Considera a las mujeres. Debbie Blue. Читать онлайн. Newlib. NEWLIB.NET

Автор: Debbie Blue
Издательство: Bookwire
Серия:
Жанр произведения: Документальная литература
Год издания: 0
isbn: 9781951539276
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incluye “las intimidades de la Mesopotamia” termina quedando en el leccionario. Me gusta predicar especialmente sobre los pasajes que incluyen mujeres. Esto no sucede tan a menudo como quisiera. Después de la elección presidencial estadounidense de 2016, mi iglesia, House of Mercy,2 decidió crear un leccionario alternativo. Cada semana predicamos sobre los textos que incluyen mujeres: algunas familiares y otras que antes no aparecían en el leccionario: María, Miriam, las hijas de Zelofehad, la señora de Potifar, la hija de Jefté, Judit, y la prostituta de Babilonia, entre otras.

      Lo hicimos porque “las personas viven y mueren por las historias”, y percibimos un sentido de urgencia por encontrar las alternativas, las que pudieran ayudar a subvertir a las dominantes. El mundo de las Escrituras (y mucho de la historia de la iglesia y la cultura, la política y medios de comunicación, teología y filosofía liberales y conservadoras) ofrecen una narrativa mayormente masculina. Necesitamos traer, prestar atención, leer y releer las historias de las mujeres en la Biblia (y más allá) porque el statu quo no está funcionando muy bien para la mayoría de las personas en la tierra (personas en las bajas naciones isleñas; los nativos americanos habitantes de la reserva Standing Rock; los bengalíes; los refugiados sirios, mujeres, hombres y niños negros y marrones en los Estados Unidos de la Supremacía Blanca). El statu quo no está funcionando para la tierra en sí misma. Todo el arco de las narrativas bíblicas nos llama a cuestionar los sistemas de poder existentes y nos da historias para ayudarnos a hacerlo. Sí, la narrativa dominante en la Biblia es la masculina, pero hay muchas otras historias para contar.

      Las narrativas masculinas no son todas las mismas, obviamente; debemos empezar a sumergirnos en que aquello que ha sido considerado características masculinas y femeninas no son rasgos biológicamente determinados, sino modos particulares de ser que gran parte de la cultura ha definido, siendo lo masculino aquello que posee privilegio sobre otras formas de ser. Ahora podemos ver que algunas de estas definiciones no son buenas para el mundo.

      Las ideas sobre la masculinidad están siendo redefinidas lentamente, pero muchos hombres de la edad de mi padre aprendieron que ser hombres significaba que la ira era la única emoción aceptable para mostrar. Presumir los músculos y de una especie de masculinidad violenta que ridiculiza la gentileza y alienta demostraciones insensibles de poder eran la forma en que probabas tu virilidad. De acuerdo con esta definición estrecha de la masculinidad, un hombre demuestra su amor a través de la posesividad, rivalidad, dominación y agresión más que a través de la ternura.

      Puede parecer que estoy siendo demasiado dramática, pero necesitamos repensar los modos de ser que privilegiamos en el pasado si queremos que continúe la vida en el planeta. Si nos sentimos bien con una vida donde solo el uno por ciento puede costear el lujo de la atención médica y las cápsulas de refugios antiaéreos a medida (o lo que sea que los ultrarricos estén preparando para el apocalipsis) para sobrevivir o si nos sentimos bien sirviendo las agendas de los superricos que aumentan sus fortunas gracias al desastre climático y la guerra perpetua, entonces podemos posar nuestros ojos en la narrativa dominante. De lo contrario, deberíamos buscar alternativas.

      No entiendo la física cuántica, pero sé que la fuerza débil es una de las cuatro interacciones conocidas de la naturaleza, junto con fuerzas más fuertes como el electromagnetismo y la gravedad. Jesús parece poner siempre a lo débil primero: los pobres, los enfermos y los mansos. Confío en este aproximamiento. Si valoras solo lo fuerte, entonces no valoras lo débil. Conozco mucha gente, hombres y mujeres, que temen a la revelación de su vulnerabilidad más que casi otra cosa. Esa es una narrativa que necesita ser transformada.

