El cuerpo en la experiencia psicoanalítica. Noemí Lustgarten de Canteros. Читать онлайн. Newlib. NEWLIB.NET

Автор: Noemí Lustgarten de Canteros
Издательство: Bookwire
Серия:
Жанр произведения: Документальная литература
Год издания: 0
isbn: 9789569441554
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en su concepción de lo Real, el objeto “a” y su manifestación, la angustia. Winnicott, inglés, pediatra y músico nos habla de las fallas en el sostenimiento del infans y de la emergencia de las angustias inconcebibles ante esas fallas. También, del objeto transicional, que vela la ausencia por donde puede emerger la angustia. Estas referencias en algunos puntos desarrollados por Freud, Lacan y Winnicott pretender ser un mínimo ejemplo de la posibilidad de enriquecimiento.

      ¿No podemos acaso sostener la paradoja de que hablan de algo semejante y a la vez de algo diferente, creado por cada uno de ellos desde su condición contextual? Y acaso podemos pensar el trauma de la misma manera antes y después de leer estos aportes. Y a la inversa, cada uno de ellos antes y después de conocer los otros es el mismo.

      En las páginas siguientes intentaré desarrollar esta idea.

       La angustia en Freud

      El tema de la angustia en Freud aparece desde los comienzos (1894) vinculada a la idea de incapacidad psíquica para tramitar montantes de excitación, de un psiquismo que se encuentra sin recursos frente a algo que lo sobrepasa. En 1905 afirma que “la angustia neurótica nace de la libido, es un producto de la trasmudación de ésta y mantiene con ésta la relación del vinagre con el vino” (p. 75). En 1916 introduce el tema angustia real, angustia neurótica y con él la angustia como reacción a un peligro, real y exterior en el primer caso, desconocido e interno en el segundo. Desde esta óptica la represión es “la huida del yo frente a la libido sentida como peligrosa y la fobia una atrincheramiento contra el peligro externo que subroga la libido temida” (p. 373). A partir de la angustia real desarrolla la idea de “apronte angustiado”, antecesor al concepto de angustia señal.

      En 1920 leemos “El terror parece tener un sentido particular, a saber, poner de resalto el efecto de un peligro que no es recibido con apronte angustiado. Así podría decirse que el hombre se protege del horror mediante la angustia” (p. 360). Un eslabón importante en su pensamiento lo constituye el empezar a considerar la angustia como afecto (1900-1916).

      Recordemos que para Freud “el estado afectivo tendría la misma construcción de un ataque histérico y sería como éste la decantación de una reminiscencia. Por lo tanto, el ataque histérico es comparable a un afecto individual neoformado, y el afecto normal a la expresión de una histeria general que se ha hecho hereditaria” (1917, p. 360). ¿A qué reminiscencia nos remite la angustia? Al acto de nacimiento: “Decíamos que es el acto de nacimiento en el que se produce ese agrupamiento de sensaciones displacientes, mociones de descarga y sensaciones corporales que se ha convertido en el modelo para los afectos de un peligro mortal, y desde entonces es repetido por nosotros como estado de angustia” (1916-17, p. 361).

      A partir del estudio de las zoofobias, Freud introduce el tema de la angustia de castración como peligro que, si bien dependía de la libido, remitía a una amenaza vivida como externa. En 1920 establece la diferencia entre susto, miedo y angustia. La angustia es expectación ante el peligro y preparación ante el mismo, aunque éste sea desconocido. El susto invade bruscamente, acentúa el factor sorpresa, de ahí que la angustia no puede generar una neurosis traumática. Leemos “el apronte angustiado con su sobreinvestidura de los sistemas recipientes, constituye la última trinchera de la protección antiestímulo” (Freud, 1920, p. 31). Este tema de la angustia como última línea de defensa será retomado por Lacan al referirse a la angustia como presentificación de algo de lo “real”. En la misma época afirma que entre las formas de lo angustioso existe un grupo en el cual se puede reconocer que lo angustioso es algo reprimido que retorna, algo que se tornó extraño mediante el proceso de la represión; sería lo ominoso, algo que debiendo quedar oculto se ha manifestado. Esta idea, creo, debe haber inspirado a Lacan para pensar el tema de lo real y la idea del fantasma poniendo un velo a lo real.

