La pregunta que se plantea es cómo esos asuntos y tendencias contradictorios se traducen en imposiciones que orientan las estrategias de los agentes: grandes grupos, editores, políticas públicas, agentes literarios, traductores, entre otros; qué efectos tienen en la práctica sobre la circulación de los libros y sobre la producción editorial.
Resultado, en parte, de un coloquio que se llevó a cabo en París, en la École des Hautes Études en Sciences Sociales (ehess) y en el Institut pour la Recherche, le Developpement Socio-economique et la Communication (Iresco), del 23 al 25 de marzo del 200627, este volumen constituye una primera tentativa para comprender los efectos de la mundialización en el mercado del libro a partir de estudios empíricos28. Cruza las visiones de varias disciplinas y especialidades: los historiadores del libro, que comienzan a elaborar una aproximación «global» de la edición29; los sociólogos de la edición, campo que conoce un desarrollo desde hace una década30, con un interés nuevo por las traducciones31, y los traductólogos que, con el surgimiento de una sociología de la traducción32 entienden cada vez más esta actividad como una práctica social33. Las escalas de observación varían, de los movimientos de los grandes grupos a las estrategias colectivas e individuales de los pequeños editores independientes, de los asuntos geopolíticos a su representación en las polémicas o en la producción de libros, de la evolución de las prácticas y de las representaciones de la coedición al estudio de un proyecto de colección transnacional, de los flujos de traducción entre países al análisis textual de las traducciones en circulación.
La obra está dividida en tres partes. La primera se enfoca en los efectos de la mundialización sobre la estructura del mercado internacional de la edición. La aceleración del proceso de unificación de un mercado editorial mundial se debe en gran parte a las estrategias de concentración y de internacionalización de los grandes grupos, convertidos en multinacionales, y entre los cuales la competencia se intensificó en los dos últimos decenios, como lo analiza Jean-Yves Mollier. Este desarrollo de un mercado internacional genera, asimismo, una serie de imposiciones para los actores, quienes han desarrollado estrategias de ajuste o de resistencia frente a este proceso. Una de las estrategias de ajuste son, por ejemplo, las coediciones internacionales. Hélène Buzelin muestra los diferentes usos que se hacen de esta práctica de una zona lingüística a otra o de un país al otro, y cómo las transformaciones del mundo editorial se gestan tanto en la configuración de las relaciones espaciales como en los territorios de lo imaginario, aún fuertemente marcados por las tradiciones nacionales. André Schiffrin amablemente nos autorizó a publicar aquí algunos extractos de su libro The Business of Books. Estos tienen relación directa con dos sectores: la edición de libros políticos y las editoriales universitarias; en ellos, el autor de L’Édition sans éditeurs analiza algunos de los cambios producidos por el dominio creciente de la lógica mercantil34.
Por otro lado, Gustavo Sorá propone una reflexión sobre la reconfiguración de la edición de textos de ciencias sociales en Latinoamérica, y postula una nueva paradoja de la mundialización: la de un «mundo en expansión que se reduce». En efecto, la poderosa entrada de los grandes grupos españoles fragmentó y redujo la circulación de los libros dentro del continente. Las resistencias toman diversas formas, la más clásica consiste en la defensa de los valores «puros» de la autenticidad y de una «estética enfocada en las particularidades culturales», que es, sin embargo, susceptible, como lo señala David Harvey35, de caer en una política identitaria local, regionalista o nacionalista conservadora, incluso neofascista.
Sin embargo, el mundo editorial constituye también uno de los ámbitos de experimentación de otra forma de mundialización, como lo ejemplifica la formación de grupos de resistencia contra el aumento de las lógicas económicas en los intercambios culturales internacionales y las desigualdades entre zonas geográficas, en particular entre el norte y el sur. Luc Pinhas expone cómo las experiencias más innovadoras para la promoción de la «bibliodiversidad» y el auge del libro en el sur son producto de las iniciativas privadas, que reúnen a actores profesionales, como la Asociación Internacional de Vendedores de Libros Francófonos y la Alianza de Editores Independientes (Afrilivres), y a militantes de la altermundialización, más que a la Francophonie (Organización Internacional de la Francofonía) que, a pesar de haber hecho de la diversidad cultural uno de sus temas predilectos, realmente no ha cuestionado el modelo editorial colonial.
Las estrategias individuales y colectivas de los editores frente a la globalización editorial son abordadas en la segunda parte. La nueva proliferación, a lo largo de los años noventa, de pequeños editores independientes que se especializan en libros de política y ensayos críticos es una de las formas que ha tomado la oposición al proceso de racionalización y de comercialización de la edición. Sophie Noël esboza un panorama general de estos pequeños editores en Francia, de los valores y de las prácticas vocacionales comprometidas y desinteresadas con las que se oponen a la ley del crecimiento y de la ganancia. La comparación que hace Camille Joseph de la relación con lo extranjero de un editor comprometido con la causa tercermundista, Maspero, y de las ediciones de La Découverte que le sucedieron, da lugar a cuestionar la transmisión de la herencia intelectual en un espacio en transformación y la articulación entre asuntos políticos, culturales y económicos. Estas cuestiones se presentan también, como lo muestra Hervé Serry, en las ediciones de Seuil, que lanzó a finales de la década de 1980 la colección Faire l’Europe, en asociación con editores de Italia, Alemania y España. Paradójicamente, en el momento en que la Unión Europea estaba naciendo, esta tentativa de crear un nuevo territorio de lo imaginario anclándolo a una historia común chocó más que nunca con las tradiciones nacionales arraigadas tanto en las representaciones como en las prácticas profesionales. Como vanguardia política, el movimiento feminista pretendió, desde sus inicios, ser internacional, al favorecer la circulación de la producción editorial con la que se identificaba. Las ediciones Des Femmes, estudiadas por Fanny Mazzone, desarrollaron muy temprano una política de traducción que constituyó para esta editorial un modo de acumulación de capital militante, el cual aseguró, a cambio, su posición en la escena feminista internacional en cuanto representante del French Feminism, conduciendo a un malentendido característico de la recepción transnacional de las ideas36.
Por otro lado, la reproducción de las relaciones centro-periferia, con ocasión de las International Feminist Bookfairs, que tuvieron lugar entre 1984 y 1994, ilustra las contradicciones entre la voluntad política y el peso de las determinaciones geopolíticas y socioculturales. El caso del editor canadiense Hurtubise hmh, analizado por Martin Doré, revela una estrategia de subversión muy exitosa de las jerarquías entre centro-periferia dentro del espacio francófono, por medio especialmente de los intercambios con África.
La última parte está consagrada a la traducción como vector de los intercambios culturales internacionales en el sector del libro. Los flujos de traducción expresan las relaciones de fuerza dentro del mercando mundial del libro, cada vez más dominado por la lengua inglesa. Estas relaciones asimétricas conforman un sistema, que analiza Johan Heilbron en un artículo fundador de la sociología de la traducción y que aparece por primera vez en este volumen, en una versión modificada37. El artículo de Gisèle Sapiro intenta identificar los desafíos y las imposiciones que pesan sobre la circulación transnacional del libro, y la manera como son retraducidos por los actores: así, la traducción constituye para algunos una práctica concreta de defensa de la diversidad cultural frente a la amenaza de la estandarización y al dominio creciente del inglés. Los tipos de imposiciones, económicas, políticas, culturales, que pesan sobre las políticas editoriales en materia de selección de los nuevos títulos por traducir y el papel de los intermediarios políticos (agregados culturales, encargados del libro, institutos de traducción), económicos (editores, agentes literarios) y culturales (traductores, escritores, críticos, universitarios) son enseguida