Violencia contra los periodistas. Marisol Cano Busquets. Читать онлайн. Newlib. NEWLIB.NET

Автор: Marisol Cano Busquets
Издательство: Bookwire
Серия:
Жанр произведения: Социология
Год издания: 0
isbn: 9789587812992
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se pierde la confianza social en las instituciones y se asientan las posturas autoritarias. La democracia de representación declina mientras que la democracia deliberativa se hace a un lado, urgida por el vértigo de una supuesta comunicación directa lograda por las redes sociales y el rechazo de toda forma de intermediación.

      La crisis de la democracia, las fracturas de la libertad de expresión y la violencia contra periodistas están inexorablemente unidas.

      En su libro, Marisol Cano explica los diferentes modelos de democracia desde la teorización de Christians, Glasser, McQuail, Nordenstreng y White, quienes afirman que “las sociedades establecen sus prácticas democráticas de acuerdo con sus circunstancias históricas y sus culturas políticas y esto supone unas determinadas demandas normativas para los medios y los periodistas”. Esto supone que los medios contribuyen a la marcha democrática de sus sociedades y que modelos diferentes de democracia –liberal-pluralista, elitista-administrativa, cívico-deliberativa o popular-directa– están relacionados con funciones específicas y prioritarias de los medios.

      Pero la liebre salta cuando los autores se refieren al tercer nivel de análisis en el planteamiento analítico, el de los roles del periodismo. Confrontados cada uno de ellos desde lo que está ocurriendo con las democracias y los sistemas políticos en el mundo, empiezan a trastabillar porque las condiciones que determinan para su adecuado funcionamiento son precisamente las que se están deteriorando en algunos sistemas políticos contemporáneos: la confianza del público en los medios, que haya un sistema amplio de recolección de información y que la participación del periodismo en el debate democrático dependa de una libertad de prensa en el contexto de una esfera pública saludable.

       La confianza, su decepción y los medios de comunicación

      Vemos solamente la primera de esas condiciones. Uno de los consensos que se encuentran en las múltiples definiciones que existen de confianza es que esta sucede en escenarios de incertidumbre con escasa o excesiva información. Georg Simmel la define como un conocimiento inductivo débil y como un punto intermedio entre el conocimiento y la ignorancia.

      La confianza se mueve así entre dos extremos: la ausencia de información y total incertidumbre o la información perfecta y completa certeza. En ambos extremos la confianza es innecesaria. La confianza necesita procesar y reducir la incertidumbre a partir de una información que no es total ni completa, lo que la acerca al riesgo y la distancia de la creencia. Cuanto mayor y mejor información se tenga, se tendrá mayor disponibilidad para confiar.

      La relación de información y confianza es complementada por la representación social de la confianza que convirtió a los medios de comunicación en uno de los lugares donde la confianza en las instituciones, y aun en sí mismos, se valida o se impugna. Los medios de comunicación permiten formarnos expectativas respecto a las personas o cosas y confiar en ellas aún a riesgo de luego desilusionarnos. “Confiar es otorgarle un rol clave a la decepción”, escribe Niklas Luhmann.

      La generación de confianza a partir de los medios ocupa la mayor parte de la literatura sobre las relaciones entre comunicación y confianza, ya sea por el incremento de su carácter institucional o por su condición de poder fáctico dentro del ejercicio de la democracia. Una alta proporción del reconocimiento social de las instituciones públicas, como de quienes detentan poder, depende de su representación mediática, así como del papel que sus mensajes tienen en la generación de configuraciones culturales específicas (pro o anticonfianza) que pueden predisponer hacia la sospecha y la desconfianza, la aceptación y la confianza.

      El escándalo público, la divulgación de documentos secretos, la revelación de expedientes de procesos judiciales contra políticos, empresarios u otras figuras públicas y el seguimiento pormenorizado de actos de corrupción o de medidas arbitrarias de los gobernantes son solo una parte de los regímenes de representación mediática que inciden en la confianza de los ciudadanos. Por otra parte están las imágenes que construyen los medios sobre las instituciones, las intermediaciones que posibilitan entre los ciudadanos y las agencias del Estado o la reconstrucción de la memoria y la valoración pública de las acciones de las autoridades o de representantes de entidades privadas.

