AMAE Archivo del Ministerio de Asuntos Exteriores (España).
ANH Archivo Nacional Histórico.
ANLS Archivo Notarial de La Serena.
ASV Archivo Secreto Vaticano.
AUCh Anales de la Universidad de Chile.
BAChH Boletín de la Academia Chilena de la Historia.
BLDG Boletín de Leyes y Decretos del Gobierno
BSCD Boletín de Sesiones de la Cámara de Diputados.
BSS Boletín de Sesiones del Senado.
CH Cuadernos de Historia, Departamento de Ciencias Históricas, Universidad de Chile.
CSFL ANH, Colección Sergio Fernández Larraín.
DO Diario Oficial de la República de Chile.
EDSM Álvaro Góngora Escobedo (ed.), Domingo Santa María González (1824-1889),
Epistolario, Dirección de Bibliotecas, Archivos y Museos, Santiago, 2015.
EMM Cristóbal García-Huidobro Becerra (ed.), Epistolario de Manuel Montt (1824-1880), dos vols., Dirección de Bibliotecas, Archivos y Museos, Santiago, 2015.
FMG ANH, Fondo Ministerio de Guerra y Marina.
FVM ANH, Fondo Vicuña Mackenna.
HAHR The Hispanic American Historical Review, The Duke University Press.
Historia Instituto de Historia, Pontificia Universidad Católica de Chile, Santiago.
LO Legislatura Ordinaria.
LE Legislatura Extraordinaria.
MI ANH, Archivo del Ministerio del Interior.
MJC ANH, Archivo del Ministerio de Justicia, Culto e Instrucción Pública.
MRREE Archivo del Ministerio de Relaciones Exteriores.
PAM Pascual Ahumada Moreno, Guerra del Pacífico. Recopilación Completa de todos los Documentos Oficiales, Correspondencias y demás Publicaciones referente a la Guerra que ha dado a luz la Prensa de Chile, Perú y Bolivia, conteniendo Documentos Inéditos de Importancia (1884-1891).
RC La Revista Católica (primera etapa, 1843-1874).
RChHD Revista Chilena de Historia del Derecho.
RChHG Revista Chilena de Historia y Geografía.
REH Revista de Estudios Históricos.
REHJ Revista de Estudios Histórico-Jurídicos.
RHSM Revista de Historia Social y de las Mentalidades, Departamento de Historia, Universidad de Santiago de Chile.
RMCh Revista Musical Chilena.
RMeCh Revista Médica de Chile.
SCL Sesiones de los Cuerpos Legislativos.
SSS Juan Ortiz Benítez, Sesiones Secretas del Senado de Chile durante la Guerra del Pacífico, La Casa del Libro Viejo, Lima, 2013.
CAPÍTULO I
ARCAÍSMO Y MODERNIDAD EN LA AGRICULTURA
HORACIO ARÁNGUIZ DONOSO
La agricultura fue la principal actividad de la economía nacional durante gran parte del siglo XIX. En el periodo en estudio ocupó la mayor parte de la mano de obra del país, aproximadamente las cuatro quintas partes de la fuerza laboral. Por ello no es una exageración considerar que Chile fue un país agrario; se trata, en rigor, de una realidad. Más aún, en la búsqueda de un concepto que articule la relación de trabajadores, propiedad, sociedad, vida cotidiana y redes económicas, el agro puede considerarse como el elemento más idóneo.
La historiografía ha caracterizado generalmente a la agricultura del siglo XIX como tradicional, sin mayores avances, y una fiel continuadora de la etapa colonial. Las causas de esta percepción se deben a múltiples orígenes: la fuerte huella dejada por algunos de los historiadores liberales decimonónicos, para los cuales no hubo prácticamente ruptura entre el Chile monárquico y el de los decenios republicanos; la mirada crítica de los viajeros europeos y norteamericanos plasmada en sus memorias; las observaciones de técnicos extranjeros avecindados en el país; las posiciones ideológicas de algunos sectores políticos, y, por último, la reproducción de esos conceptos en el sistema escolar, a través de la formación docente y de los textos de estudio, lo que contribuyó a formar en el imaginario colectivo un cuadro estático y retrasado de la agricultura.
Sin embargo, la profundización en la historia de la agricultura nacional permite observar que ella estuvo lejos de ser estática. Al contrario, se caracterizó por exhibir cambios y continuidades en la forma de explotación, en la propiedad y en los productos. En este proceso se conjugaron fuerzas globales con realidades locales, con ideas, trabajos y esfuerzos, todo matizado por la realidad geográfica, las disposiciones humanas y el azar histórico, lo que generó manifiestas variaciones territoriales, con diferencias muy profundas en su desenvolvimiento.
Diversas variables afectaron a la agricultura en su dinamismo. El proceso de la Independencia, con los daños que ocasionó en los campos y en la economía, fue, sin duda, extremadamente perjudicial para el agro. El auge minero en Arqueros y Chañarcillo, la reapertura del mercado del Perú y más tarde el surgimiento de los de California y Australia hicieron posible un crecimiento agrícola nunca antes visto que, si bien fue breve, dio un notable impulso a la economía chilena. La crisis mundial del decenio de 1870 tampoco pasó inadvertida y se sintió con fuerza en el país. La llegada de la ciencia al servicio de la agricultura, a través de nuevas técnicas de cultivo, modalidades de fertilización e inversiones en canales y embalses, marcó los nuevos derroteros por donde los agricultores enfrentaron los nuevos tiempos.
LA AGRICULTURA EN LOS VALLES TRANSVERSALES
CARACTERÍSTICAS DE LA PROPIEDAD
El dominio del espacio geográfico en los valles transversales durante el siglo XIX fue desigual y tiene su raíz en los siglos XVII y XVIII, caracterizándose independientemente cada una de estas depresiones morfológicas según sus dinámicas históricas y sus coyunturas socioeconómicas de producción. Uno de los factores que distinguió el tamaño de la propiedad y la naturaleza de esta fue, entre otros, la calidad de los terrenos agrícolas, ya que ella condicionaba la superficie y la producción1.
Las estancias, haciendas y fundos convivieron en los valles transversales, por su naturaleza y configuración geográfica, con la pequeña propiedad, constituida por fundos pequeños, chacras y quintas2. Desde Copiapó hasta Aconcagua, principio y término de la región de los valles transversales de norte a sur, la pequeña propiedad fue la más frecuente en las zonas bajas de los valles, desde la ribera del río hasta el comienzo de la pendiente o faldeo de los cerros, sin perjuicio de que en ellas también existieran propiedades medianas y grandes. En cambio, en las zonas altas, fluctuando de valle en valle, el tamaño de la propiedad generalmente tendía a aumentar, y también a modificarse la configuración propietaria, ya que existían tierras no solo privadas, sino también comunes. Las primeras estaban generalmente destinadas a labores agrícolas, mientras que las segundas, situadas en los sectores más elevados de los valles y ya en plena cordillera, eran utilizadas en forma colectiva por los propietarios, particularmente en el septentrión, de preferencia para la ganadería trashumante caprina y ovina, que después de invernar en los pastos de la costa subía a las veranadas en la época estival3.
El origen de la propiedad en los valles transversales se remonta al periodo indiano, con la concesión de mercedes de tierras, las que a través de los años se fueron modificando producto de múltiples factores, como herencias,