Pablo, Corinto y el Imperio romano. Panayotis Coutsoumpos. Читать онлайн. Newlib. NEWLIB.NET

Автор: Panayotis Coutsoumpos
Издательство: Bookwire
Серия:
Жанр произведения: Документальная литература
Год издания: 0
isbn: 9788482676944
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influencia romana, en lugar de la griega, se puede ver alrededor de la ciudad. Strabo también menciona que la ciudad permaneció desolada y deshabitada por casi 102 años después de la destrucción por Lucius Mummius, general romano que saqueó y quemó la ciudad.23 P. Coutsoumpos afirma que la ciudad romana de Corinto fue reconstruida por Julio César en el año 44 d.C., y se llegó a conocer como Laus Julia Corinthiensis.24

      No era una ciudad provinciana griega, sino la capital de una provincia romana, una metrópolis ocupada que floreció como centro comercial debido a su ubicación geográfica ventajosa.25 Sin embargo, la ciudad fue transformada de una ruina en una ciudad rica. Sus ciudadanos en la época de Pablo eran conocidos por su riqueza y orgullo.26 También es interesante observar que, mientras Corinto carecía de una aristocracia que desembarcó sin dinero, pronto se desarrolló, junto con un espíritu independientemente leal.27 Pero no todos se enriquecerían, por eso miles de artesanos y esclavos constituían la mayoría de la población. Cuando el apóstol Pablo llegó para iniciar su labor misionera, la ciudad se colmó de comercio como la conexión vital entre Roma y su provincia oriental, atrayendo a comerciantes de todo el imperio grecorromano.28Como ocurre frecuentemente en estos centros urbanos, en el mundo grecorromano, el vicio y la religión (adoración de ídolos), florecieron lado a lado.

      Ídolos e idolatría en la Corinto romana

      A modo de introducción, hemos visto que los ídolos y la idolatría estaban presentes en todo el mundo grecorromano, y Pausanias, escritor viajero de finales del siglo II mencionó claramente que la ciudad estaba llena de ellos.29 Además, era un centro religioso con templos para los cultos más antiguos y los nuevos, floreciendo lado a lado.30 En esta ciudad, llena de ídolos, era muy difícil para algunos miembros de la iglesia vivir y practicar su religión. De acuerdo con Puskas y Reasoner, “la excavación en los sitios del templo ha revelado diversas prácticas religiosas que implican comidas idólatras y ofrendas sacrificiales”.31 Además, se encontraron templos de Apolo, Poseidón, Deméter y Asclepios, un teatro, un gimnasio y una bema o corte de justicia.

      La situación religiosa de Corinto era tan diferente como su población. La extensión y la diversidad de las prácticas religiosas allí debieron haber fascinado al apóstol Pablo.32 Había un templo en cada esquina, por así decirlo. Los templos habían sido construidos, los sacerdotes ordenados y los adoradores asegurados para los muchos diferentes cultos religiosos en la ciudad. También se practicaban cultos de misterio egipcios, tal como la adoración de Isis.33 Los miembros del asentamiento griego original parecen haber incluido devotos de Apolo. Raymond F. Collins en su comentario sobre 1 Corintios observa que siete de los treinta y ocho pilares del templo de Apolo construido por los griegos en el año 550 d.C., siguen en pie alrededor del mercado viejo.34 Era el centro (como Strabo menciona) del culto de Afrodita, cuyo templo estaba en la cumbre del Acrocorinto. Antes y después que el apóstol Pablo visitara la ciudad, las monedas eran acuñadas con imágenes del templo de Afrodita, en parte como una forma de publicidad y propaganda para el culto mismo.35

      Cuando los colonos llegaron en el año 44 a.C., restauraron la adoración de la mayor parte de los dioses antiguos, incluyendo el culto imperial. En el centro de la ciudad estaba el templo arcaico de Apolo que, incluso en los días del apóstol Pablo, debió haber sido uno de los monumentos más llamativos. Este era el tipo de ambiente con el que los cristianos de la ciudad romana de Corinto tenían que lidiar: una ciudad llena de templos y actividades religiosas como parte de la costumbre social.36 El templo de Atena Chalinitis estaba en la vertiente norte, mientras que el ágora tenía un santuario y una fuente dedicados a Poseidón.37 Entre los muchos “cultos de misterio” que involucraban a la gente en rituales secretos y en el ejercicio de “dones espirituales” como la profecía, la necromancia (comunicación con los muertos), la curación espiritual y el espíritu-posesión; el más prominente en Corinto era el culto a Dionisio. Pausanias describe que se habían erigido dos estatuas de Dionisio en el ágora, una conocida como Dionisio el Lisiano y la otra como Dionisio el Revelador.38 Dionisio, a veces llamado Bacchus en las ciudades romanas y alrededor, era el dios del éxtasis y de muchas orgías idólatras. El culto de misterio en el que Dionisio era adorado en Corinto estaba compuesto por mujeres.39 La Corinto romana era también un centro importante para el culto de Isis, la diosa egipcia.40 Los romanos restablecieron el santuario de Deméter y Perséfone con la orientación hacia el mundo oculto y los muertos.

