Enfermedad Cero. Angelo Barbato. Читать онлайн. Newlib. NEWLIB.NET

Автор: Angelo Barbato
Издательство: Tektime S.r.l.s.
Серия:
Жанр произведения: Медицина
Год издания: 0
isbn: 9788873040569
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(570 a.C.-495 a.C.)9 . En el centro de la concepción de Hipócrates no quedaba la enfermedad, sino el hombre con una atención extrema a la nutrición y el ambiente, fue el precursor de los conocimientos de los primeros determinantes de las enfermedades relacionadas con la alimentación y la salubridad del aire. Los escritos de Hipócrates (o presuntos) fueron analizados en las universidades sino hasta 1700. Estos escritos se orientaron a la prudencia y la cautela antes de intervenir con un uso parsimonioso de la terapia disponible también porque en esos días había pocos recursos debido a que no era conocida la farmacología y fitoterapia estaba en sus inicios desarrollándose alrededor de un siglo más tarde por Teofrasto (371 a.C.-287 a.C.), alumno de Aristóteles (384 a.C.-322 a.C.), a quien se debe un enorme impulso de las ciencias naturales.

      Hipócrates dio a la medicina una impronta holística con centro en el hombre y el ambiente convirtiéndose, de hecho, en el precursor de las más avanzadas teorías ambientalistas modernas, entre ellas las económicas y ecológicas de nuestro economista de referencia Jeremy Rifkin nuestro inspirador en la descripción del nuevo paradigma de la medicina que con éste escrito difundimos: Enfermedad Cero.

      Hipócrates introdujo los primeros conceptos de la ética médica y a su escuela se atribuye el juramento del médico:

      - “Juro por Apolo médico, por Asclepio, Higía y Panacea, por todos los dioses y todas las diosas, tomándolos como testigos, cumplir fielmente, según mi leal saber y entender, este juramento y compromiso: Venerar como a mi padre a quien me enseñó este arte (concepto de alumno y maestro), compartir con él mis bienes y asistirles en sus necesidades;

      - Considerar a sus hijos como hermanos míos, enseñarles este arte gratuitamente si quieren aprenderlo;

      - Comunicar los preceptos vulgares y las enseñanzas secretas y todo lo demás de la doctrina a mis hijos y a los hijos de mis maestros, y a todos los alumnos comprometidos y que han prestado juramento, según costumbre, pero a nadie más (concepto de la casta).

      - En cuanto pueda y sepa, usaré las reglas dietéticas en provecho de los enfermos y apartaré de ellos todo daño e injusticia;

      - Jamás daré a nadie medicamento mortal (rechazo de la eutanasia), por mucho que me soliciten, ni tomaré iniciativa alguna de este tipo; tampoco administraré abortivo a mujer alguna;

      - Por el contrario, viviré y practicaré mi arte de forma santa y pura. No tallaré cálculos sino que dejaré esto a los cirujanos especialistas”;

      - “En cualquier casa que entre, lo haré para bien de los enfermos, apartándome de toda injusticia voluntaria y de toda corrupción, principalmente de toda relación vergonzosa con mujeres y muchachos, ya sean libres o esclavos.

      - Todo lo que vea y oiga en el ejercicio de mi profesión, y todo lo que supiere acerca de la vida de alguien, si es cosa que no debe ser divulgada, lo callaré y lo guardaré con secreto inviolable (concepto de secreto profesional).

      - Si el juramento cumpliere íntegro, viva yo feliz y recoja los frutos de mi arte y sea honrado por todos los hombres y por la más remota posterioridad. Pero si soy transgresor y perjuro, avéngame lo contrario”.

      La higiene, del griego “saludable” es la rama de la medicina que se ocupa de la salud de manera holística desde su concepción más antigua que estudia la salubridad del aire, el suelo y el agua a su concepción más moderna que estudia cómo organizar en la sanidad pública y privada los servicios sanitarios en el modo más eficiente y más eficaz posible. La higiene siempre se ha ocupado de cómo prevenir las enfermedades.

