El cuerpo en la experiencia psicoanalítica. Noemí Lustgarten de Canteros. Читать онлайн. Newlib. NEWLIB.NET

Автор: Noemí Lustgarten de Canteros
Издательство: Bookwire
Серия:
Жанр произведения: Документальная литература
Год издания: 0
isbn: 9789569441554
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acting y conducta antisocial, vemos también en ambos autores una propuesta de un quehacer por parte del analista que va más allá de la labor interpretativa. Así como Winnicott nos habla del manejo y de la confiabilidad del marco, Lacan comienza a desarrollar sus ideas en torno a la angustia del analista y del acto analítico, como modos de ofertar ese sostén en el deseo que muchas veces define un proceso analítico.

      Es significativo que Margaret Little, prestigiosa analista paciente de Winnicott, sea tomada por Lacan en el Seminario de la Angustia, como ejemplo de lo que un analista hace cuando puede contactar con la angustia en su clínica, tramitarla y transformarla en acto creativo. Recordemos a Frida, una paciente de Little. Era una mujer que no tuvo lugar en el deseo de sus padres. Estando en análisis, se entera de la muerte de su amiga Ilse y ahí se produce un cambio transferencial, no habla, sólo llorar desconsoladamente.

      Little (2017) relata sus infructuosos intentos, su utilización de diferentes líneas interpretativas intentando utilizar todos sus conocimientos sobre el duelo brindados por su formación:

      Nada de esto la alcanzaba, estaba totalmente fuera de contacto […] Después de cinco semanas, su vida estaba en peligro, ya sea por riesgo de suicidio o agotamiento, de alguna forma tenía que llegar a ella. Por fin le dije lo muy doloroso que era su angustia, no solo para ella y su familia, sino que para mí. Le dije que nadie podía estar cerca de ella en ese estado, sin verse profundamente afectado. Yo sentía pena con ella y por ella en su pérdida. El efecto fue instantáneo y muy grande. En menos de una hora se tranquilizó, se tendió en el diván y lloró tristemente. (pp. 114-115)

      Lacan nos muestra cómo en este caso es la analista la que toca la angustia. Ella también se encuentra en situación de desvalimiento, dado que no le son suficientes sus recursos simbólicos, aquellos que le brindó su formación como psicoanalista. Little entra en contacto con ese desvalimiento inicial, que sería la verdad última en el ser humano. No importa tanto lo que dice, su formulación desde la palabra, lo que importa es desde dónde lo dice. Es a partir de este acto que se produce un viraje en la situación transferencial que es interpretado por Lacan a partir de esa angustia del analista, angustia que “no miente”. La paciente registra que hay deseo, deseo en tanto lugar en el Gran Otro, donde ella puede alojar su objeto “a” para dejar de serlo. Se anida en el deseo y recupera su condición de sujeto. Así, tiene un lugar donde alojar su desvalimiento.

      En este punto, recordemos fragmentos del valioso testimonio de Little acerca de su análisis con Winnicott, dado que da cuenta de la posición ante la angustia del propio Winnicott como analista. Dice Little:

      Me dejaba entrever lo que un análisis como el mío exigía de él. Exigencia que él estaba dispuesto a atender y no sólo bajo la condición de que el análisis resultara exitoso. Él debía soportar la angustia, la culpa, el dolor y la pena, la inseguridad y la impotencia. Él debía soportar lo insoportable. Debía, además, asumir toda la responsabilidad. (2017, p. 63)

      ¿No es esta una descripción acerca de soportar lo traumático? Y ¿cuál es el núcleo de la angustia en Freud? La situación de desvalimiento ante el trauma. El hallarse sin recursos en situación de desvalimiento ante los estímulos, especialmente los pulsionales. No poder tramitarlos por el principio del placer.

      Estos fragmentos dan cuenta de cómo la angustia, lo insoportable a soportar va quedando del lado del analista. Éste genera efectos al poder albergarla en la transferencia y poder transformarla en sensibilidad, capacidad de inquietud, responsabilidad y en acto creativo. Esto llevó a Winnicott, según relata Little, a poder soportar el silencio y el llanto, a quitarle las llaves de su auto; a llamar a una amiga para que la sostenga. Y también lo llevó a internarla. Desde la posición subjetiva de poder estar sin recursos consabidos e ir creando su clínica y sus aportes.

