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Adscripciones institucionales
Alejandro Salas Miranda (Universidad de Santiago de Chile)
Tomás Catepillan (Universidad Católica de Valparaíso)
Cecília Almeida Rodrigues Lima (Universidade Federal de Pernambuco)
Juan Esteban Alegría Licuime (Universidad de Los Lagos)
Daniela Banderas (Universidad de La Serena)
Ignacia Cortés Rojas (Universidad Diego Portales)
Leila Adriana Baptaglin (Universidade Federal de Roraima)
Paulina Barramuño (Investigadora independiente)
Ariel Grez Valdenegro, Bernarda Castillo (Investigadoras independientes) y Pablo Rojas (Universidad de Viena)
[email protected], [email protected], [email protected]
Constanza Ramírez (Universidad Andrés Bello)
Adriana Santana (Universidade Federal de Pernambuco)
Felipe Navarro Nicoletti (IIDyPCa/CONICET/UNRN), Paula Rodriguez Marino (UNRN/CIEDIS) y Rafael Contreras (Universidad de Concepción/ANID)
[email protected], [email protected], [email protected]
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Adopción de costumbres europeas en el consumo gastronómico de las elites peruanas durante el siglo XIX según el Diario de Heinrich Witt: 1824-18901
Alejandro Salas Miranda
Desde fines del siglo pasado se observa un auge del reconocimiento internacional hacia la gastronomía peruana. El origen de este interés hacia la comida popular en Perú tiene sus orígenes en la década de 1980, cuando aparecieron volúmenes ingentes de investigaciones orientadas a difundir al público general las recetas y tradiciones que han dado forma al patrimonio alimentario nacional. Dicha tendencia se potenció en los noventa, cuando un grupo de chefs profesionales transformaron recetas tradicionales del altiplano, adaptándolas al estilo de la alta cocina. Tal impulso ha sido acompañado por estrategias de difusión del patrimonio alimentario nacional dentro de la población, principalmente a través de libros de cocina, artículos gastronómicos en periódicos y la creación de la Asociación de Gastronomía Peruana (Matta, 2013; Serrano, 2016). Este renovado interés, emergido desde la elite peruana, por las raíces populares de la gastronomía nacional se manifiesta en un incremento en el número de investigaciones, difusión comunicacional, franquicias comerciales internacionales y festivales gastronómicos (Valderrama, 2009).
La gastronomía peruana no solo ha adquirido reconocimiento en términos cuantitativos y de difusión, también ha sido elogiada desde la crítica gastronómica especializada y es considerada un componente identitario por su población. El sitio especializado Theworlds50best consideró dos restaurantes peruanos entre los diez mejores del mundo, el año 2019 y diez entre los cincuenta mejores de América Latina el 2018.2 Para la población peruana la gastronomía es un elemento relevante de su identidad, tal como lo muestra el número especial del Informe Gastronomía Peruana de la Encuesta Nacional Urbana (GFK, 2012), en la que el 44% de los encuestados se considera “muy orgulloso” y otro 46% “orgulloso” de su gastronomía nacional, mientras que un 76% considera que es una fuente de trabajo para muchos compatriotas.
La gastronomía y el turismo han adquirido gran auge y reputación en el país andino, aunque este entusiasmo no ha ido acompañado de un interés visible del mundo académico, en el cual las investigaciones de carácter disciplinario se encuentran en estado embrionario (Matta, 2013). Los estudios sobre la evolución histórica de la gastronomía, cómo han cambiado las recetas de algunas comidas emblemáticas, el uso social y los significados colectivos asociados a las comidas casi no poseen representatividad en artículos científicos