      Demócrito (370 a.C.- 460 a.C.) desarrolló la teoría de los poros que llegó a condicionar la escasez de higiene que se alcanzó en la Edad Media. Para la escuela de Demócrito, en función de que los poros abiertos o cerrados debería haber, respectivamente, una condición de relajación o de tensión. Según esta teoría hay que tratar de mantener abiertos los poros de forma natural con la consiguiente atención a cómo podríamos lavarnos y a la temperatura del agua. Éste concepto fue mal interpretado en la Edad Media condenado al agua como causa del cierre de los poros.

      Afortunadamente teorías erróneas de Demócrito murieron reprimidas sólo muchos siglos más tarde (Edad Media), mientras que en la época griega y después romana se produjo un notable desarrollo de higiene. El agua era el elemento clave de la sociedad romana que vio su desarrollo gracias a la construcción de acueductos impresionantes que atravesaron las calles del imperio y permitieron que el considerable desarrollo de baños y saunas con un avanzado sistema hídrico y de alcantarillado.

      El contraste con las enfermedades sobre todo infecciosas se llevó a cabo durante siglos gracias sobre todo a las diferentes técnicas de higiene que como veremos llevarán al desarrollo de la medicina preventiva hasta las recientísimas medicina predictiva y medicina personalizada.

      Para luchar contra las enfermedades se han desarrollado en los últimos siglos, estructuras con una alta concentración de médicos y tecnología llamadas hospitales. Los orígenes del hospital moderno se remontan a principios del siglo XX e inicialmente eran los ricos latifundistas que dejaban un testamento en favor de estructuras que se ocupaban de los pobres y de enfermos moribundos. Estructuras caritativas casi siempre gestionadas y organizadas por religiosos.

      No obstante en siglo XIV y en el XVII hubo catastróficas pandemias de peste arreciando la lepra y la tuberculosis, no tenía conciencia de que la enfermedad se contagiaba a otro organismo vivo. No se conocía el modo de transmisión de enfermedades infecciosas y la teoría más aceptada era que los olores trasladaran el contagio pero nadie sabía cómo. En la Edad Media no existía el concepto de la higiene y los enfermos eran confinados en camas con sábanas sucias de hojas sucias que eran recicladas sin lavar.

      El hospital de la primera revolución industrial que se remonta al siglo XVIII, de grandes dimensiones y función promiscua entre lo social y lo sanitario donde se encontraban internados enfermos febriles, mujeres parturientas, psiquiátricos, enfermos quirúrgicos con riesgo de gangrena nosocomial y también pobres necesitados de un techo y comida, y no infrecuentemente ocurría se observaba a religiosas reubicando cadáveres.

      Con el aumento de los conocimientos de higiene ambiental, para combatir a las enfermedades infecciosas se desarrolló el modelo del hospital con pabellones, construido por edificios bajos y separados entre sí para evitar al máximo el contagio de un enfermo a otro. Alrededor de 1850 se inició la construcción de los primeros hospitales con pabellones que aún se pueden observar hoy en el centro de las ciudades metropolitanas antiguas como el Policlínico Umberto I y el Hospital San Camillo de Roma.

      Gerolamo Fracastoro (1478-1553) médico, matemático y poeta, enseñó lógica en la Universidad de Padua. Escribió el poema latino Syphilis sive morbus Gallicus (1530), que habla de un pastor joven y hermosa que, habiendo ofendido Apolo, es castigado con una terrible enfermedad ulcerosa. La sífilis, enfermedad venérea de reciente difusión, tomó su nombre de éste poema. Fue uno de los primeros en considerar que las enfermedades epidémicas pudieran ser transmitidas por una especie de entidad seminal que propagaba el contagio (De contagione et contagiosis morbis, 1546)10 .

      Carlo Francesco Cogrossi (1682-1769) fue el primero que se dio cuenta que en la peste bovina existían organismos vivos que transmitían la peste, pero su tesis cayó al vacío.

      Edward Jenner (1749-1823) fue un médico naturalista británico, conocido por la creación de la vacuna contra la viruela y considerado el padre de la inmunización.

      El uso de hongos y plantas particulares en la cura de las infecciones ya era conocido en muchas culturas antiguas -griega, egipcia, china- cuya eficacia era debida a las sustancias antibióticas producidas por la especie vegetal o de los hongos; Sin embargo, no se tenía la posibilidad de distinguir el componente