      Vemos cómo se abre un campo de indeterminación de nuestro quehacer, más allá del determinismo inconsciente, campo que la clínica de la angustia torna imprescindible. Podemos preguntarnos ¿cuál podría ser un denominador común de este quehacer? ¿Sería un quehacer que “aloja”, le otorga heim, hogar, morada a lo unheimlich, núcleo traumático, objeto a? ¿Dónde lo aloja? En la transferencia, brindando holding, soportando la transferencia, alojando en ella, incluso, la angustia no sentida por el paciente realizando su acto, su gesto creativo en el devenir transferencial.

      Creo que este interjuego entre la perspectiva de Winnicott y la perspectiva de Lacan nos permite, en la dirección de la cura, tener en cuenta la importancia de que el encuentro con esa dimensión traumática de la condición humana ligada con la dimensión pulsional se produzca en el punto del proceso, que permita que la angustia dé lugar al nacimiento subjetivo y no a una reiteración traumática en transferencia. Detectar el cuándo y el cómo se da ese encuentro en la clínica define, muchas veces, el destino del proceso analítico. Creo que cuando Winnicott nos habla de holding apunta, precisamente, a poner en primer plano esta cuestión. Sus ideas de ilusión, omnipotencia, estructurantes, el ser femenino y el hacer masculino, el respeto al ritmo del paciente, el valor de la identificación sensible, el valor de tolerar la paradoja, como base de la transicionalidad. La utilización de los fallos del analista como modos de ir subjetivando en transferencia son aportes invalorables que enriquecen este aspecto fundamental del proceso analítico; los modos y efectos del encuentro con lo traumático. Le debemos al pensamiento de Lacan el acento en el carácter estructural del fallo del Orden simbólico, de la legalidad y el inevitable encuentro con “eso” traumático, esa dimensión de objeto que, a veces, pero no siempre, se ubica en el fantasma y que un análisis debe intentar llevar al punto de tornarlo causa de deseo. Creo que Winnicott enriquece esa clínica donde no se logró estructurar el fantasma y donde la amenaza de quedar identificado al objeto se consumó, dejando secuelas de escisión.

      ¿Podemos pensar que a veces las adhesiones teóricas inclinan unilateralmente la perspectiva hacia el extremo de velar excesivamente lo traumático, con un aporte que abusa del sentido sin considerar el límite de lo historizable, o con un holding mal entendido propiciando un análisis interminable o hacia un exceso opuesto que, pretendiendo generar efectos de corte apure el encuentro con lo traumático, sin el tino y el tacto que requiere la singularidad de cada encuentro? ¿Podemos pensar que los nombres de “angustia primitiva”, de “aniquilación”, de “desintegración”, de “angustia señal” serían los nombres de esa vivencia testimonio de cómo se dio ese encuentro en cada sujeto? Estas ideas nos permiten pensar en la posibilidad de incidir en la constitución de la angustia, señal deficitaria o inexistente en el psiquismo de algunos pacientes, tema preñado de consecuencias en el terreno de la psicosomática, según lo he podido comprobar en la clínica con pacientes que padecen alergia y asma en la que investigo desde 1973.

      El contexto epocal nos lleva, hoy más que nunca, a reconsiderar y a revalorizar el incluir en nuestro quehacer ese “alojar en transferencia”, aportando esa dimensión de espera ausente en el discurso social. Incluir esa paciente dimensión de espera que va construyendo un paciente de análisis. Poder estar sin recursos, sin echar mano a los recursos consabidos para obturar la angustia. En ese caso, estos “recursos” pueden obturar nuestra creatividad, e ir creando el modo de intervención oportuno a la singularidad de cada encuentro e, incluso, llevar a reiterar la situación traumática en transferencia. Este es un punto de urgencia de nuestra clínica actual.

      Me interesa contribuir con estas reflexiones a la idea de que fortalecer el pensamiento psicoanalítico cursa por poder tomar el aporte de cada perspectiva en una tarea interteórica dentro del psicoanálisis e interdisciplinaria con otras corrientes del pensamiento contemporáneo. Creo que lo que hoy está en juego es la dimensión subjetiva de la condición humana y el motivo es suficientemente fuerte como para que nos escuchemos entre nosotros y escuchemos a otros, que es escucharnos también como otros; marca fundacional de la creación freudiana, comprometidos en un esfuerzo de recreación constante