Así las cosas, se pretende situar la migración colombiana de retorno desde Venezuela mediante la caracterización de la población y de la normativa que rige actualmente sobre los retornados. De este modo, en un primer momento se abordará un contexto descriptivo del perfil de los colombianos que residen en Venezuela y de las condiciones en que han retornado desde la crisis; en un segundo momento se abordarán las principales herramientas dispuestas por el Gobierno para esta población y, por último, se hará una reflexión sobre los retos que enfrentan tanto los migrantes como el Gobierno para su (re)integración a la sociedad.
I. LA MIGRACIÓN COLOMBIANA HACIA VENEZUELA Y SU RETORNO
La migración colombiana a Venezuela es de larga data y se remonta a los años setenta, según datos recopilados por la Universidad del Rosario:
Las personas nacidas en Colombia pasaron de conformar la tercera parte de la población de origen extranjero en Venezuela (30,20 % en 1971) a constituir más de la mitad de esta (51,79 % en 1990). El gran salto cuantitativo se efectuó durante la década de los setenta, estimulado por los precios altos del petróleo1.
Así, la bonanza petrolera permitió que los colombianos emigraran gracias a la demanda de trabajadores en este sector, pero también en infraestructura y servicios, mejorando sus condiciones de empleo2. Esto ha incidido en que muchos de estos colombianos tengan doble nacionalidad y sus hijos sean nacionales venezolanos. A finales de los años noventa se estimaba que un 31 % de la población colombiana en el exterior residía en Venezuela (Gómez y Rengifo, 1999) y desde entonces se recomendaba formular una política migratoria regulatoria de estos flujos.
Históricamente, el fenómeno de la migración ha estado presente en las relaciones colombo-venezolanas, pero su motivación estuvo principalmente influida por causas económicas. Sin embargo, la agudización de la crisis política y el conflicto armado que vive Colombia desde el siglo pasado están agravado la radicalización y degradación de los movimientos migratorios, lo cual origina el desplazamiento interno (Colombia) y una migración forzada hacia los países vecinos (Álvarez, 2004).
Es importante anotar que Venezuela ha sido el principal receptor del desplazamiento forzado desde Colombia en lo que se conoce como el éxodo transfronterizo y que ha sido documentado por el Centro Nacional de Memoria Histórica, que recoge en un informe esta problemática por lo general invisibilizada. El informe se centra en el departamento de Arauca, pero también analiza las demás fronteras. Se calcula que hay más de doscientos mil refugiados de hecho (CNMH, 2014), en contraste con los 4.340 refugiados reconocidos, porque es una población flotante y se dificulta su registro por la extensión de la frontera entre ambos países. Así, “Miles de familias y personas, principalmente campesinos, indígenas y afrodescendientes, no solo de las regiones fronterizas, sino de cualquier parte del país, hacen uso de la enorme extensión y posibilidad de acceso al vecino país para huir del conflicto armado y la violencia generalizada en Colombia” (CNMH, 2014).
Según la OIM, para el censo de 2011 había en Venezuela 684.040 colombianos (Organización Internacional de Migraciones, 2013), siendo Venezuela el quinto país en otorgar protección internacional a colombianos, a pesar del subregistro existente de casi 90 % (Carreño Malaver, 2014). Cifras no oficiales cuentan más de cuatro millones de colombianos que residen en Venezuela, incluyendo los hijos de estos migrantes, es decir, los migrantes de segunda generación con opción de doble nacionalidad; según el presidente Nicolás Maduro, serían más de cinco millones3, pero el subregistro es tal que de momento la cifra oficial queda en menos de un millón de colombianos que residen en Venezuela.
A pesar de que los datos sobre el retorno de migrantes a Colombia son insuficientes, con algunos estudios se puede deducir que este retorno no es reciente y viene dándose desde años atrás. No solo el aumento del poder de Maduro y la crisis socioeconómica que se ha agudizado han sido motivos para regresar al país: también la subida al poder de Hugo Chávez y su posterior reelección llevaron a los colombianos de más altas cualificaciones a emigrar de nuevo a Colombia. Según una encuesta de 2008, del total de retornados, 28,2 % lo hicieron desde Venezuela y después de Estados Unidos, que ocupa el primer puesto como país desde el cual retornan los colombianos, con el 31,4 % (Observatorio Colombiano de Migraciones, 2009). De estas cifras se puede inferir que el retorno desde Venezuela no es reciente y, de manera más amplia, que las migraciones transfronterizas son la norma entre ambos países, por lo que este retorno bien puede representar una reemigración. No es posible saber si este retorno se da de manera voluntaria o forzada por la situación socioeconómica y política del vecino país.
Con la intensificación de la crisis venezolana, en agosto de 2015 miles de colombianos fueron expulsados de Venezuela4 bajo la premisa de que eran residentes ilegales, tras el cierre de la frontera de parte del presidente Nicolás Maduro, lo que se convirtió en una crisis diplomática. Durante esta última crisis, el Gobierno calculó la llegada de colombianos en poco más de dos mil deportados y más de veinte mil retornos (Ministerio de Relaciones Exteriores de Colombia, 2018b), mientras que Naciones Unidas reportó que habían llegado más de veinticuatro mil. La atención humanitaria de emergencia facilitó albergues, y la fuerza pública ayudó a los habitantes de la frontera a pasar sus pertenencias por trochas con camiones destinados para ello.
Si bien esta crisis tuvo una respuesta, es cierto que muchos colombianos vivían con miedo a ser deportados5: la política de deportaciones no era nueva. En años anteriores, el Gobierno venezolano había expulsado a 4.386 colombianos entre 2013 y 2014 por encontrarse indocumentados, mientras que en años anteriores las deportaciones no habían superado las trescientas personas. Algunos académicos, en un comunicado binacional emitido con posterioridad a la crisis, señalaron:
Hay seis tipos de situaciones diferentes: 1) personas que nunca intentaron resolver su migración irregular; 2) quienes hicieron los trámites en la Misión Identidad, esperaron varios años y no tuvieron respuesta; 3) quienes obtuvieron cédulas de nacionalización que les permitían ser electores y recibir subvenciones sociales pero les vienen siendo retiradas en los últimos años o aparecen como “auditadas-rechazadas”; 4) aquellos que recibieron cédula de residencia pero al vencerse no se las renovaron; 5) algunos que tienen su cédula en regla; y 6) quienes solicitaron refugio y debían recibir protección humanitaria (Ramírez, 2015, p. 6).
De estos últimos, es decir, quienes solicitaron refugio, algunos fueron expulsados durante esta crisis. Según un estudio del Centro de Migraciones de la Congregación Scalabriniana en Cúcuta, los retornos durante la crisis estuvieron marcados por una deportación masiva durante la crisis de 2015 (Corporación Scalabrini ‘Corposcal’ y Acnur, 2015). Según cifras de la Cancillería, desde ese momento hasta junio de 2017 han retornado 2.415 colombianos de Venezuela, registrados en el Registro Único de Retornados (en adelante, RUR); sin embargo, esta cifra es mayor puesto que existe un subregistro: corresponde al 52 % de los que han regresado en Colombia, seguida por España y Estados Unidos.
A partir de los datos del RUR se evidencia este retorno desde Venezuela: a julio de 2017 habían retornado 1.690 personas (Ministerio