Al sistema se ingresa por dos vías: los generadores de Inteligencia y Retroalimentación.
El generador Inteligencia transforma el lenguaje del Input (actitudes, valores, ideas, propósitos) del Procesador (un individuo o un grupo) en el lenguaje del sistema analizado.
La salida del proceso de Inteligencia resulta un modelo que está en el lenguaje del sistema analizado, referido al lenguaje externo al sistema. El modelo representa el mundo exterior al Procesador, en su interpretación. Lo denominamos Modelo de Representación. Constituye el problema en el cual el Procesador cree estar: “Primero, antes de pensar un problema, debemos tener un modo de representarlo en nuestra mente” (Simon, 1995.e).
Por principio sistémico, ahora el transductor Diseño tiene como lenguaje de entrada el lenguaje de salida del Modelo de Representación. Este proceso es el que produce (inventa, crea o evoca, según la situación) las alternativas y consecuencias que pueden, en la racionalidad de este Procesador, solucionar el problema en el cual cree estar. La salida de este proceso también es un modelo que representa las posibles soluciones al problema: el Modelo de Resolución.
Este modelo se constituye ahora en el lenguaje de entrada del transductor Elección, que es el proceso que, con un determinado criterio y de acuerdo con el propósito del Procesador, selecciona el conjunto de alternativas y consecuencias que mejor satisface al problema en el cual el Procesador cree estar y considerando las alternativas y consecuencias que, por consiguiente, se han elaborado. La salida de este proceso también es un modelo que representa el comportamiento que adoptará el Procesador: el Modelo de Desempeño.
Este modelo constituye el lenguaje de entrada del generador Aplicación que traduce el lenguaje del Modelo de Desempeño al lenguaje del exterior del sistema. La salida de este proceso es el Output del sistema al Contexto.
Producidos los hechos, los resultados son reingresados al sistema mediante el generador Retroalimentación. Este procede de idéntica manera que el generador Inteligencia, respecto de los hechos. Traduce, entonces, el lenguaje de los hechos al lenguaje del sistema, generando un Modelo de Representación.
El lenguaje de este modelo constituye la entrada del aceptador que bifurca el proceso. Este proceso evalúa las elecciones pasadas con la reinterpretación de los hechos, generando oportunidades para volver a elegir, poniendo en funcionamiento el proceso de Elección, sin modificar las opciones del Modelo de Resolución. O, en su caso, la Motivación del Procesador impulsará la revisión del Modelo de Resolución, generándose un nuevo conjunto de alternativas y consecuencias.
Si no se logra el propósito, la lógica de satisfacción del Procesador y su Motivación, ante el fracaso, impulsará la revisión del mundo exterior y el reingreso al sistema para comenzar el cursograma nuevamente, produciendo un nuevo Modelo de Representación y, así, proceder en forma indefinida.
El proceso así descripto contiene las limitaciones de procesamiento de los humanos y la necesidad de determinar el foco de atención, a partir de las percepciones y el modelo de representación del mundo que el procesador realice. Simon lo afirmó de esta manera: “No podemos soportar vivir en un mundo que nos inunda con información (producida por la naturaleza o el hombre), pero podemos seleccionar para nuestro procesamiento de información aquello idóneo para ser utilizado e ignorar el resto. Nuestro conocimiento científico y tecnológico, nuestra adopción de decisiones y sistema de procesamiento de información son significativos para permitirnos la retrospección o contemplarla muy selectivamente, trayendo de ella las partes que realmente queremos” (Simon, 1997.e).
04. En la versión original de El Comportamiento Administrativo (Simon, 1947), Simon hizo referencia al proceso de elección de los cursos de acción, de un conjunto, sin importar la distinción entre el procesamiento consciente o inconsciente. Años más tarde, en cambio, distinguió los contrastes fenomenológicos de ambos rasgos (Simon, 1997.a.), haciéndolo como indica el cuadro siguiente:
(Simon, 1997.a)
Afirmó también que, cuando se toman decisiones o se realizan acciones, se ponen en funcionamiento dos visiones, una inmediata (el curso de acción seleccionado) y otra futura, las consecuencias de esa elección, que es construida a partir de la selección de alternativas y consecuencias disponibles: el proceso de decisión se refiere al futuro.
Teniendo en cuenta que en la literatura existen dos perspectivas, que no fueron explícitamente tratadas en la obra original (aunque sí subyace su contenido), en estas observaciones pretendo sugerir el tema de investigación para su vinculación a la obra. Estas dos perspectivas son:
el área cognitiva de consideración en el proceso de la toma de decisiones propiamente dicho;
el área cognitiva de otorgamiento de sentido en el proceso de crear conocimiento circunstancial y comprensión de la situación, por lo general, de alta complejidad y con escasa o nula información (sensemaking).
Para ayudar a su comprensión, se pueden esquematizar las dos perspectivas de la siguiente manera:
ÁREA COGNITIVA DE CONSIDERACIÓN EN EL PROCESO DE ADOPCIÓN DE DECISIONES
Las enunciaciones del original de esta obra y el cambio del sesgo de las investigaciones de Simon a partir de 1950, permitieron que en 1964, en conjunto con Newell, introdujera un modelo de decisión basado en una explícita analogía entre la operación de la mente y la operación de un computador (Newell & Simon, 1964.a). Mediante la aplicación de este modelo, el proceso de decisión puede verse como una instancia de la solución general de problemas que los humanos despliegan y la decisión se adopta en un determinado espacio representativo (Newell & Simon, 1972). La solución se representa como sucesivos movimientos de un nodo a otro en ese espacio representativo, en procesos de búsqueda (Simon, 1957.c; Newell & Simon, 1972). La decisión a adoptarse tendrá que ver con un determinado tiempo futuro y, por ello, la atención en el futuro debe ser completa. De hecho, puede considerarse falaz la consideración del pasado en el proceso de la toma de decisiones. Implica considerar qué cosa sucederá cuando nos movemos hacia adelante en un determinado punto en el eje del tiempo, es decir, qué ocurrirá en el momento de la decisión, tal como fue diagramado en la figura.
El proceso de otorgar sentido (sensemaking), concepto introducido por Karl Weick (Weick, 1969), influenciado por teorías fenomenológicas y sociológicas (Schultz, 1967), es aquel que crea conocimiento circunstancial que permita la comprensión de situaciones de alta complejidad con nula o muy poca información (Weick, 1995; 2001). Es un proceso activo de estructurar lo desconocido. Dice Weick: “El mundo de la toma de decisiones se refiere a una racionalidad estratégica y se construye por medio de preguntas y respuestas claras que intentan remover la ignorancia. El mundo del sensemaking es distinto. Se refiere a una racionalidad contextual construida por medio de preguntas vagas, respuestas confusas y acuerdos negociados. La tragedia deja enseñanzas para quienes deban encontrarle sentido a un medio que va repentinamente de lo esperado a lo inesperado, inconcebible o incomprensible” (Weick, 1996). Este proceso tiene características similares al anterior, pero mirando al pasado. Esta perspectiva involucra una atención diferente en el tiempo y el espacio. El foco está puesto en el momento presente, como en el proceso de toma de decisiones, pero la temporalidad es en la dirección contraria. (25)
ÁREA COGNITIVA DE OTORGAMIENTO DE SENTIDO
Estas dos perspectivas tienen