Aquel hombre que se hizo a sí mismo y que nunca se dejó dominar por ningún otro, no creyó nunca en la superioridad de lo que viniera o se hiciera fuera de las fronteras, los medios internacionales no le interesaron. Con su idea de la justicia y de la libertad se produjo con rudeza en la lucha política y en la lucha social. Mas hubo siempre en él un respeto interior hacia el adversario, si la conducta de este le parecía merecedor de él.
Descanse en paz el socialista bilbaíno, sin cuya mención no será posible nunca escribir la historia política de España en el siglo XX.
CONCLUSIÓN
Como hemos analizado, las relaciones entre Indalecio Prieto y José Antonio Aguirre atravesaron por una importante evolución desde la instauración de la Segunda República, que tuvo una fuerte incidencia en el proceso autonómico vasco. En 1931 empezaron siendo enemigos encarnizados debido al Estatuto de Estella. Después, en 1932-1933, mientras se elaboraba el proyecto de las Comisiones Gestoras provinciales, pasaron a ser adversarios políticos, enfrentados sobre todo por la cuestión religiosa. En el verano de 1934 se produjo un primer acercamiento entre ellos, que se convirtió en una entente cordial para consensuar el texto autonómico en las Cortes del Frente Popular en la primavera de 1936 y en una alianza política y militar en septiembre-octubre de ese año contra las derechas y los militares sublevados.
El acuerdo entre ellos fue imprescindible para que se aprobase el Estatuto y se constituyese el primer Gobierno vasco en la Guerra Civil, esto es, para que tuviese lugar el nacimiento institucional de Euskadi por vez primera en la historia. Por este y por otros motivos, consideramos a Aguirre y a Prieto no solo los máximos líderes de sus respectivos movimientos, sino también los políticos vascos más relevantes del siglo XX, con talla de estadistas, teniendo en cuenta su gran influencia en la vida política española (los dos pudieron ser jefes de Gobiernos republicanos: Prieto en 1933 y 1936; Aguirre en 1947 y 1951)154, y también su proyección internacional durante la Guerra Civil y el primer franquismo.
En las décadas de 1940 y 1950, sus relaciones oscilaron bastante. Se enfrentaron de nuevo durante los años de la Segunda Guerra Mundial por el rechazo de Prieto a la política del lehendakari de patrimonializar su Gobierno con la imposición de la obediencia vasca a los consejeros socialistas. Pero volvieron a aliarse en la posguerra mundial con el objetivo prioritario de acabar con la dictadura de Franco, para lo cual ambos aceptaron pactar con los monárquicos. Su fracaso contribuyó a su distanciamiento en los últimos años de su vida. No obstante, sus notorias divergencias ideológicas y políticas nunca les impidieron ser amigos desde 1936 hasta su muerte, como demuestra la rica y copiosa correspondencia que se publica por primera vez en este libro.
Manuel Irujo, que les conoció muy bien, corroboró el cambio sustancial que se operó en su relación desde la República debido al Estatuto, cuando declaró en la Transición155:
[…] hasta el Estatuto los socialistas y el P.N.V. eran como el perro y el gato, se pegaban, se trataban mal, se insultaban…, a partir del Estatuto, gestionado por las Comisiones Gestoras y dirigido por Prieto, comenzó una etapa de buena relación con el P.S.O.E, que ha durado hasta nuestros días […].
El caso de Prieto era un poco especial. Desde los 6 ó 7 años fue bilbaíno. Él consiguió que la relación entre nacionalistas y socialistas fuera buena, aunque quien llevó la gestión principal fue José Antonio Aguirre
Prieto fue muy amigo nuestro, de José Antonio, de Leizaola y mío.
NOTAS
1 De las biografías de Aguirre y de Prieto, las mejores son el libro de Ludger Mees, José Luis de la Granja, Santiago de Pablo y José Antonio Rodríguez Ranz, La política como pasión. El lehendakari José Antonio Aguirre (1904-1960), Madrid, Tecnos, 2014, y el de Octavio Cabezas, Indalecio Prieto, socialista y español, Madrid, Algaba, 2005. Para la Segunda República es fundamental el estudio de Luis Sala González, Indalecio Prieto. República y socialismo (1930-1936), Madrid, Tecnos, 2017.
2 Artículo reproducido en Indalecio Prieto, Convulsiones de España, México, Oasis, 1967, tomo I, págs. 365-373, y en este libro: véase documento (en adelante, doc.) III.71.
