación de trabajadores y obreros, los que, impregnados de nuevas filosofías que apuntaban a criticar su estatus social y sus condiciones de vida, se organizaban de manera gremial y política para denunciar las duras condiciones impuestas por el sistema industrial (jornadas de 14 a 16 horas diarias), el que no les permitía una forma de vida adecuada. Surgiría entonces una serie de conflictos sociales que trasuntaban demandas laborales, sociales y de ciudadanía que se prolongarían en las siguientes décadas.

      Es entonces que la formación de los llamados Estados nación agrupó a diversos pueblos europeos en países, construyendo fuertes lazos nacionalistas, y atenuó la protesta social, debido a la necesidad de defenderse frente a cualquier amenaza extranjera. Es así que, tras las unificaciones de Alemania e Italia, la expansión del Imperio austrohúngaro y del de Rusia zarista, la consolidación de reinos como los de Gran Bretaña y la República Francesa se produjo junto con la conformación de bloques beligerantes que, aun sin declararse la guerra, se miraban con cierto recelo (Aróstegui, García, Gatell, Pafox & Risques, 2015, pp. 94-96). Es así como terminaba el siglo xix e iniciaba el xx, bajo la sombra amenazante de una posible gran conflagración bélica entre las potencias occidentales.

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