      Esta primavera, en la graduación de mi hijo de la universidad, el orador de la Facultad, Uditi Sen, instó a los graduados a “soñar con el deshacer del mundo tal y como está”. Eso es de lo que estoy hablando: nuevas historias, más historias, las viejas historias recontadas de nuevas formas. La oradora inicial, profesora de la Universidad de Princeton, Keeanga-Yamahtta Taylor, dijo: “El presidente de los Estados Unidos —el político más poderoso en el mundo— es un megalómano racista y sexista. No es una observación benigna, sino que para muchas personas de este país esto ha significado consecuencias trágicas”. Posteriormente recibió tantas amenazas de muerte que canceló los discursos que tenía programados. También estoy hablando de eso.

      El mundo se está hundiendo en divisiones profundas y violentas. Necesitamos encontrar historias que nos ayuden a cruzar las divisiones.

      Historias de mujeres

      Usualmente, las mujeres no son situadas al frente de las creencias abrahámicas, aunque están presentes en todas partes. He sido particularmente afectada por Agar, Ester y María (la madre Jesús): cómo cruzaron las líneas hechas por los hombres, sus historias, y cómo vivieron (dentro y fuera del libro).

      Agar comienza en el clan hebreo de Abraham para luego convertirse en la matriarca del islam, y así la historia sigue. Ester no vive como una judía observante, pero salva a su pueblo de la destrucción. La historia cristiana oficial no existe sin María, pero también da a luz a muchísima imaginación heterodoxa. Su historia resuena con rastros de diosas de la fertilidad indígenas y antiguas deidades femeninas egipcias.

      Estas son algunas mujeres salvajes y provocativas.

      Y siguen viviendo fuera de la página a lo largo de los siglos, impactando y animando la cultura humana desde la Meca hasta Méjico y todo lugar entre ellos. Todo hombre y mujer musulmán que sea capaz física y financieramente tiene la obligación, por lo menos una vez en la vida, de seguir a Agar, volver sobre sus pasos durante el Hajj, la peregrinación islámica anual a la Meca. Cada año, las mujeres judías en Brooklyn, Tel Aviv y San Pablo —o donde sea que estén celebrando el Purim— se visten como Ester. María, la madre de Jesús, aparece bajo varios aspectos alrededor del mundo, inspirando devoción a través de barreras religiosas, de clase, género y raza. Es reverenciada por musulmanes, cristianos y los completamente heterodoxos.

      Estas son algunas mujeres salvajes y provocativas.

      Esta clase de poder femenino nos puede ayudar a pensar más creativamente acerca de las intersecciones del islam, el judaísmo y el cristianismo, como también sobre nuevas formas de avanzar que incluyan sabiduría, fuerza y vulnerabilidad. Estas mujeres se mueven y viven en lugares y caminos que están un poco por fuera de los firmes fundamentos y de los límites estrictos de nuestras tradiciones divididas. Aunque muy a menudo nuestras creencias siguen la guía de la visión de los padres, las mujeres nos llevan a diferentes lugares. Estiran las líneas y dan a las religiones monoteístas una calidad más alborotadora.

      Seguir a Ester, Agar y María me llevó a un centro comercial somalí donde recibí un tatuaje de henna, a una librería feminista musulmana; a un templo en Purim, donde conocí a un rabí vestido como Darth Vader en patines; a un festín en Guadalupe, donde unos bailarines aztecas con poca ropa sacudieron los cimientos de la iglesia en la celebración de Nuestra Señora. Encontré a muchas mujeres a lo largo del camino cuyas historias, preguntas y producción creativa me dieron esperanza: a una artista de Arabia Saudita, a una luterana convertida al islam, al fundador de un colectivo de arte y música indígena en San Pablo.

      Nuestro concepto de Dios es inevitablemente estrecho; es condicionado por nuestra experiencia y los límites de nuestra tradición. Salir un poco nos ayuda (me da vergüenza admitir que conocer a Agar me llevó a algunas de mis primeras conversaciones teológicas con mujeres musulmanas, en las que aprendí cosas que no había escuchado antes).

       Sigo regresando a una idea con la que di en un ensayo que escribió mi amiga Abby: “La verdad no se puede concluir y haríamos bien en reconocer que juntos podemos llegar a más verdad de la que cualquiera de nosotros podría hacer