Parte III
Se llama elemento a la materia primera que entra en la composición, indivisible en partes heterogéneas; así los elementos del sonido son lo que constituye el sonido, y las últimas partes en las que se le divide, partes que no se pueden dividir en otros sonidos de una especie diferente de la suya propia. Si se dividiesen, sus partes serían de la misma especie que ellas mismas: una partícula de agua, por ejemplo, es agua; pero una parte de una sílaba no es una sílaba. Los que tratan de los elementos de los cuerpos, denominan así a las últimas partes en que se dividen los cuerpos, partes que no se pueden dividir en otros cuerpos de especies diferentes. Esto es lo que denominan ellos elementos, ya admitan solo un elemento, ya admitan muchos. Lo propio ocurre sobre poco más o menos con los que se llaman elementos en la demostración de las propiedades de las figuras geométricas, y en general en todas las demostraciones; porque las demostraciones primeras, y que se hallan en el fondo de muchas demostraciones, se les denomina elementos de demostraciones: estos son los silogismos primeros compuestos de tres términos, uno de los cuales sirve de medio.
De aquí que, por metáfora, se denomina también elemento a lo que, siendo uno y pequeño, se utiliza para un gran número de cosas. Por esta razón se denomina elemento lo que es simple, pequeño, indivisible. Así pues, los atributos más universales son elementos. Cada uno de ellos es uno y simple, y existe un gran número de seres, en todos o en la mayor parte. Finalmente, la unidad y el punto son, según algunos, elementos.
Los géneros son universales, y además indivisibles, porque su noción es una; y así algunos pretenden que los géneros son elementos más bien que la diferencia, porque el género es más universal. En efecto, allí donde hay diferencia se muestra siempre el género; pero donde hay género no siempre existe diferencia.
En otro orden de ideas, el carácter común a todos los elementos es que el elemento de cada ser es su principio constitutivo.
Parte IV
Naturaleza se denomina en primer lugar a la generación de todo aquello que crece, por ejemplo, cuando se pronuncia larga la primera sílaba de la palabra griega; así pues la materia intrínseca de donde se origina lo que nace; y además el principio del primer movimiento en todo ser físico, principio interno y unido a la esencia. Y se denomina crecimiento natural de un ser el aumento que recibe de otro ser, ya por su adjunción, ya por su conexión, ya como los embriones, por su adherencia con este ser. La conexión se diferencia de la adjunción en que, en este último caso, no existe más que un simple contacto, mientras que en los demás casos hay en los dos seres algo que es uno, y que en lugar de un contacto, provoca su conexión, y hace de estos dos seres una unidad bajo la relación de la continuidad y de la cantidad, pero no bajo la relación de la cualidad. Se llama además naturaleza a la sustancia bruta inerte y sin acción sobre sí misma de que se compone y se constituye un ser físico. Así el bronce es la naturaleza de la estatua y de los objetos de bronce, y la madera lo es de los objetos de madera, y lo mismo de los demás seres; esta materia prima y preexistente constituye cada uno de ellos. Como resultado de esta consideración, abarca también por naturaleza los elementos de las cosas naturales; y así se explican los que admiten por elemento el fuego, la tierra, el aire, o el agua o cualquiera otro principio semejante, y los que admiten muchos de estos elementos, o todos ellos a la vez. Por último, desde otro punto de vista, la naturaleza es la esencia de las cosas naturales. En esta acepción la toman los que creen que la naturaleza es la composición primitiva, o con Empédocles:
(...) que ningún ser posee realmente una naturaleza, sino que a la mezcla y a la separación de las cosas mezcladas, es todo lo que hay y lo que los hombres llaman naturaleza.
Por esta razón, según ellos, de todo objeto que es naturalmente, o que ya nace o se hace, y que posee en sí el principio natural del nacer o del ser, no decimos que tiene una naturaleza, cuando todavía no tiene esencia y forma. Por tanto, la reunión de la esencia y de la materia constituye la naturaleza de los seres. Esto ocurre con la de los animales y la de sus partes. Pero es señalar que la materia primera es una naturaleza, y que puede serlo desde dos puntos de vista; porque puede ser o primera relativamente a un objeto o absolutamente primera. Para los objetos cuya sustancia es el bronce, el bronce es el primero relativo a estos objetos; pero absolutamente hablando, es el agua quizá, si es cierto que el agua es el principio de todos los cuerpos fusibles. Y es necesario añadir que la forma y la esencia son también una naturaleza, porque son el fin de toda producción. Por último, por metáfora, toda esencia toma en general el nombre de la naturaleza, a causa de la misma en que hablamos, porque la naturaleza es también una especie de esencia.
