Crisis del agua . Jaime Peña Ramírez. Читать онлайн. Newlib. NEWLIB.NET

Автор: Jaime Peña Ramírez
Издательство: Bookwire
Серия:
Жанр произведения: Математика
Год издания: 0
isbn: 9786070252815
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Madrigal de San Luis Potosí me acompañaron en las visitas de observación, al igual que Vidal Márquez, campesino de El Bajo Bravo, en Monterrey. En esta ciudad me orientaron los biólogos de la Universidad de Nuevo León, así como investigadores del CIESAS, El Colegio de la Frontera Norte y del organismo operador Sistema de Agua y Drenaje de Monterrey (SADM). En San Luis Potosí fue muy cordial la recepción de los investigadores de El Colsan, especialmente de Francisco Peña, gran conocedor del tema y de Patricio Rubio, así como del personal del Comité Técnico de Aguas Subterráneas. En Guadalajara, apoyaron el ingeniero Bernardo Malta Solano, de SIAPA, los investigadores de la Universidad de Guadalajara y de la biblioteca pública del estado de Jalisco, en particular, su director, el doctor Juan Manuel Durán Juárez. En la ciudad de México, debo agradecer la compañía en campo de los ingenieros de la Dirección Técnica de Obras Hidráulicas del SACM, así como a los de la Comisión de Aguas del Valle de México para visitar las instalaciones del Cutzamala, y a los de Conagua, por su permanente orientación. En esta ciudad recibí apoyo de los investigadores de la UNAM, Manuel Perló y Alicia Ziccardi, y conté con la compañía en campo del maestro y campesino del Valle del Mezquital, Eustorgio Zúñiga. En León, fue el organismo municipal operador el que dio orientación, así como los ingenieros del Sistema Estatal de Aguas de Guanajuato (SEAG). Al doctor José María Chávez, geólogo de Acatlán, agradezco su invitación para visitar Zimapán. A los alumnos Miguel Olvera, Julio O. Reyes y Karina López; a Eduardo Torres Espinosa, del Programa de Investigación; del mismo a Alex y Gaby; finalmente a los representantes de las instituciones editoras, quienes deberían ser los primeros: José Luis Turner, Alicia Zicardi, Alejandro Salcedo y Francisco Monroy Gaytán.

      Los errores del material son exclusivamente del autor, mientras que los aportes sociales que eventualmente pueda tener, a reserva de la discusión y críticas, remiten al concepto de ciudad cuenca con todas sus implicaciones; algunas de ellas vinculadas al concepto de reconfiguración hidrológica y a la tesis de despojo hídrico por saqueo o por contaminación. Otra contribución del trabajo se orienta a la crítica del agua-mercancía y a la demostración de que la crisis del agua, en algunas de sus manifestaciones extremas, no toca a los ciudadanos, pero sí a los campesinos despojados del recurso o ya proletarizados en las grandes urbes. Un elemento más sería la demostración de que las soluciones capitalistas a las crisis del agua conducen a una mayor contaminación, deterioro del libre devenir del recurso, sobreexplotación y desgracias respecto al agua. Todo ello porque el Estado participa activamente en agudizar algunas manifestaciones de la crisis del agua y en promover la constitución de las ciudades-cuenca en armonía con el capital.

      1. El cuerpo teórico, conceptual y metodológico

      Si el medio ambiente es sociológicamente un problema relevante es porque esconde la cuestión del poder. Por lo cual pertenece a la cuestión del poder y a ella debe ser restituido. Pérez Agote

      En este capítulo abordamos el paradigma teórico-conceptual de la crisis del agua, así como los aspectos básicos del método de trabajo. Para ello, arrancamos con un primer apartado sobre ecología política, para después acceder a la discusión en torno a la existencia o no de una crisis del agua. Enseguida, describimos las acciones del Estado y el capital ante la crisis, así como los agentes fundamentales que hemos identificado en la trama del agua. El cuarto apartado vincula la ecología política con la crisis del agua tocando las hipótesis de trabajo y los conceptos principales que manejaremos. Esto nos permite analizar las soluciones capitalistas a la crisis del agua, con una reflexión general sobre el líquido vital como elemento de poder y de conflicto, como punto de confluencia multidisciplinaria, y aclaramos algunos aspectos relativos al método de investigación elegido.

