Una visión a través del arte
María Teresa Uriarte
Agradecimientos
Se suele decir que los aciertos de un libro son de los amigos y lo errores son propios. éste es un buen caso; muchos amigos colaboraron para hacer posible esta publicación.
Citlali Coronel Sánchez fue mi asistente durante muchos años al impartir mi clase de arte prehispánico en Mesoamérica en la Facultad de Filosofía y Letras. Juntas construimos una base de datos e imágenes que son el embrión de este libro.
Durante años dediqué mis esfuerzos a tratar de entender Teotihuacán y fui acumulando temas e imágenes que se integraron a esta investigación; María Luisa Castillo Montenegro, quien fue mi alumna, me ayudó mucho a armar imágenes y textos, al igual que Fernando Guerrero Martínez, quien es biólogo redimido por la historia del arte o viceversa.
Finalmente Karime Castillo Cárdenas, María Olvido Moreno Guzmán, María de Jesús Chávez Callejas, Carmen Delgado Ornelas, Patricia Peña González y la misma Citlali hicieron maravillas con imágenes e información para ayudarme a cerrar los textos que de otra manera seguirían esperando tiempos de ocio que nunca llegan.
Para Eduardo Matos Moctezuma mi amistad y agradecimiento por todo lo que he aprendido de él.
A mi familia invariablemente mi agradecimiento: a Francisco, Rafael, Mónica, Diego, Rafael, Marina, Santiago, María, Jimena, Julia y Mauricio les comparto mis gozos y delirios por el pasado prehispánico de México.
Ciudad Universitaria, diciembre de 2012
Presentación
Eduardo Matos Moctezuma
El presente libro tiene un propósito bien definido: llevar al lector ante la presencia de las expresiones artísticas de una región fundamental de Mesoamérica: el altiplano central de México. A través de nueve capítulos, María Teresa Uriarte transita desde la definición de lo que se entiende por Mesoamérica, concepto forjado por el doctor Paul Kirchhoff en 1943, hasta el análisis, paso a paso, de diferentes culturas que se establecieron en el centro de México. Sin embargo hay algo que advertir: la autora acude a otras culturas mesoamericanas fuera del territorio mencionado cuando considera que es necesario hacerlo por la importancia que revisten y la manera en que influyeron en las primeras. así, los olmecas en los inicios del Formativo o Chichén- Itzá para momentos más tardíos del altiplano central, también cobran presencia como parte fundamental del desarrollo de estos pueblos.
Los dos primeros capítulos, "Mesoamérica" y "Migraciones y procesiones", sirven a manera de introducción general, aclaratoria, para los temas que se abordan después. En el primero hace un buen repaso de lo que significa Mesoamérica y acude a ciertos ejemplos que son esenciales en la conformación de la superárea. Uno de ellos es el juego de pelota, del que nuestra autora es especialista. Un tema apasionante lo vemos en el capítulo 3, cuando Uriarte estudia qué entendemos por arte prehispánico. El título de este capítulo es elocuente y preciso: "¿Qué es el arte prehispánico?" a continuación da una definición interesante, pues bien sabemos que la subjetividad de las expresiones estéticas en ocasiones dificulta su comprensión desde determinadas perspectivas. Para ella, vale la pena transcribirlo: "el arte es un conjunto de convenciones culturales que obedece a principios universales de armonía, proporción y simetría que lo hacen bello a los ojos de quien lo contempla". Más adelante agrega: "De ahí que la historia del arte tenga diferentes enfoques según la época y la cultura a la que corresponde el objeto estudiado". De esta manera nos da su concepción del arte en general y la manera de abordarlo por parte de la historia del arte al que, siguiendo a Preziosi, lo concibe como un conjunto de conceptos agrupados conforme a diversos enfoques, según la época o la cultura que se analiza. A continuación hace un seguimiento del concepto del arte occidental, desde Escipión Emiliano y Platón hasta Kant, para pasar a lo que acontece en Mesoamérica, en donde menciona a algunos de los estudiosos de aquel pasado como George Kubler, Miguel León-Portilla, o cronistas como fray Bernardino de Sahagún con su magna obra plasmada en el Códice Florentino.
Los siguientes capítulos están dedicados al estudio y descripción de cada una de las culturas que se desarrollaron en el centro de México. Teresa Uriarte lleva de la mano al lector para recorrerlas una a una y comienza con el Formativo, durante el cual se empezaron a consolidar muchos aspectos dentro del todo social que más tarde tendrán plena presencia en sociedades posteriores. Hace ver la importancia de sitios como Cuicuilco y su dramático final por la erupción del Xitle, y da prioridad a la escultura y pintura olmeca de la costa del Golfo y el actual estado de Guerrero. Quizá hubiera sido interesante que se pusiera mayor énfasis en la influencia olmeca en sitios como Tlatilco, en donde la cerámica muestra elementos de esta cultura. También extrañamos la referencia a la proliferación de formas en la producción alfarera, como se ve en Tlapacoya y Tlatilco, siendo las de este último lugar en donde encontramos verdaderas obras maestras, como las figuras de aves y otras expresiones que dejan ver la alta calidad estética de sus creadores.
Teotihuacán es, sin lugar a dudas, la gran ciudad del centro de México en la que está presente una serie de aspectos que aquí tienen su inicio y que van a influir de manera significativa en otras regiones. Su proceso de desarrollo es presentado a través de las diversas fases por las que pasó la ciudad y a continuación la autora analiza la arquitectura y el urbanismo de la metrópoli, para dar paso a la descripción de la escultura y la pintura en el lugar.
En otro capítulo se describen sitios de gran importancia como fueron Tula, Cholula, Xochicalco y Cacaxtla, que pertenecen a lo que los especialistas han llamado Epiclásico. Uriarte dice que este periodo se caracteriza por ser ecléctico y no le falta razón, pues vemos múltiples expresiones realizadas por cada uno de los pueblos que habitaron estos lugares. Es aquí en donde se hace referencia a Chichén-Itzá, pues se sabe la enorme semejanza que existe entre Tula y la ciudad de la península yucateca.
Los siguientes capítulos están dedicados a los mexicas y también se hace alusión a "La naturaleza de los dioses y los dioses de la naturaleza", aunque en este capítulo poco es lo que se refiere a las expresiones artísticas y sus características. El libro concluye con el capítulo dedicado a la herencia y las fuentes, tomando como tales a los diversos códices tanto prehispánicos como coloniales además de mencionar a cronistas como Sahagún, Durán, Torquemada y otros que por medio de sus obras nos permiten adentrarnos en el mundo prehispánico. Esta parte final más bien es como una especie de apéndice en el que el lector podrá encontrar algunas referencias de autores, crónicas y pictografías en las que se puede abrevar para un mejor conocimiento de lo tratado.
En términos generales, podemos considerar el libro como una introducción a las culturas mesoamericanas del altiplano central de México. espero que quien lea sus páginas encuentre los incentivos necesarios para tratar de profundizar en el pasado de nuestro país, pues resulta relevante conocer lo que fuimos para entender lo que somos.
Introducción
Renato González Mello
La historia y el arte precolombinos del altiplano central de México han sido estudiados en forma sistemática por la arqueología, la antropología, la historia y la historia del arte. A lo largo del siglo XX, en esos estudios predominaron las historias políticas y sociales. El motivo de ese punto de vista privilegiado fue la percepción, muy longeva, de que el origen del Estado mexicano moderno podía (o debía) encontrarse en las estructuras de autoridad de los pueblos que fueron dominados por