Considera a las mujeres. Debbie Blue. Читать онлайн. Newlib. NEWLIB.NET

Автор: Debbie Blue
Издательство: Bookwire
Серия:
Жанр произведения: Документальная литература
Год издания: 0
isbn: 9781951539276
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no es un crítico literario posmoderno exactamente) dijo: “Si solo hubiera un significado para las palabras de las Escrituras, el primer intérprete lo habría encontrado y todos los demás oyentes no tendrían ni el trabajo de buscar ni el placer de encontrar”.

       Hay mucho para encontrar, desde vastos territorios para explorar hasta contranarrativas para investigar. Dios anhela que nosotros participemos juntos en la transformación del mundo, pero claramente necesitamos encontrar nuevas rutas. Las mujeres —ignoradas y maltratadas en ocasiones, pero de seguro provocativas— han estado aquí todo el tiempo para ayudarnos.

      1 Puede traducirse como Esperanza en la oscuridad: Historias no contadas, posibilidades salvajes

      2 Casa de la Misericordia

      3 En el original: (M) other. Aquí la autora realiza un juego de palabras donde al agregar la letra m entre paréntesis delante de other (en español, otra) puede decir “otra” y “madre” al mismo tiempo.

      Parte uno

      Fe abrahámica

      1

      Irte de la casa de tus padres

      Mudarse a lugares nuevos y desconocidos

      Solo cuando se pierde la estabilidad, cuando las respuestas hechas ya no ofrecen apoyo, uno puede alcanzar un tipo diferente de firmeza. Tropezar y caer son los medios por los cuales se consigue pararse.

      —Avivah Gottlieb Zornberg

      Dios me hace deambular.

      —Abraham

      Abraham es un personaje extraño. Es considerado el Padre de la Fe, pero tan solo míralo. Trata de pasar a su esposa como su hermana. Dos veces. La manda a dormir con otro hombre (para salvarse a sí mismo). Deja a uno de sus hijos morir en el desierto. Casi mata al otro con sus propias manos. Cuando tenía noventa años tomó un cuchillo y se cortó el prepucio, diciendo que Dios le dijo que lo hiciera. Luego le hace lo mismo a su hijo de treinta años. Imaginen el trauma de Ismael: el viejo blandiendo un cuchillo en frente a su tierna carne. ¿Qué clase de fe empieza con un hombre tan loco?

      Si miras un mapa que muestre las áreas de la tierra que adscriben a las creencias abrahámicas, descubrirás que la mayoría del mundo se define a sí mismo como perteneciente a una de ellas. La idea de que un grupo pueda afirmar ser el pueblo de Dios o que una persona pueda decir que es el hombre de Dios —privilegiado de saber la verdad y bendecido por sobre otros— tiene raíces en la historia de Abraham. Esta noción ha creado mucha violencia a lo largo de la historia. Si así lo quisieras, podrías culpar a Abraham por el 9-11, el conflicto israelí-palestino, por las guerras entre el protestantismo y el catolicismo, las Cruzadas, el imperialismo Occidental y las exterminaciones sistemáticas de las culturas, lenguas y religiones indígenas en todas las Américas.

      Escuchamos acerca de la violencia ejercida en el nombre de la religión todo el tiempo. Cualesquiera que sean las verdaderas fuerzas subyacentes a la violencia —política, pobreza, colonialismo— mucho de ella ha sido generada por aquellos que afirman ser los verdaderos herederos de Abraham.

      En el capítulo 12 de Génesis, Dios promete hacer grande el nombre de Abraham y agrega que a través de él todo el mundo iba a ser bendecido. Creo que depende de cómo lo mires.

      Dios le dice a Abraham: “Sal de tu país, de tu parentela y de la casa de tu padre. Deja atrás todo lo que conoces”. Dios ni siquiera especifica a dónde debería ir Abraham (tan solo a la tierra que Dios le iba a mostrar). Así que él deja lo que es firme y estable para ir a vivir en una tienda. Vagabundea con todas sus cosas arrastradas por un camello. ¿Hacia qué? Ni siquiera lo sabe.