Se deduce de todo lo anterior, que la naturaleza primera, la naturaleza propiamente dicha, es la esencia de los seres, que tienen en sí y por sí mismos el principio de su movimiento. La materia no se denomina en efecto naturaleza, sino porque es capaz de recibir en sí este principio, y la generación, así como el crecimiento, sino porque son movimientos producidos por este principio. Y este principio del movimiento de las cosas naturales reside siempre en ellas, ya sea en potencia, ya en acto.
Parte V
Se llama necesario a aquello que es la causa cooperante sin la cual es imposible vivir. Por ejemplo, la respiración y el alimento son necesarios al animal. Sin ellos le resulta imposible existir. Lo constituyen aquellas condiciones sin las cuales el bien no podría ni ser ni llegar a ser, o sin las cuales no se puede ni prevenir un mal ni librarse de él. Es necesario, por ejemplo, tomar el remedio para no estar enfermo, o hacerse a la vela a Egina para recibir dinero.
Constituye también lo necesario la violencia y la fuerza, es decir, lo que nos impide y detiene, a pesar de nuestro deseo y nuestra voluntad. Porque la violencia se llama necesidad, y por tanto la necesidad es una cosa que aflige, como dice Eveno: “Toda necesidad, es una cosa aflictiva”.
Finalmente, la fuerza es una necesidad; escuchemos a Sófocles: “La fuerza es la que me obliga por necesidad a obrar así”.
La necesidad involucra la idea de algo inevitable, y con razón, porque es lo contrario del movimiento voluntario y reflexivo. Además, cuando una cosa no puede ser de otra manera de como es, argumentamos: es necesario que así sea. Y esta necesidad es, en cierta forma, la razón de todo lo que se llama necesario. En efecto, cuando el deseo no puede alcanzar su objeto por causa de la violencia, se dice que ha habido violencia, hecha o padecida. La necesidad es por consiguiente a nuestros ojos aquello en cuya virtud es imposible que una cosa sea de otra manera. La misma observación cabe respecto de las causas cooperantes de la vida, lo mismo que de las del bien. Porque cuando hay, ya para el bien, ya para la vida y el ser, imposibilidad de existir sin ciertas condiciones, entonces estas condiciones son necesarias, y la causa cooperante se transforma en una necesidad. Por último, las demostraciones de las verdades necesarias son necesarias, porque es imposible, si la demostración es rigurosa, que la conclusión sea otra que la que es. Las causas de esta imposibilidad son estas proposiciones primeras, que no pueden ser otras que las que son, que componen el silogismo.
Entre las cosas necesarias, hay unas que poseen fuera de sí la causa de su necesidad; otras, por lo contrario, que la posee en sí mismas, y de ellas es de donde sacan las primeras su necesidad. De manera que la necesidad primera, la necesidad propiamente dicha, es la necesidad absoluta, porque es imposible que posea muchos modos de existencia. Por lo tanto ella es la necesidad invariable; de otra manera tendría muchos modos de existencia. Luego si existen seres eternos e inmutables, nada puede ejercer sobre ellos violencia o contrariar su naturaleza.
Parte VI
Existe dos clases de unidad; existe lo que es uno por accidente, y lo que es en su esencia. Corisco y músico, y Corisco músico son una sola cosa, porque hay identidad entre las expresiones: Corisco y músico, y Corisco músico, Músico y justo, y Corisco músico justo son asimismo una sola cosa. A esto se llama unidad accidental. En efecto, de una parte justo y músico son los accidentes de una sola y misma sustancia; de la otra músico y Corisco son recíprocamente accidentes el uno del otro. Asimismo, el músico Corisco es, desde un punto de vista, la misma cosa que Corisco, porque una de las dos partes de esta