3 «Retazos de Historia de Euzkadi. Aguirre y Prieto», Tierra Vasca, Buenos Aires, marzo de 1962. Este periódico mensual de Acción Nacionalista Vasca (ANV) dedicó varios artículos en castellano y euskera a la muerte de Prieto en ese mismo número. Dos años antes había reproducido el artículo citado de Prieto sobre Aguirre, 15-4-1960, al igual que Euzko Deya de México, abril-mayo de 1960.
4 Indalecio Prieto, Convulsiones de España, ob. cit., tomo I, pág. 375: «El nacionalismo vasco me tuvo siempre por uno de sus acérrimos enemigos. Para muchos nacionalistas fui algo así como una bestia negra y algunos estuvieron a punto de cazarme a tiros. Han sido invariablemente mis contrincantes electorales desde 1911».
5 Euzkadi, 18-5-1919: «El españolismo es, en Euzkadi, Indalecio Prieto Tuero».
6 Indalecio Prieto, Convulsiones de España, ob. cit., tomo I, pág. 61. Luis Sala González, «Indalecio Prieto y el «problema vasco» (1930-1931)», Cuadernos de Historia Contemporánea, 2016, núm. 38, págs. 311-322.
7 Eugenio Ibarzabal, 50 años de nacionalismo vasco 1928-1978 (a través de sus protagonistas), San Sebastián, Ediciones Vascas, 1978, págs. 15-17: «No esperábamos la llegada de la República, pensábamos que iba a tardar bastante más» y «no participamos en el Pacto de San Sebastián, lo que constituyó un grave error», admitió Irujo en la Transición.
8 José Antonio Aguirre, Entre la libertad y la revolución 1930-1935, Bilbao, Verdes Achirica, 1935, págs. 5-6 (reedición: Bilbao, Geu, 1976). Sin embargo, esa proclamación de «la República vasca», conocida solo a través de las memorias de Aguirre, no figura en el acta de la sesión del 14-4-1931, conservada en el Archivo Municipal de Getxo y citada por Ander Delgado en su libro José Antonio de Aguirre y Getxo, Getxo, Ayuntamiento de Getxo, 2010, pág. 85.
9 Discurso reproducido en El Liberal, 27-6-1931, y en Indalecio Prieto, Textos escogidos, Llanera, Junta General del Principado de Asturias, 1999, págs. 93-114. Las obras principales sobre la cuestión autonómica vasca en los años 30 son: Juan Pablo Fusi, El problema vasco en la II República, Madrid, Turner, 1979; José Luis de la Granja, Nacionalismo y II República en el País Vasco, Madrid, CIS-Siglo XXI, 1986 (reedición: 2008), e Idoia Estornés Zubizarreta, La construcción de una nacionalidad vasca. El autonomismo de Eusko Ikaskuntza (1918-1931), San Sebastián, Eusko Ikaskuntza, 1990.
10 Diario de Sesiones de las Cortes Constituyentes, Madrid, Sucesores de Rivadeneyra, 1933, tomo I, pág. 642, sesión del 27-8-1931.
11 El Liberal, 26-9-1931.
12 Euzkadi, 15/18-10-1931 y 12-11-1931.
13 Decreto de 8-12-1931, publicado en la Gaceta de Madrid del día siguiente. El Archivo de la Fundación Indalecio Prieto conserva el borrador mecanografiado de este decreto con numerosas anotaciones escritas de puño y letra de Prieto, como prueba de su autoría; dicho documento fue reproducido por Ricardo Miralles en el catálogo de la exposición Indalecio Prieto en la política vasca, 1883-1962, Vitoria-Gasteiz, Gobierno Vasco/Fundación Indalecio Prieto, 2012, págs. 148-153.
14 Cartas de Irujo, fechadas el 11-12-1931, en el Centro Documental de la Memoria Histórica (CDMH), Sección Político-Social (PS), serie Bilbao, carpeta 130, y serie Barcelona, carpeta 286. Esa actitud posibilista ya la había propugnado Irujo en discursos pronunciados en agosto de 1931 y publicados en folletos, citados por José Luis de la Granja, «Manuel Irujo y la II República española (1931-1936)», en su libro El siglo de Euskadi. El nacionalismo vasco en la España del siglo XX, Madrid, Tecnos, 2003, págs. 266-268.
15 La Gaceta del Norte, 8-12-1931.
16 José Antonio Aguirre, Entre la libertad y la revolución, ob. cit., págs.