En el Perú se han montado exposiciones fotográficas sobre sismos; es el caso de Rafael Martín Choque, quien en 1997 y con auspicio del INC ofreció la muestra “Los terremotos de Arequipa” en la municipalidad mistiana (véase Caretas 1478). Caretas reproduce de aquella una foto en la que se aprecia la destrucción de un lado de la catedral, una de las que reprodujo Picón en su estudio de 1926.
Muy al margen de los grandes repositorios mencionados, en internet está disponible una interesante colección de ilustraciones sobre sismicidad histórica en el mundo: la formada por el geofísico checo Jan Kozak, la más importante en su género, auspiciada por el Earthquake Engineering Research Center, de la Universidad de Berkeley (California). Se trata de 875 ilustraciones que dan cuenta de ocurrencias sísmicas que conforman la que llamaremos Colección Kozak (http://nisee.berkeley.edu/kozak). De ella, y sobre sismicidad peruana, está disponible vía web un conjunto de 31 grabados tomados de revistas contemporáneas al cataclismo de Arequipa en 1868, como Harper’s Magazine, revista que se publica mensualmente en Nueva York desde 1850 y que es importante por su alta circulación (antes de su primer año bordeaba los cincuenta mil ejemplares). Del mismo grupo editorial fue Harper’s Weekly, publicación aparecida entre 1857 y 1917. También en Estados Unidos se publicó, a partir de 1855, Frank Leslie’s Illustrated Newspaper, gracias a la iniciativa de un inmigrante inglés llamado Henry Carter (1821-1880), quien con el seudónimo Frank Leslie editó en Nueva York un semanario de gran impacto, caracterizado, al igual que las publicaciones de Harper, por el gran despliegue gráfico utilizado en la presentación de las noticias.12
Los extraordinarios sucesos sísmicos ocurridos en América del Sur, en 1868, no dejaron de repercutir en Europa. Cobertura importante fueron los artículos y textos aparecidos en L’illustration, primer semanario ilustrado aparecido en Francia en 1843 y que continuó publicándose por espacio de un siglo. Gracias a una enorme pléyade de corresponsales en el mundo entero, no era extraño que esta publicación acogiese la información vinculada a sucesos extraordinarios, entre los que cabía plenamente el suceso de Arequipa. Otra publicación del mismo estilo que las anteriores fue Illustrated London News.
Los 31 grabados de la Colección Kozak, provenientes de las cinco revistas reseñadas, no tienen gran resolución y es muy difícil reproducirlos; una excepción ha sido —ciertamente, un hecho casual— la imagen de la Plaza de Armas de Arequipa, que bajo registro KZ711 reproducimos como fotografía 2 y representa en realidad un grabado hecho sobre la base de la fotografía 1, aunque idealizándose algunas escenas, como la pareja que aparece al pie de la pileta y que no se observa en la fotografía original.
Igualmente en internet, y bajo el criterio de búsqueda “USS Wateree”, hallamos nuevas fotografías, custodiadas en el Naval Historical Center de la Marina Norteamericana, al que accedimos por primera vez a mediados del 2007, ocasión en que pudimos copiar algunas de las fotos disponibles, relacionadas con el evento de 1868 y que reproducimos como fotografías 3 y 4. Sin embargo, cuando posteriormente hemos intentado el mismo procedimiento, los resultados siempre han sido nulos13 y no sabemos la razón. Es bueno anotar que dichas fotografías, depositadas en el U.S. Naval Historical Center Photograph, provienen de donaciones hechas por marinos norteamericanos o fueron extraídas de publicaciones institucionales. Las que aparecen con los registros NH 42227 y NH 43759, por ejemplo, fueron donadas por A.B. Hendrickson, hija del almirante Luther Billings, testigo directo del suceso, a bordo del Wateree, acoderado en Arica ese 13 de agosto de 1868. ¿Las tomó el propio Billings o las adquirió luego y las incorporó a su colección? Nos inclinamos más por la segunda posibilidad. En cuanto a la fotografía signada como NH 42226, se señala haberse extraído del número correspondiente a julio de 1926 de Proceedings, revista del U.S. Naval Institute.14
La vista permite apreciar la destrucción de una sección considerable de los portales del lado oeste de la Plaza de Armas de Arequipa. En un primer plano se observan las carpas instaladas en la misma plaza, para refugio de los damnificados. Luego, frente a la esquina sobre la que confluyen los portales derruidos se erige la fachada del templo de La Compañía, en cuyo lado izquierdo se aprecia la destrucción parcial del cuerpo superior de su única torre. Finalmente, en el plano más alejado se divisa la campiña, flanqueada por una cadena de cerros que se extiende hacia el sur de la ciudad.
El grabado ofrece una vista ampliada de la fotografía anterior. Sobre una vista semejante, se aprecian nuevos elementos: saltan a la vista el cuerpo entero de la pileta que ocupa el centro de la plaza, y la sección posterior de la iglesia de La Compañía, en la que aparece la cúpula. O se trata de una idealización de la locación o se trata de la reproducción de alguna foto desconocida aún, aunque en una fotografía no habría tanta desproporción entre el tamaño de la pileta y el doble arco que forman los portales de la Plaza de Armas.
La corbeta América, de la Armada peruana, tras el maremoto de 1868, varada varios centenares de metros tierra adentro. Hacia la proa, debajo del bauprés, se divisa la silueta de otra embarcación.
La embarcación de la vista es el USS Wateree, casi imperceptible en la fotografía anterior. A pesar de tratarse de un barco varado, se aprecia en buenas condiciones, como se observa en gran parte de su arboladura, la chimenea y la paleta lateral de ruedas, que representaba su propulsión principal.
Nota al catálogo
La composición de este catálogo se basa en un criterio cronológico, y cada ocurrencia sísmica hallada a partir de la revisión de un conjunto de fuentes publicadas entre los siglos XVIII y XX se ha numerado de manera correlativa, como fue el objetivo propuesto desde el inicio en los proyectos de investigación sucesivamente presentados entre los años 2004 y 2007. Por consiguiente, y a pesar de habernos topado con información valiosa, no hemos hecho ninguna mención a fuentes de archivo, las que deberán ser materia de consulta complementaria.
Decidimos dividir la información correspondiente a cada año en dos secciones: fuentes contemporáneas y fuentes secundarias, división que responde al objetivo de presentar —cuando se encuentre disponible— una fuente en su “textualidad” original, es decir, tal como aparece en su primera versión escrita y contemporánea a los eventos sísmicos de los que da cuenta. De esa manera, y dada la disponibilidad del texto original, el lector tiene la posibilidad de establecer el modo en que las fuentes secundarias se ajustan a las primeras, pero también de percibir el modo en que la información evoluciona, es decir, cómo va presentándose según la muestre cada fuente y, de ese modo, determinar cuáles fuentes son más valiosas que otras.
Incluimos como fuentes secundarias los conocidos catálogos históricos de Polo (1898-1899 y 1899) y Silgado (1978), junto a los catálogos sísmicos de Ocola (1984) y Huaco (1986), a los que hemos sumado antiguos