      Los medios en sí mismos son instituciones que en algunos casos ocupan funciones que no les son propias, como administrar justicia, intervenir en las decisiones de gobierno o asumir ciertos procesos de intermediación pública.

      Pero hay otras perspectivas de las relaciones entre confianza y medios. Una tiene que ver con la percepción sobre su propio funcionamiento en el contexto de la sociedad, y otra, con las estrategias explícitas que los medios adoptan para ganar confianza en la comunidad. En el Informe sobre la Democracia en América Latina del PNUD se habla de las tensiones entre los poderes fácticos y los poderes institucionales:

      Existe amplio consenso entre los consultados en cuanto a que la gran influencia de los medios limita el poder de las instituciones políticas. En realidad, siempre tuvieron mucha influencia y los políticos intentaron servirse de ella. Lo nuevo, además de la mayor exposición del público a los medios, es que se ha salido de una época en la que estaban mayoritariamente vinculados a los partidos políticos y, en algunos casos, éstos ejercían cierto control sobre aquéllos; actualmente muchos medios se han independizado de las estructuras partidarias y han pasado a formar parte de grupos económicos no subordinados al poder político y con intereses muy diversificados.1

      Pero la desconfianza no nace únicamente de la condición de poder fáctico de los medios, sino también del incumplimiento de su tarea informativa sobre todo en temas como la precisión y el rigor, la búsqueda de la verdad, el pluralismo o su independencia de las distintas formas del poder. Si los medios de comunicación intervienen en la generación de confianza de instituciones como el poder judicial, la policía, las administraciones locales o el Congreso, ellos mismos se convierten en objeto de confianza o desconfianza. La confianza es uno de los capitales fundamentales de los medios, como lo es también su credibilidad.

       Una máquina analítica de orfebrería

      Marisol Cano revisa cuidadosa y metódicamente la bibliografía, sobre todo anglosajona y continental, acerca de la libertad de expresión, la democracia y el periodismo. Una tradición que remite a fuentes originarias, como la famosa Aeropagítica de Milton, y que les conviene conocer a los lectores de su libro, que en su mayoría serán latinoamericanos. Ellos reconocerán de inmediato parte muy importante de los problemas que rodean al periodismo que se hace en la región y que, por supuesto, también tiene un conjunto de problemas específicos y un corpus de pensamiento original. Solo doy un ejemplo: el crimen organizado —y, particularmente, el narcotráfico—, es uno de los grandes desestabilizadores de los medios y el periodismo en nuestros países, además de ser generador de violencia contra los periodistas, con influencias y repercusiones sobre la construcción de la democracia y la opinión pública, desconocidas en Europa y en los Estados Unidos.

      También hace un análisis del concepto de violencia y de sus dificultades de aprehensión, pero, sobre todo, de sus relaciones con el periodismo y la libertad de expresión. Pero es la entrada al acervo documental de las diez organizaciones internacionales de libertad de expresión (25 275 documentos publicados entre el 2000 y el 2012 de los que finalmente se escogieron 930) lo que muestra la magnitud metodológica y analítica del trabajo investigativo de Marisol Cano.

      En efecto, el trabajo metodológico es como una pieza de orfebrería. No sobra ninguna variable, porque su selección ha sido consciente y detallada, y comprueba su potencia cuando el acervo documental pasa por este filtro que es, sin duda, una de las grandes contribuciones de su libro. Entonces es cuando se va revelando la visión del problema, con todas sus iridiscencias y relaciones. Lo que en la metodología eran descripciones particulares, ahora ofrece una mirada holística y de conjunto de un valor interpretativo y comprehensivo impresionante. El lector encontrará un cuadro tenebroso de los actos de violencia contra los periodistas en el mundo, que deja ver la crueldad, el ensañamiento, la vigilancia, el encarcelamiento o las presiones jurídicas en los sitios más disímiles del planeta. También, un paisaje oscuro de las causas, que surge de la máquina metodológica con una precisión que atormenta: la corrupción, las guerras, el crimen