Arte y arqueología en el altiplano central de México. María Teresa Uriarte. Читать онлайн. Newlib. NEWLIB.NET

Автор: María Teresa Uriarte
Издательство: Bookwire
Серия:
Жанр произведения: Сделай Сам
Год издания: 0
isbn: 9786070252303
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de la conciencia, pero se sabe que aún en épocas recientes el tabaco se combinaba con algunas especies de daturas que por otra parte son endémicas y abundantes en la zona. Esta mezcla produce diversas alteraciones en la percepción.

      Figura 1.5. Pintura rupestre estilo Sierra de San Francisco, Baja California (Archivo Fotográfico Manuel Toussaint, IIE-UNAM).

      La mayoría de los autores coinciden en que el aumento de la población condujo a modificaciones sociales y políticas. De la comunidad de bandas se pasó a la tribu, etapa en la que todavía no existen gobernantes o jefes fijos; es una organización de varios miembros de diversos clanes en los cuales algunas familias empiezan a tener una posición de privilegio y poseen la cualidad de acumular mayor cantidad de bienes, que por lo general se distribuyen entre los asistentes a las numerosas ceremonias que la tribu mantiene a lo largo del año.

      La jefatura, según los sociólogos, no guarda gran diferencia con la sociedad de bandas o la tribu; sin embargo, la divergencia estriba en que existen líderes permanentes para dirigir diversas actividades, tienen consejos de ancianos o de especialistas de otra índole, pero no hay una burocracia de tiempo completo, aunque tengan distintos niveles entre los jefes. Por lo general los jefes y sus familias tienen un estatus superior en la comunidad y entre otras de sus funciones asumen la de distribuir los excedentes de la producción a manera de dádivas.

      En situaciones de guerra o conflicto con otros grupos, las tribus pueden mantenerun ejército y el jefe tiene la facultad de mando; estas actividades se asemejan a las que desempeña el gobernante de un Estado, que es el siguiente nivel dentro de la organización social. La diferencia consiste en que en este nivel ya hay una organización agrícola importante y sus estamentos están determinados por la distinción de actividades, lo que también otorga un estatus social como el de los mercaderes, los sacerdotes o los guerreros de las sociedades complejas. en Mesoamérica, y particularmente en México, han convivido y en ocasiones aún conviven estas diferentes etapas de la evolución social.

      La práctica de este ritual, juego o método de resolución de conflictos, fue común entre los grupos mesoamericanos hasta el momento de la llegada de los españoles. Tenemos información del siglo XVI que destaca que los encuentros se llevaban a cabo entre jugadores profesionales que incluso apostaban mantas o esclavos. Antes fue diferente, pues sabemos, por el desciframiento de la escritura que acompaña imágenes mayas, que los gobernantes antagónicos morían en la cancha como una deferencia para tener una muerte honrosa.

      El juego de pelota tiene muchos y profundos significados en la ideología mesoamericana. Es la unión de los contrarios en la cancha, que se hace patente en el símbolo ollin, movimiento. La pelota, como claramente se infiere en la bola de lumbre, es una alegoría del Sol.

      Figura 1.6. Juego de pelota de Xochicalco, Morelos (Archivo Fotográfico Manuel Toussaint, IIE-UNAM. Foto: Gerardo Váquez, 2008).

      Hay una evidente vinculación con los batracios, sapos y cocodrilos que tienen significados importantes, destacando el sapo como productor de bufotenina, un potente alterador de la conciencia que en ocasiones produce efectos eméticos y diarreicos. Por otra parte, estos batracios están directamente vinculados con la llegada de la lluvia, y aquí surge un tema por demás apasionante en la iconografía mesoamericana que es la vinculación entre el dios de la lluvia, llamado Tláloc por los mexicas y a quien por extensión llamaron igual en Teotihuacán (aunque bien sabemos que la lengua que se habló en Teotihuacán no fue el náhuatl), y la serpiente emplumada, una de las personalidades de Quetzalcóatl, quien también está relacionado con el juego de pelota.

      Figura 1.7. Representación de Tláloc en los murales de Tepantitla con un nenúfar en la boca (Archivo Fotográfico Proyecto La Pintura Mural Prehispánica en México.

       Foto: Ricardo Alvarado, 2007; foto de la ninfea: María Teresa Uriarte).

      No me quiero detener demasiado en el análisis de Quetzalcóatl, que aparece en el capítulo sobre deidades, pero como serpiente emplumada está relacionado con la lluvia en los murales de Techinantitla y también es mencionado en el canto a Otontecuhtli.

      El cocodrilo es otra de las alegorías duales del juego y cuyos significados son importantes. Aparece en una hermosa palma de Veracruz y en otros diseños de la zona. Además de su carácter dual agua-tierra, cocodrilo es el primer día del calendario, de manera que vamos de nuevo al tema de la medición e inicio del tiempo en una vinculación con el juego de pelota.