Historia de la República de Chile. Juan Eduardo Vargas Cariola. Читать онлайн. Newlib. NEWLIB.NET

Автор: Juan Eduardo Vargas Cariola
Издательство: Bookwire
Серия: Historia de la República de Chile
Жанр произведения: Документальная литература
Год издания: 0
isbn: 9789561424562
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ambas sin pie de imprenta; Ramón Santelices, Los bancos chilenos, op. cit., pp. 50-51, y César Ross, “Orígenes de la vida bancaria en Chile (1811-1850)”, en Revista Libertador O’Higgins, Año VIII, 8, Santiago, 1991, pp. 46-50.

      841 Barros Arana, Un decenio, II, p. 276.

      842 Agustín Ross, Los bancos de Chile y la ley que los rije. Folleto de Actualidad, Imprenta Excélsior, Valparaíso, 1886, pp. 15-18. También véase Barros Arana, Un decenio, II, p. 312, y Santelices, Los bancos, pp. 57-59.

      843 Los pormenores de esta accidentada iniciativa pueden encontrarse en Agustín Ross, Los bancos, pp.19-35; Barros Arana, Un decenio, t. II, pp. 314-315; Santelices, Los bancos, pp. 63-76; Memoria del Ministerio de Hacienda. Año de 1849, pp. 355-359. También véase Cuestión Sobre el Banco de Chile de Arcos i Compañía, folleto sin fecha ni pie de imprenta, pp. 3-5 y 14. Un ejemplar de él se encuentra en la Biblioteca Marcial Martínez del departamento de Ciencias del Derecho de la Facultad de Derecho de la Universidad de Chile.

      844 Gabriel Salazar ha sostenido que este grupo de mercaderes, denominados por él como merchant-bankers, se habría constituido como “monopolio financiero privado”. Como tal, se habría opuesto con tenacidad a “la instalación y/o desarrollo de cualquiera nueva institución crediticia capaz de regular y/o limitar el crédito privado”. Gabriel Salazar, Mercaderes, empresarios y capitalistas (Chile, siglo XIX), Sudamericana, Santiago, 2009, p. 527. Según el investigador estadounidense Steven

      845 Guillermo Subercaseaux, El sistema monetario y la organización bancaria de Chile, Imprenta y Litografía Universo, Santiago, 1920, pp. 113-115.

      846 Salazar Vergara, Mercaderes, empresarios y capitalistas, p. 198.

      847 Carlos Clavel, Luis Riveros y Rodrigo A. Ferraro, “Los precios en la economía chilena en el siglo pasado”, Revista de Economía, Facultad de Ciencias Económicas y Administrativas, Universidad de Chile, 20, Santiago, 1984, tabla 1; Daniel Martner, Historia de Chile. Historia económica, Establecimientos Gráficos Balcells, Santiago, 1929, I, pp. 247; Franz (seudónimo), El Cambio, el papel moneda y otras cuestiones económicas. Recopilación de Artículos publicados en La Patria de Valparaíso entre mayo y octubre de 1885, Imprenta de “La Patria”, Valparaíso, 1886, p. 181; Manuel Miquel, Estudios económicos y administrativos sobre Chile, desde 1856 hasta 1863, Imprenta del Ferrocarril, Santiago, 1863, p. 69 y ss., y Carlos Humud, “Política económica chilena desde 1830 a 1930”, Estudios de Economía, 3, Facultad de Ciencias Económicas, Universidad de Chile, Santiago, primer semestre de 1974, p. 72.

      848 César Ross, Poder, Mercado y Estado. Los bancos en Chile en el siglo XIX, LOM Ediciones, Santiago, 2003, p. 40.

      849 Fernando Silva Vargas, “Notas sobre la evolución empresarial chilena en el siglo XIX”, en Empresa Privada, Escuela de Negocios de Valparaíso, Santiago, s/f, p. 76; Nicomedes Ossa, “Ligeros apuntes sobre el establecimiento y desarrollo de los bancos de emisión en Chile”, Revista Económica, 8, diciembre de 1887, p. 11 y N.O.S. Apuntes para una memoria sobre los bancos chilenos, Imprenta Cervantes, Santiago, 1889, pp. 8-10.

      850 “Opinión del comercio de Valparaíso sobre los Bancos de Emisión”, en El Mercurio de Valparaíso, 3 de agosto de 1855. Véanse los análisis de Eduardo Cavieres, Comercio chileno y comerciantes ingleses 1820-1880: Un ciclo de Historia económica, Instituto de Historia, Universidad Católica de Valparaíso, Valparaíso, 1988, pp. 124-125, y Pierre Vayssière, Un siècle du capitalisme minier au Chili: 1830-1930, Editions du C.N.R.S., Toulouse, 1980, p. 28.

