2
Una receta para la vida
No existe un secreto mágico para gozar de buena salud. A pesar del bombardeo publicitario de las industrias farmacéutica y cosmética, que ofrecen píldoras instantáneas o panaceas para todo tipo de problemas y enfermedades, la salud depende, en realidad, de la adopción de hábitos de vida saludables. Por lo general, la vulnerabilidad del sistema inmunológico, la apatía y la falta de vitalidad o de agudeza mental no se deben a ninguna enfermedad subyacente, sino a la falta de sueño y ejercicio físico, los malos hábitos alimentarios y el descuido de las relaciones sociales de calidad con amigos y familiares.
La energía, la salud y la vitalidad no se obtienen simplemente tomando una píldora, ni siquiera una infusión de plantas medicinales. El bienestar mental, físico y espiritual es resultado de unos hábitos saludables. Esa es la auténtica medicina: lo que haces y cómo nutres tu cuerpo y tu mente. El verdadero bienestar no se consigue tomando una pastilla para el dolor, una dosis de tal remedio para tal problema, ni un apaño rápido para combatir la apatía o la falta de energía, sino encontrando aquello que te llena y te apasiona, levantándote de la silla y moviendo el cuerpo, meneándote, alimentándote bien, viviendo con intensidad, descansando de manera adecuada, ejercitando la mente y riéndote.
Hagas lo que hagas, hazlo bien y hazlo con gusto. La mejor manera de potenciar el bienestar es sentirse satisfecho con la vida que uno lleva.
Vida sana
Gozar de salud y vitalidad no es difícil ni requiere intervención médica. El cuerpo está diseñado para funcionar a nivel óptimo y, si le damos la oportunidad, lo hace. Solo requiere algunos cuidados por nuestra parte, como la práctica de ejercicio físico, una alimentación saludable y un descanso adecuado. Los siguientes consejos te ayudarán a vigorizar tu cuerpo, tu mente y tu vida.
«Necesitamos el tónico de la naturaleza», afirmó Henry David Thoreau. El océano, las montañas, los desiertos, una arboleda, todos ellos contienen la magia necesaria para reparar un alma estresada con energía pura y radiante.
La Madre Tierra, en su infinita fuerza y compasión, tiene un gran poder para restaurar nuestra vitalidad. Sumérgete en el agua pura de un arroyo, anda descalzo sobre la tierra, duérmete en los brazos de un árbol centenario. En la naturaleza encontramos medicinas maravillosas que sanan el alma y perduran en el tiempo.
Para más ideas sobre cómo llevar una vida sana, te recomiendo mi guía favorita sobre esta cuestión, El arte de vivir bien, del médico naturópata Svevo Brooks.
El ejercicio físico es esencial
Los seres humanos necesitamos practicar ejercicio físico. No fuimos creados para estar sentados ante una mesa todo el día sin movernos. La fatiga y los problemas de salud se deben, con frecuencia, a una falta de oxígeno en las células. El ejercicio físico acelera la respiración y el ritmo cardiaco, oxigenando las células y activando y revitalizando el conjunto del organismo.
El trabajo intelectual, predominante en la sociedad actual, es mucho más extenuante que el físico. El cerebro tarda más en regenerarse que el resto del cuerpo, y la actividad mental no incrementa los niveles de oxígeno. Para gozar de salud, hay que practicar ejercicio adaptado a las necesidades individuales todos los días.
Algunas personas responden muy bien a la práctica del yoga, mientras que otras prefieren descargar la tensión acumulada a través de una actividad aeróbica. Es importante darse cuenta de que el cuerpo necesita moverse todos los días, practicando la actividad física adecuada. No te limites a la rutina del gimnasio e integra el ejercicio en tus hábitos cotidianos, saliendo a caminar, montando en bici, esquiando o participando en deportes de equipo. Permite que tu cuerpo y tu espíritu interactúen con el entorno. A mí, por ejemplo, me resulta mucho más satisfactorio físicamente apilar leña que pedalear sobre una bicicleta estática.
Una dieta equilibrada
La dieta es clave para gozar de salud y vitalidad. No siempre es necesario o beneficioso seguir una disciplina dietética muy estricta. Lo ideal es respetar las siguientes normas, sencillas, pero increíblemente efectivas: come alimentos de temporada, cuanto menos procesados, mejor; cocínalos con métodos sencillos; mastica despacio y muéstrate agradecido. La mejor dieta es aquella que te sienta bien —cuando tu piel, tu pelo y tu aspecto lucen estupendos—. Es fácil darse cuenta. Cuando me falta energía, sé que he comido demasiadas galletas o no he bebido suficiente agua; en cualquier caso, el mensaje está claro: mi cuerpo me dice que no me estoy alimentando de manera adecuada.
Todos hemos escuchado la frase sencilla, pero tremendamente sabia, «somos lo que comemos». En mi opinión, también somos lo que no comemos. Las claves para una vida sana y productiva son una alimentación saludable, ejercicio físico diario, buen descanso nocturno y una actitud positiva.
Los alimentos en su estado natural* contienen todos los nutrientes que tu organismo necesita. Los suplementos terapéuticos de calidad son efectivos para tratar problemas de salud, pero no aportan la misma variedad de nutrientes que los alimentos naturales, ni lo hacen en la forma adecuada a la evolución que ha tenido nuestro cuerpo durante muchos siglos. Los suplementos dietéticos son geniales, pero nos engañamos si los consideramos un producto natural: no lo son. Por lo general, se fabrican en laboratorios y no se parecen en absoluto a los alimentos que la naturaleza ha creado para nutrirnos. No es que yo no los utilice ni los recomiende, pero lo hago solo como si de un medicamento se tratara, en caso de problemas de salud importantes.
En la actualidad los nutricionistas debaten sobre la supuesta incapacidad del organismo para obtener todos los nutrientes que necesita a través de los alimentos. Personalmente, el argumento no me convence. La agricultura ecológica, basada en prácticas sostenibles, regenera tanto la tierra como nuestro cuerpo y nos proporciona alimentos sanos, nutritivos y de calidad. El consumo de alimentos procesados y desmineralizados sí merma nuestra capacidad de obtener todos los nutrientes necesarios a través de la dieta. Aquellos que afirman que los productos ecológicos tienen un precio inasequible para la clase media, que echen un vistazo al precio de los suplementos vitamínicos y minerales. Sin duda, el dinero ahorrado en suplementos podría destinarse a la compra de productos ecológicos. Cualquier persona que disponga de un pequeño jardín puede cultivar un huerto ecológico. El huerto no solo nos aporta alimentos de calidad y la satisfacción de cuidar la tierra, sino que es una de las mejores terapias contra el estrés y la ansiedad.
El descanso y la relajación
El descanso y la relajación son tan importantes como el ejercicio físico. Sumido en el estrés de una vida poco equilibrada, a menudo uno se olvida de sí mismo, de tratarse con el cariño que merece. Desatendemos algunas de las necesidades humanas más básicas: un entorno con amor y comprensión, una alimentación adecuada, ejercicio físico, descanso y relajación. Buscamos remedios y curas instantáneas en los medicamentos modernos y solo conseguimos sumirnos más en la desesperación. Muchas veces el mejor remedio es un cambio de hábitos; esta es la verdadera medicina para obtener el equilibrio y la armonía que necesitamos.
Yin yang: la teoría de los opuestos
En este libro utilizo los términos yin y yang, que hacen referencia a dos energías complementarias inherentes en todas las formas de vida. El yin y el yang forman parte de