      Llegamos a 1926, en este año se consolidan tres aspectos claves de la angustia: 1) la idea del yo como sede de la angustia; 2) la angustia como afecto; 3) la angustia de castración como causa de la represión. “La angustia de la zoofobia es la angustia de castración inmutada, vale decir una angustia realista frente a un peligro considerado real. Aquí la angustia crea la represión y no, como yo opinaba antes, la represión a la angustia” (Freud, 1926, p. 104).

      Vemos en el texto de Freud cómo varían las condiciones de angustia acorde a las condiciones del peligro en función de los progresos del desarrollo: “El peligro del desvalimiento psíquico se adecua al período de inmadurez del yo, así como el peligro a la pérdida de objeto a la falta de autonomía de los primeros años, el peligro de castración a la fase fálica y la angustia frente al superyó, al período de latencia” (1926, p. 134). Freud aclara las razones del viraje en su teoría de la angustia:

      La diferencia está en que yo antes creía que la angustia se generaba de manera automática en todos los casos mediante un proceso económico, mientras que la concepción de la angustia que ahora sustento, como una señal deliberada del yo hecha con el propósito de influir sobre la instancia placer-displacer, nos dispensa de esta compulsión económica. (1926, p. 132)

      Considera que habría dos modalidades para el origen de la angustia en la vida posterior, una involuntaria, una automática, económicamente justificada en cada caso, cuando se habría producido una situación de peligro análoga al nacimiento; la otra generada por el yo, cuando una situación así amenazaba solamente, y a fin de movilizar su evitación. En este segundo caso, el yo se sometía a la angustia como si fuera una vacuna, a fin de sustraerse, mediante un estallido morigerado de la enfermedad, de un ataque no morigerado.

      Otro aspecto a tener en cuenta es la reconsideración de la condición de peligro en la mujer, ligada a la pérdida de amor (Freud, 1926). Además, establece tres relaciones entre condición de angustia y tipo de neurosis: pérdida de amor en la histeria, amenaza de castración en la fobia y angustia frente al superyó en la neurosis obsesiva. Y así, vuelve a reformular su pregunta clave: ¿cuál es el núcleo de la situación de peligro? Y su respuesta es:”

      La apreciación de nuestras fuerzas en comparación con su magnitud, la admisión de nuestro desvalimiento frente a él, desvalimiento material en caso de peligro realista y psíquico en el del peligro pulsional […] Llamemos traumática a una situación de desvalimiento vivenciada; tenemos buenas razones para diferenciar situación traumática de situación de peligro. (p. 155).

      La angustia es entonces (la angustia señal) por una parte, expectativa del trauma y por la otra, una repetición amenguada de él. Es de acuerdo con el desarrollo de la serie angustia-peligro-desvali-miento en el trauma, que podemos resumir la situación de peligro es la situación de desvalimiento discernida recordada y esperada, “La angustia es la reacción originaria frente al desvalimiento en el trauma, que más tarde es reproducida como señal de socorro en la situación de peligro” (Freud, 1925, p. 156). En 1932, Freud agrega:

      […] llamamos factor traumático a un estado así en que fracasan los empeños del principio del placer... lo temido, el asunto de la angustia es en cada caso, la emergencia de un factor traumático que no pueda ser tramitado según las normas del principio del placer. (p. 87)

      Este nexo entre angustia, desvalimiento ante el trauma y lo no tramitable por el principio del placer, va a ser retomado tanto por Lacan como por Winnicott, cada uno con su estilo, situación que destaco para tomarla como ejemplo del enriquecimiento que pueden aportar diferentes versiones en torno a una cuestión temática.