Para Simon el concepto de “organización” implica el resultado de una actividad inteligente y volitiva, es decir, artificial, distanciándose claramente de la versión sociológica del término. Si bien no literalmente, deja implicada la evidente distinción entre el concepto de “institución social” (entidad) y el concepto de “organización”, al que define como:
1 Patrón de comunicaciones y relaciones entre los integrantes de un grupo de seres humanos.
2 Proceso de adopción e implementación de decisiones.
Años más tarde, purificará el concepto como “conocimiento compartido, pautas, normas y reglas de comunicación” (March & Simon, 1958).
La visión psicológica y la visión sociológica con las que puede analizarse la teoría y, en especial, el proceso de decisión como parte de la teoría de la solución humana de problemas fueron una de sus principales preocupaciones. La determinación de no considerar solo una parte (o psicológica o sociológica), sino al conjunto fue luego convalidada por una serie de trabajos de investigación que desarrolló a través de los años desde la publicación del texto original. En síntesis, la cuestión de si el proceso de la toma de decisión es un fenómeno psicológico o sociológico fue resuelta por Simon al indicar que, en realidad, son ambos y lo que los vincula es el fenómeno de identificación que posibilita la inclusión de las limitaciones de la racionalidad tal como se expresó en la edición original (capítulos IV y V) y la consideración de la denominada decisión compuesta (Capítulo XI). Así lo dijo: “Cuando una persona identificada con un grupo está tomando una decisión, evalúa las diferentes alternativas de elección en función de sus consecuencias para el grupo especificado. […]. Estamos cada vez más preocupados, por otro lado, con las nuevas ciencias del conocimiento y la comunicación originadas en el último medio siglo, que nos proveen de nuevos y más poderosos medios para conducir nuestras organizaciones y el proceso de decisión en ellas. […]. Las diferencias en las estrategias de solución de problemas entre individuos y grupos pueden ser explicadas por el fenómeno llamado identificación” (Simon, 1997.d).
El proceso al que alude Simon tiene la siguiente estructura:
IDENTIFICACIÓN
En referencia a la utilización del término “organización”, Simon dejó en claro que su idea fue establecer un modelo de comunicación e interrelaciones humanas en una institución, que contuviera los procesos de decisión, que incluyen la implementación, diferenciándolo del concepto de “sistemas de roles” de los sociólogos.
La supuesta controversia entre organizaciones y mercados fue analizada por Simon en el Comentario mediante una síntesis de un artículo que publicó en 1991 (Simon, 1991.n) y que, años más tarde, reeditó (Simon, 1997.h). También en ese caso, Simon otorgó preeminencia a las organizaciones por sobre los mercados. No obstante, en el año 2000 Simon desarrolló un trabajo (que no publicó) en el que planteó la disyuntiva de una economía basada en mercados o una economía basada en organizaciones (Simon, 2000.n) y al año siguiente, tomando parte de ese trabajo, publicó un artículo en el que describió la complejidad del sistema que implica la interrelación entre mercados y organizaciones en la sociedad contemporánea (Simon, 2001.g).
En las conclusiones respecto de la influencia de los ordenadores en el funcionamiento de las organizaciones, Simon se basó en la publicación revisada (Simon, 1977.a) de una obra (Simon, 1960.b) en la que realizó vaticinios y predicciones que luego, casi en su totalidad, se cumplieron. La vinculación de esa obra se especificará en las observaciones que se realizarán a los capítulos VII y VIII, señalando al procesamiento como el recurso escaso y no a la información.
La vinculación de estos temas (organizaciones, mercados y computadoras) puede analizarse en la revisión que Simon realizó de la obra de Peter Albin (Albin, 1998), en la que planteó las simulaciones de mercado y juegos en ordenadores (autómatas). Expresó: “Una sensitividad similar para detallar las comunicaciones entre actores se muestra en el Capítulo 5, en el cual se describen las simulaciones en autómatas de los agentes limitadamente racionales en las transacciones de mercados, en los que los costos de publicidad y el tamaño de la región varían. La simulación muestra, como lo hacen simulaciones de mercados de otras investigaciones (Gode & Sander, 1993), que los agentes, operando sobre principios mentales simples con muy poca información, pueden brindar equilibrio en los mercados. Uno puede concluir de esto, con el propósito de explicar el mercado real, que la economía puede prescindir de la asunción no realista de la SEU. La misma lección se aprende nuevamente en el capítulo sexto, en la utilización de autómatas celulares que simulan el juego del Dilema del Prisionero con múltiples personas como una repetición de un juego de N–personas. El uso del modelo autómata celular facilita, haciendo virtual la estructura de vecindarios en la red de jugadores, el control de la dimensión de complejidad que cada jugador pueda exhibir en sus estrategias” (Simon, 2000.b).
En referencia a la evolución de las ideas en el tiempo, divididas en rótulos denominados “escuelas”, en los términos de Simon es un procedimiento científico anacrónico que ha demostrado su inutilidad, especialmente en el management, para predecir o para explicar el fenómeno de la dirección de instituciones sociales, dado que las ideas no han evidenciado rivalidad, sino más bien complementariedad.
Simon fundamentó la crítica de la clasificación de las denominadas “escuelas” en los trabajos del profesor Steven Ott, de la University of Utah, y del profesor Jay Shafritz, de la University of Pittsburgh (Shafritz & Ott, 1980), otorgándole, a mi criterio, demasiada entidad al producido como libro de texto. (33)
En el mismo sentido, otra de las referencias bibliográficas de Simon en el Comentario se relaciona también con compilaciones desarrolladas por los editores Edward Bowman y Bruce Kogut, ambos profesores de Wharton School of Management (University of Pennsylvania), y la profesora Denise Rousseau, de la Carnegie Mellon University. En esos compendios de diferentes autores, se analizan las tenues fronteras de las redes y los nuevos requerimientos del control corporativo; la rapidez y la variedad como características esenciales de las instituciones de esta nueva conformación del mundo; los diseños y rediseños que se requieren, que deben basarse en los nuevos conceptos de forma, espacio y tiempo, a partir de la modularidad y la permeabilidad de los principios de diseño (Bowman & Kogut, 1995); o la necesidad del cambio de foco en el desarrollo de las investigaciones que genera esta nueva era, tales como los nuevos modos de empleos y de relaciones trabajo/no trabajo, los procesos discontinuos de información, el cambio y el aprendizaje organizacional y los procesos de transición que atraviesan los seres humanos en las instituciones sociales (Rousseau, 1997).
06. Finalmente, en este capítulo preliminar, quiero destacar que el contenido de esta obra la transforma en incunable. Tiene un valor precioso para quienes son actores en la disciplina.
La particular manera en que esta edición ha sido compaginada ya ha merecido su explicación en el Prefacio. Ahora es menester aprovechar al máximo su contenido. Por esa razón, me permitiré sugerir al lector un itinerario de lectura de la obra, siguiendo estos pasos:
Sitúese en 1935. Imagine un eje de tiempo y verifique qué pasaba en el mundo, en esos años (hechos, teorías, personalidades, etc.).
Recuerde que, entonces, Simon tenía diecinueve años. Recorra pasajes de su vida entre su graduación en Chicago y la edición del original de esta obra. Si necesita ayuda, puede echar una ojeada al Prefacio. Si quiere profundizar, consulte la bibliografía (Simon, 1991.a; Basualdo, 1999).
Verifique que ha podido comprender no solo el título de la obra, sino también el subtítulo, que, por regla general, no es recordado. Note y anote de qué manera se anticipó Simon en el tiempo.
Lea el Preámbulo completo. En primer lugar, el Prefacio lo ayudará a entender el propósito