      Algunos comentarios rabínicos imaginaron a Abraham como un anciano que había perdido la cordura por vagar en el desierto. Se burlaban de las voces que acosaban su conciencia: “Mira ese viejo tonto y loco vagando sin rumbo por el mundo, luciendo como un demente”. Si su progenie no se ha comportado bien entre ella, tal vez podríamos culpar a la inestabilidad de su padre.

      Dios le pide Abraham que deje lo que conoce por lo que le mostrará, algo que todavía no sabía. Realmente, es mucho pedir. Dios dice “te daré fe; ahora sígueme, aunque no voy a decirte exactamente a dónde voy y todavía no me conoces demasiado”. Tal vez así es la fe.

      Algunos expositores del Evangelio de la Prosperidad ven al pasaje de la promesa de Dios bendiciendo a Abraham, y dicen: “Nómbralo, reclámalo” (reclama la bendición). No estoy segura de lo que están pensando.

      Abraham era viejo y no se afeitaba y tenía malos dientes, casi con seguridad. Su esposa era vieja y estéril, y alguna vez pudo haber sido bonita, pero probablemente no era la esposa bonita de un predicador de televisión. No se describirían como “felices” a sus hijos. En el relato bíblico, Isaac y Abraham nunca hablan sino hasta después de la escena en el Monte Moría. Si las bendiciones de Dios empiezan con la historia de Abraham, resulta ser una historia de bendición muy rara, complicada, de esas que parecen disparadas a través de mil fragmentos de todo tipo. Bendición es una palabra aún más rara para usar en lo que Abraham obtiene cuando empieza a tener fe.

      Abraham era viejo y no se afeitaba y tenía malos dientes, casi con seguridad. Su esposa era vieja y estéril, y alguna vez pudo haber sido bonita, pero probablemente no era la esposa bonita de un predicador de televisión.

      Pero tal vez la fe es más cómo moverse que cómo quedarse (confiando en un Dios que no puede ser completamente comprendido por un sistema religioso). Tener fe es sumergirse en lo inconmensurable. Es, después de todo, tener esperanza en cosas invisibles, como lo expresa Pablo.

      En el midrashim, los rabinos discuten extensamente por qué fue elegido Abraham. Noé, por ejemplo, es relatado como un hombre perfectamente justo; pero el texto no dice nada acerca de alguna cualidad que pueda sugerir a Abraham para ser el padre de sus creencias (un trabajo que podría requerir algún tipo de cualidad especial). Avivah Zornberg, una estudiosa de midrashim, sugiere que es su disposición a vagar por lo desconocido lo que lo califica. Él deambula, dice ella, en el “espacio desperdiciado entre las claridades”. Este es el tipo de lugar donde erupciona la gracia y “habita el asombro radical”.

      ¿Qué quiere decir reclamar la bendición de la fe abrahámica? Inestabilidad. Abandonar las estructuras seguras. Suspender lo que conoces en orden de descubrir lo que aún no conoces. Perderte. Tener algunas preguntas vastas y hambrientas de las que aún no conoces las respuestas. Esa es la energía que mueve a Abraham desde la idolatría de sus antepasados a la intimidad con Dios.

      Dios promete que Abraham será productivo: “Te haré extremadamente fructífero”. Sus descendientes sobrepasarán el número de las estrellas. Y aunque por algún tiempo parece dubitativo, él y las mujeres con las que vive realmente terminan concibiendo mucho. Piensa en toda la descendencia que han generado estos padres de la fe: Isaac e Ismael, David y Salomón, Josafat, Mahoma y Jesús, Rumi, Rabia, Rashi, Oscar Romero, los bautistas del Sur, Santa Teresa, Juana de Arco, Lutero y Barth, el papa, los monjes y los libertinos. Está un poco fuera de control (digo, todo este fruto es una bendición vasta y complicada).

      Dios no le da obligaciones o reglas a Abraham ni un sistema particular que se supone que deba usar para crear una religión (eso viene luego). Sino que le dice que comience un viaje a una tierra que le va a mostrar. Hay una sensación de que la tierra es buena, pero es mucho más que simplemente el fluir de leche y miel. Hay extranjeros. Hay hambrunas. La tierra está llena de otros, esta es la tierra a donde lleva la fe. Reclama las bendiciones de la fe. Quizás es un poco incómodo, pero nunca aburrido. Tal vez para ser un verdadero heredero de Abraham