      Dentro de la ciudad había varios santuarios de Apolo y en el ágora había templos dedicados a Heracles, Poseidón, Apolo y Hermes. Para sus propios cultos, los colonos construyeron un templo para Venus-Fortuna, y a su lado, un templo dedicado a “todos los dioses” en el extremo occidental del ágora. Lejos del ágora, en el extremo norte de la antigua ciudad, se alzaba el famoso templo dedicado a Asclepios, el dios de la curación y a su hija Hygieia.41 Los enfermos de cerca y de lejos solían venir a la Corinto romana para recibir tratamiento. Más famoso aún era el templo de Afrodita. Estaba situado en el pico más alto de Acrocorinto. Sus criadas le dieron a la Corinto romana su reputación de inmoralidad, a la que el apóstol Pablo alude repetidamente en 1 Corintios 6:9-20 y 2 Corintios 12:20-21. No solo aludió a estos problemas, sino que también advirtió a los corintios que no participaran en tales prácticas.42

      Según Pausanias, “Su imagen representa a la diosa armada y hay imágenes de los dioses Sol y Amor, este último lleva un arco”.43 El templo de Afrodita que existía en los días de Pablo era dórico, construido en el siglo V d.C. También, Pausanias dice que en la cima del Acrocorinto había un templo de Afrodita que tenía su imagen.44 Afrodita parece haber alentado a sus seguidores a abandonar las prácticas bélicas en favor del disfrute doméstico.

      Otras deidades, además de Apolo, Helios y Afrodita, fueron adoradas en Corinto. Naturalmente Poseidón, el dios del mar, tenía por lo menos un santuario allí que era visitado por los marinos que venían de un viaje largo o que se preparaban para embarcarse en un nuevo viaje.45 Las preguntas son: ¿cómo entonces los creyentes gentiles trataban los requisitos para adorar a los dioses imperiales mientras el apóstol Pablo estaba en Corinto? ¿Cómo reaccionaron los cristianos ante el culto imperial? ¿Qué significaba el mundo romano para Pablo y sus Iglesias? Parece claro que el miembro de la congregación corintia enfrentaba varios problemas difíciles, particularmente, el dilema del culto al emperador.46 Así, Pablo y otros judíos tuvieron que buscar formas de vivir como judíos bajo un gobierno que lo hacía difícil. Esta era, exactamente, la situación de la mayoría de los cristianos que vivió bajo el dominio del Imperio romano.

      El culto imperial en la Corinto romana

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      Grabado 9. Imágenes de los emperadores adorados en la Corinto romana

      El culto imperial romano era una parte importante de los diferentes cultos en la ciudad romana de Corinto. Entre los emperadores romanos, Julio César se permitió ser adorado como dios, pero su sucesor Augusto solo permitió el culto al emperador fuera de la ciudad de Roma. Augusto es conocido en algunas inscripciones como CAESAR DIVI FILIUS, Hijo de Dios, es decir, Hijo del César eterno.47 Los juramentos fueron tomados sobre el espíritu divino del emperador. Su imagen era públicamente adorada. La adoración de la imagen era un deber militar regular. Si esto es cierto, entonces necesitamos saber cuándo la adoración al emperador se convirtió en un fenómeno de todo el imperio.

      El culto federal o provincial era diferente al imperial de una ciudad individual a través del hombre imperial.48 S. R. Price asegura que su creación fue iniciada por la provincia y aceptada por el emperador y el Senado romano.49 Coutsoumpos observa que “el ciudadano romano adoraba al divinizado Julio César y a Roma. En la provincia también adoraban a ‘Augusto y a Roma’, como era parte de la costumbre exigida a todos los ciudadanos del Imperio romano”.50 En este respecto, la influencia religiosa más significativa en Corinto en este período fue el culto imperial que adoraba al poder político como divino. El culto del emperador se difundió a través del espacio público.51