1519. Los europeos en Mesoamérica. Federico Navarrete. Читать онлайн. Newlib. NEWLIB.NET

Автор: Federico Navarrete
Издательство: Bookwire
Серия:
Жанр произведения: Документальная литература
Год издания: 0
isbn: 9786073045896
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Empecemos con los Anales de Tlatelolco, un documento de los años cincuenta del siglo xvi. En estos anales encontramos las expresiones “téotl”, “téotl Capitán”, “téotl Capitán Marqués” y “téotl Marqués” para referirse a Hernán Cortés. Al rey de Castilla se le llama huey teoutl tlatohuani Castillan, “gran dios rey de Castilla”. En cuanto a los conquistadores, ellos son llamados teteo, e incluso teteo soldatosme.12

      Figura 3. Sacrificio de cautivos ante los embajadores mexicas que presenciaron la llegada de los españoles, de los “teteo” (Códice Florentino 1979: Lib. xii, fol. 10r).

      Por supuesto, hubo interrogantes acerca de la naturaleza de los recién llegados, y autores como Diego Muñoz Camargo se hicieron eco de estas dudas:

      Ahora bien, no cabe duda de que los españoles pensaban beneficiarse de esta identificación divina, como lo revela fray Toribio de Benavente o Motolinía:

      A este nivel de la discusión es indispensable plantear la siguiente pregunta, la cual nos parece esencial y, hasta donde sabemos, pocas veces ha sido considerada: ¿cuál era la concepción de dios que tenían los antiguos nahuas? ¿Acaso compartían con los españoles la misma concepción cristiana de la deidad? Es solamente al tratar de contestar esta interrogante que podremos intentar entender por qué los mesoamericanos “divinizaron” a los europeos —los mayas cakchiqueles también identificaron como dioses a los españoles dirigidos por Pedro de Alvarado. Tenemos casos semejantes en los Andes, en Brasil e incluso en Oceanía.

      Ignoramos por qué Sahagún no consideró necesario traducir o comentar este fragmento en la parte española del Códice Florentino, tanto más que se trataba de la descripción de un término en el cual se utilizaba una nomenclatura divina, acerca de un material que suscitaba la codicia desenfrenada de sus paisanos —también es llamativa la ausencia de viñeta para representar el oro; en el caso de la teutetl, “piedra divina”, los tlacuiloque representaron a un diablo (o tal vez a una imagen de Huitzilopochtli con rasgos de diablo europeo) para expresar el vocablo téotl— ¿Vergüenza de fray Bernardino de Sahagún ante las consecuencias trágicas del apetito de los conquistadores por el oro? Sea como fuere, los colaboradores nahuas explican que el nombre teucuitlatl no está relacionado con el concepto de dios —que llaman Ipalnemoani, “Aquel por quien se vive”—, sino con el de sol, Tonatiuh, en tanto que al único dios, al verdadero dios —in jcel teutl, in nelli teutl— todavía no lo conocían y que muchos dioses (mjequjntin teteu) eran venerados. Además, al asumir que el término Ipalnemoani se aplicaba al dios cristiano, los