      851 BLDG, t. VIII, lib. XXIII, No 6, p. 66 y t. IX, lib. XXIV, No 14, pp. 27-28. Al respecto, véase los planteamientos compartidos por Eduardo Cavieres y César Ross, quienes sostienen que los bancos habrían ampliado y especializado la “lógica de actividades financieras desarrolladas por casas comerciales y particulares”. El principal motor de esta transformación habrían sido las necesidades de los sectores “vinculadas al comercio internacional”, quienes “comenzaron a demandar aún más especialización en las transacciones a distancia, así como fuentes de crédito más estables”. Véase César Ross, Poder, mercado y Estado, p. 44, y Eduardo Cavieres, “Estructura y funcionamiento de las sociedades comerciales de Valparaíso durante el siglo XIX (1820-1880)”, en Cuadernos de Historia, 4, Santiago, 1984, pp. 61-86.

      852 Ley, ordenanza, decretos, informes y otros documentos relativos a la Caja de Crédito Hipotecario, Imprenta Chilena, Santiago, 1860, p. VI, 1-2, 68 y anexo. Sobre el funcionamiento de la Caja, véase Arnold Bauer, “Expansión económica en una Sociedad Tradicional: Chile central en el siglo XIX”, Historia, 9, Santiago, 1970, pp. 191-196. Según César Ross, durante la década de 1860 y en general a lo largo del siglo XIX, “el tamaño de los bancos hipotecarios dentro del sistema bancario en su conjunto fue muy reducido”, César Ross, Poder, mercado y Estado, p. 47.

      853 N.O.S., Apuntes, p. 10 y Séptima memoria semestral leída en la Junta Jeneral de accionistas del banco de Chile, celebrada el 24 de octubre de 1863, Imprenta del Ferrocarril, Santiago, 1863.

      854 René Millar, op. cit., p. 90 y ss. Gabriel Salazar sostiene que la efervescencia generada por los conflictos civiles de la década de 1850 en Chile generó las condiciones propicias para la aplicación de la Ley de Bancos. Según Salazar, las guerras civiles de 1851 y 1859 habrían tenido un fuerte contenido regionalista, catalizando el descontento de sectores productivos provincianos hacia el monopolio del crédito ejercido por la elite mercantil santiaguina y porteña. Pese al triunfo gobiernista, el oficialismo se habría visto obligado a ceder en algunas de las demandas de los sectores descontentos. Así, el Estado habría aceptado “una formal Ley de Bancos (redactada por un extranjero) y la aparición de varios bancos de emisión”. Para Salazar, este fue “el inicio del fin del monopolio del crédito del patriciado: la tasa de interés se niveló, por largas décadas, en torno al 8%”. Cfr. Salazar Vergara, Mercaderes, empresarios, p. 559.

      855 El texto íntegro de la ley de 1860 en Ramón Santelices, Los Bancos Chilenos, pp. 123-130.

      856 Véase las opiniones del economista francés en Revista de Ciencias y Letras, Santiago, I, No 1, año 1, abril de 1857; J. G. Courcelle Seneuil, Traite théorique et práctique des operations de banque, Librarie de Guillaumin et C, Sixième édition. París, 1876, pp. 68-69, 102-105, 198-202 y 401. Sobre las teorías monetarias y las nociones bancarias predominantes en la época, véase Charles Rist, Historia de las doctrinas monetarias y del crédito desde John Law hasta nuestros días, Editorial América, México, 1945, p. 369, y David Glasner, Free Banking and Monetary Reform, Cambridge University Press, 1989, cap. 4. Para Luis Ortega, esta ley “marcó un importante punto de quiebre con relación a las políticas seguidas desde 1830”. A su juicio, fue tal vez “la más liberal de las medidas económicas adoptadas hasta 1879, en el sentido de que el papel del Estado, tan marcado en otros ámbitos de actividad, quedó reducido al de prestamista de último recurso (Lender of last resort)”. Cfr. Luis Ortega Martínez, Chile en ruta al capitalismo. Cambio, euforia y depresión. 1850-1880, Santiago, Lom, Centro de Investigaciones Diego Barros Arana, 2005, p. 369.

      857 Guillermo Subercaseaux, El sistema monetario, pp. 117-119.

SEGUNDA PARTE

      HACIA UNA INSTITUCIONALIZACIÓN DE LA CULTURA

      JACQUELINE DUSSAILLANT CHRISTIE

      Los gobiernos posteriores a la Independencia tuvieron la tarea de organizar la joven nación no solo en términos políticos y económicos, sino también culturales. Para ello se consideró primordial sentar las bases de una institucionalidad educativa que pudiera responder a la obligación de formar a los habitantes de la naciente república para los desafíos que traería el futuro. En dicha tarea fue especialmente relevante el aporte de algunos extranjeros, en su mayoría contratados por el