      En torno a la ciencia de la ecología política

      Definimos la ecología política como la ciencia que estudia las leyes que rigen el comportamiento de la relación hombre-naturaleza en un espacio definido y en un momento histórico determinado, identificando los agentes sociales cuyo poder influye sobre los resultados de esta relación, para nuestro caso, entre el capital, el Estado y la sociedad civil. Esta definición sirvió de apoyo para el arranque de nuestro proyecto, con la idea de enriquecerla al desarrollar el trabajo.

      Elegimos la ecología política porque es una ciencia en formación que combina los aspectos naturales con los sociales. La ecología por sí misma no logra articular en el análisis el aspecto humano más relevante: lo político, mientras que la ciencia del poder social no alcanza a explicar la crisis de los ecosistemas, al abstraer elementos de la ecología. Cabe aclarar que nos alejamos un tanto de lo que se entiende por economía ecológica (Martínez Alier, 1987; Constanza, 2003) o la economía ambiental, cuyos objetos de estudio se alejan de lo que aquí privilegiamos (Saldívar, 2007).

      En lo que se entiende por ecología política encontramos opiniones diferentes; así, por ejemplo, conforme a Gudynas, existen al menos tres modos de entender la ecología política:

      Aplicado a un conjunto de preceptos, valores o a una agenda política sobre cuestiones ambientales, y que se presenta como modelo a seguir; utilizado para el análisis de las interacciones entre sociedad y naturaleza y, por lo tanto, ampliamente superpuesto con la ecología humana, ecología social y otras disciplinas; y utilizado para el análisis desde las llamadas ciencias políticas de los procesos y actores involucrados en los temas ambientales, como asunto propio de la política, y que se expresa en los espacios públicos […] (Gudynas, 2009: 54).

      La primera sugiere una parcela ideológica en aras de una ecología política en la búsqueda del poder, la cual más adelante tocaremos, mientras que las dos últimas apuntan, bajo elementos éticos en favor de la naturaleza, a generar conocimientos para la mejoría técnica, interpretativos o analíticos, sobre la relación hombre-naturaleza, retomando la visión de Habermas sobre el interés científico. Nosotros ubicamos nuestra tarea como un ejercicio intelectual orientado a “romper con fuerzas hipostasiadas” que permita generar nuevos conocimientos (Habermas, citado en Peña, 2000).

      En relación con el comportamiento de los actores principales en la trama del agua durante nuestra etapa de análisis, el Estado disminuye su presencia sin abandonar su tarea central de suprimir obstáculos al desenvolvimiento del capital. Por otra parte, opera bajo la influencia de los organismos internacionales que surgen en la posguerra (FMI, BID, OCDE-OMC, ONU), así como por las políticas que éstos llevan a cabo a nivel mundial, además de que sigue cubriendo los poros sociales que el capital no cubre. Este último es otro agente determinante en el concierto de las relaciones sociales básicas, pero ahora se presenta, al menos el más fuerte, transnacionalizado y apoyado por los organismos internacionales citados. La sociedad civil, a través de sus luchas básicamente, y de los gobiernos locales, es otro de los actores principales de ecología política y en ella se confunden intereses polivalentes, pero un tanto jerarquizados, en los que el agua adquiere un papel estratégico. Algunos otros temas que acompañan la crisis del agua como objetos de la ecología política se refieren a la crisis alimentaria, de salud, de valores y de justicia. En cada uno de ellos sobresalen los agentes mencionados y en las raíces de la crisis podemos identificar las necesidades de reproducción del sistema a cargo del Estado y la ambición del capital, que ofrece como resultado la pulsión del crecimiento sin ética de ninguna especie. Por último, habrá que aclarar que cada uno de los agentes involucrados tiene a su interior diferencias de comportamiento en el plano individual o jerárquico.

      La crisis ecológica en general ha conducido a postular su origen a un nivel social; sin embargo, Adames plantea los límites del saber social en los siguientes términos: “Sin duda que el saber social históricamente no ha atendido el marco biofísico en que necesariamente se inscribe lo social. De hecho, la concepción convencional de sociedad ha construido un tipo de relación del que todos los no humanos han sido claramente expulsados” (Adames, 2003: 3, citando a Latour, p. 231).

      Este autor no deposita esperanza alguna en las prácticas profesionales de la sociología, por su