Nueva antología de Luis Tejada. Luis Tejada. Читать онлайн. Newlib. NEWLIB.NET

Автор: Luis Tejada
Издательство: Bookwire
Серия:
Жанр произведения: Социология
Год издания: 0
isbn: 9789587148701
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Borda evidencian una mirada bogotanizada sobre un escritor cuya trayectoria vital y cuya producción no fueron estrictamente capitalinas. Luego, la compilación de Escobar Calle, de 1989, rescataba al Tejada despreciado de la tal “prehistoria” que había sentenciado Cobo Borda; pero también señalaba otro extremo: el Tejada que había vivido y escrito solamente en Medellín, durante 1920. Es cierto que la mayor parte de sus escritos quedó plasmada en las ediciones de El Espectador, tanto en Bogotá como en Medellín, pero no hay que desconocer que la trayectoria de Tejada abarcó otras publicaciones y otras regiones.

      En cuarto lugar, y también en consecuencia, había que dejar ver que el escritor vivió etapas o, al menos, que tuvo énfasis, que de las crónicas sostenidas por la paradoja pasó a una escritura más sobria que obedecía a su militancia política. Algunas crónicas ya publicadas en libro decidimos mantenerlas en esta antología; por ejemplo, su relato “La bisabuela” nos parecía imprescindible porque fue el texto con que Tejada quiso comenzar su carrera de periodista en El Espectador de Bogotá, en 1917, pero tuvo que guardarlo porque, según el director del diario, no exponía un asunto de actualidad. Con intención semejante decidimos conservar la última que escribió, “Los partidos del porvenir”.

      En consecuencia, podemos hablar de más de doscientas “nuevas” crónicas (y un solitario poema) que aún no habían sido objeto de una antología; hemos reunido un conjunto de textos que van desde el incipiente cronista que se inició en un periódico estudiantil de Pereira, pasando por su deambular por la costa Atlántica, Medellín, Manizales y Bogotá; se rescata la etapa casi desconocida del cronista en la prensa liberal y protosocialista de Barranquilla, y también se reúne un conjunto representativo de su crítica artística ejercida en el efímero diario El Sol de Bogotá, durante 1922. Hemos creído que mostrando estas “nuevas” crónicas podemos persuadir al lector de que la obra de Tejada fue muy consistente.

      Esta antología, en definitiva, auspicia una lectura y relectura de la vida, la obra y la época del periodista Luis Tejada. Es una renovada invitación para hacer, con la compañía de este escritor, una visita al pasado y, oblicuamente, un examen de nuestro presente.

      1 Esa nota fue reproducida por El Espectador de Medellín, el 25 de junio de 1918. Tejada también recibió tempranos elogios de Luis E. Nieto Caballero, uno de los directores de El Espectador de Bogotá, en su columna “Colombia joven” del 12 de octubre de 1918.

      2 Carta de Luis Tejada a sus padres, Medellín, 29 de mayo de 1916.

      3 Luis Tejada, “La crítica II”, El Universal, Barranquilla, 24 de diciembre de 1918.

      4 Luis Tejada, “Las grandes mentiras”, El Espectador, Bogotá, 4 de noviembre de 1918.

      5 Luis Tejada, “El problema”, El Universal, Barranquilla, 8 de julio de 1918.

      6 Denomino literatura canónica a toda aquella producción escrita encargada de normatizar costumbres y que fue tan prolija en el siglo xix: códigos del buen amor, catecismos católicos y republicanos, manuales de economía doméstica, manuales de urbanidad, lecciones de psicología y moral, y los mismos cuadros de costumbres.

      7 Luis Tejada, “Diatriba de la ironía”, El Espectador, Bogotá, 20 de agosto de 1923.

      8 G. K. Chesterton, “Defensa del desatino”, en: Clásicos Jackson del ensayo, t. 15, Buenos Aires, Ediciones Jackson, 1950, p. 447-451.

      9 El Espectador, Bogotá, 3 de septiembre de 1923.

      10 El Espectador, Medellín, 6 de septiembre de 1922.

      11 Enrique Restrepo, El tonel de Diógenes, manual del cínico perfecto, Bogotá, Ediciones Colombia, 1927, p. 47.

      12 Luis Tejada, “Elogio del espíritu de contradicción”, El Espectador, Medellín, 3 de septiembre de 1920.

      13 En su crónica “Los tres amigos”, El Espectador, Bogotá, 1 de abril de 1921.

      14 Véase al respecto: Peter Sloterdijk, Crítica de la razón cínica, Madrid, Taurus, 1989, 2 vols.

      15 Algunos títulos de prensa de Medellín y de Bogotá, de las décadas de 1870 y 1880, delatan la propensión, sobre todo entre sectores de artesanos, a las disidencias religiosas no católicas. Me baso en mi estudio inédito sobre la sociabilidad política y religiosa de la segunda mitad del siglo xix en Colombia.

      16 Esa cultura política radical también está en la raíz del comportamiento político de otros parientes de Tejada, como su tía María Cano, dirigente socialista a fines de la década de 1920.

      17 Luis Tejada, “El periodista”, El Espectador, Bogotá, 14 de marzo de 1922.

      18 Se trata de la Página de Luis Tejada, que le fue publicada por la revista Universidad, Bogotá, 9 de marzo de 1922.

      19 La compilación fue elaborada por María Cristina Orozco Escobar y Gilberto Loaiza Cano.

      20 Gilberto Loaiza Cano, Luis Tejada y la lucha por una nueva cultura (Colombia, 1898-1924), Bogotá, Tercer Mundo-Colcultura, 1995.

      21 Luis Tejada, Gotas de tinta, Bogotá, Instituto Colombiano de Cultura, 1977.

      22 Luis Tejada, Mesa de redacción, Medellín, Editorial Universidad de Antioquia, 1989.

      23 Cobo Borda creía que el verdadero Tejada surgió en 1921, aunque la misma recopilación de Colcultura recoge, sin saberlo, muchos textos anteriores a ese año. Véase el prólogo del libro Gotas de tinta, op. cit., p. 18.

      Crónicas de 1917

      Glóbulo Rojo de Pereira

      El Espectador de Bogotá

      San Antonio y yo

      San Antonio y yo estamos hoy que no nos podemos ver ni pintados. Como Ustedes saben, San Antonio es el abogado de todas las muchachas feas del mundo y de algunas bonitas de Pereira.

      Pues bien: ayer, cuando entré a la Iglesia a rezar unos ocho padrenuestricos y unas diez y seis avemarías, por todos mis pecados y por los de mis prójimos, vi a una linda morena arrodillada a los pies de un santo que se me pareció mucho a San Antonio. Por supuesto, me tragué los padrenuestros y avemarías que llevaba, y me puse a mirar a la divina rezadora.

      Tenía una mantilla española y negra alrededor de la carita y de los hombros, y unos ojazos tan negros como la mantilla; además, le caían sobre la frente unos crespitos matadores y tan negros,