El cuerpo en la experiencia psicoanalítica. Noemí Lustgarten de Canteros. Читать онлайн. Newlib. NEWLIB.NET

Автор: Noemí Lustgarten de Canteros
Издательство: Bookwire
Серия:
Жанр произведения: Документальная литература
Год издания: 0
isbn: 9789569441554
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versión pater-familia, la amenaza era el castigo ante la trasgresión o indisciplina, en los tiempos actuales la amenaza es ser dejado caer por pertenecer o no pertenecer, a regiones, poblaciones y su relación con las fluctuaciones del mercado y sus necesidades económicas. Bajo esta lógica, la amenaza es el desempleo, la pérdida de competitividad, quedar fuera del sistema, caer en situación de desamparo (Freud), ante la indiferencia del otro del mercado. ¿Qué muestra la subjetividad actual? ¿Que muestra el cuerpo hoy (el cuerpo como sede del Self)?

      Hoy escuchamos desesperanza, descreimiento del Otro ante esta situación traumática que en grandes sectores se va naturalizando, y va produciendo efectos de desensibilización, escisión, y refugio en nuevas fantasías epocales de invulnerabilidad. Vemos cierta docilidad patética del self frente a esta amenaza que se manifiesta como una entrega a los excesos de la demanda laboral, incrementados por los efectos de estar permanentemente conectados, efecto de las nuevas tecnologías. Surgen ataques de pánico, depresiones, afecciones en el cuerpo, injuria a las condiciones necesarias para ese sentimiento primario de sentirse vivo y real.

      En la actualidad, se complejizan las estrategias en la medida en que se complejizan las relaciones de poder. El poder judicial representante, según Foucault, del paradigma de la Soberanía, donde el soberano castiga la transgresión, hoy retorna y condena, encarcelando a los contrincantes. Nuevos modos de entrecruzamiento entre las estrategias del poder soberano y de la biopolítica. El dejar caer convive con criminalizar al contrincante.

      Si bien el tema del self, solidario de la importancia de la adecuación del otro en Winnicott, surge por su interés por la patología de escisión, creo que es un aporte a tener en cuenta también en el campo de las neurosis. La amenaza de quedar en la situación de desvalimiento traumático forma parte de la vida y siguiendo lo que sostuvimos en relación a la sociedad actual, es una amenaza que también afecta a aquellos pacientes que tienen un funcionamiento a predominio neurótico. Por estas razones me interesa traer el testimonio de Theodore Reik que me parece un verdadero hallazgo.

       Una experiencia de hallar- crear el deseo

      El testimonio de Reik y su análisis con Freud es a mi modo de ver un ejemplo del ejercicio del análisis que tiene en cuenta la dimensión del self.

      Este testimonio de un análisis de Freud por Reik, su paciente, nos permite acceder a un Freud trabajando en los inicios del psicoanálisis, relatado por un analista de la talla de Reik, que participó junto al maestro, en los orígenes del nacimiento del psicoanálisis. Muestra una experiencia psicoanalítica viva. Un Freud creando psicoanálisis. Un Freud real, habitado por su ambivalencia con su vecino vienes Schnitzler, escritor que también incursionaba desde la literatura en la oscuridad del alma humana. Por qué no pensar que es precisamente a partir de conocer su ambivalencia por su autoanálisis que consigue un cierto saber-hacer con ella, a partir del cual capta la ambivalencia de su paciente, sabe del doloroso trabajo de aceptarla y soportarla. Es ese saber que se traduce en la sesión en adecuación y sensibilidad en el modo de aproximar el deseo inconsciente a su paciente.

      El self en los comienzos es reunir las condiciones de sentirse vivo. Ese es el primer sentido el que le da sentido a todos los sentidos en la vida. Un sentirse vivo coproducido entre el infans y la madre suficientemente buena, heredero de la adecuación y sensibilidad de la madre. Cada vez que logramos adecuación y sensibilidad estamos dando nacimiento, fuerza, vigor al self del paciente. Cada vez que logramos ejercer el manejo de la transferencia, captando desde una escucha sensible que necesita el paciente, le damos cabida a aquello que no tuvo lugar en los tiempos primordiales del nacimiento del self. Hacemos diferencia en la repetición y generamos una mayor fuerza, intensidad en la capacidad de investir. Dicho en los términos de nuestra convocatoria, facilitamos que el verdadero self se atreva a investir. Vamos construyendo un creer y un confiar que hace que la vida valga la pena de ser vivida.

      Reik relata que súbitamente cae enfermo. Le sobrevienen mareos, opresión en el pecho. La más vívida sensación de muerte, se pensó en algo cardíaco. Luego de meses de padecer se lo comenta a Freud, que le dice que no cree que sea una afección cardíaca, era demasiado joven para padecerla. Reik le pide tratamiento a Freud. Hoy pensaríamos en un paciente con un ataque de pánico. A medida que avanza su tratamiento, Reik le cuenta una de sus angustias en relación a su mujer y le confiesa haber conocido a una muchacha que le despierta atracción, y de la ocurrencia de divorciarse para casarse con la joven, afirmando que no se puede divorciar de alguien que está muy enfermo. Le relata que permanece todo el tiempo libre al lado del lecho de su mujer, Freud le dice: “quizás sería mejor quedarse solo un momento, algo así como un cuarto de hora, y luego ir a otra parte, y volver al cabo de un tiempo para permanecer junto a ella solo durante unos instantes”. (Reik, 1956, p. 209)

      Podemos pensar que, con esta intervención, Freud le aporta una nueva perspectiva que difiere de la mirada acusatoria del Superyó. Funciona como “aliado”, que le avala poder “faltarle al otro”, ante la emergencia de su deseo y su imposibilidad de alejarse. Es una intervención que ejerce una función de corte y de protección ante la incidencia imperativa del Otro que va afectando y amenazando a Reik con sensaciones vívidas en su cuerpo. Lo protege frente a la posición de acatamiento a un Superyó que afecta el poder sentirse vivo y seguir vivo. Poder poner distancia vital, para continuar su despliegue vital.

      Promediando una sesión en que continuó contando sus malestares, dudas, remordimientos y contradicciones, Freud se mantuvo escuchando en silencio, hasta que le plantea la siguiente pregunta: “¿Recuerda usted la novela el asesino de Schnitzler?”, casi al final de la sesión en voz baja pero firme (Reik, 1956, p. 211).

      El modo de aproximar el deseo a partir de una pregunta sobre una novela de Schnitzler, es un modo de responder al self de Reik. ¿Por qué? Una pregunta. Apenas una alusión, hecha con tino, con el tacto que surge de la identificación empática de Freud en el modo de aproximar el encuentro con el deseo que, enfrentado de otro modo, hubiera sido negado al producir un efecto traumático por lo inaceptable desde la lógica excluyente del superyó de Reik, reforzada por las características del discurso de su época. El que fuera una novela y el asesino el personaje de una novela, redoblaba el carácter ficcional del asesinato, además de permitirle a Reik la identificación de su deseo con el del asesino de la novela. Lo ficcional, como el jugar, va trazando un puente entre los efectos deseados y temidos de la omnipotencia del deseo y su ejecución real.

      Dice Reik: “la interpretación indirecta efectuada mediante la mención de la novela de Schnitzler me acercó a la solución, pero al hacerlo me