A estas estructuras, en las que cofuncionan el Estado y el mercado, se las conoce como economías mixtas. Esta es, sin duda, la solución contemporánea que predomina en el mundo. En Europa, sus orígenes se pueden encontrar en las decisiones colectivas que, especialmente, Inglaterra, Francia y Alemania tomaron cuando decidieron enrumbar sus destinos políticos, económicos y sociales por la vía del “socialismo evolucionario” y no por la del “socialismo revolucionario” que proclamaba la ortodoxia marxista. En los Estados Unidos, y prácticamente en el resto del mundo, la economía mixta tomó forma a raíz de la Gran Depresión de los treinta que ocasionó la masiva intervención del Gobierno en la vida de las naciones.
La estrategia central de los socialistas evolucionarios fue tratar de morigerar los costos sociales excesivos ocasionados por la Revolución Industrial en toda Europa, a partir de la consecución del poder político para, por medio de su legítimo ejercicio, introducir las transformaciones que cumplieran con sus propósitos. Se sentaron así las bases de lo que pasó a llamarse el Estado del Bienestar que, en forma evolucionada, rige todavía el diario vivir de los europeos. El proceso arrancó inesperadamente en Alemania, cuando Bismarck, en 1871, creó la seguridad social. Para 1903, la legislación social de ese país era la más avanzada del continente: 18 millones de trabajadores estaban asegurados contra accidentes, 13 millones tenían seguros de vejez y 11 millones, seguros de enfermedad. Salarios, horas de trabajo, descansos, procedimientos para reclamos, medidas de seguridad y el número de ventanas y de servicios higiénicos estaban debidamente previstos en dichas leyes. En 1902, en Inglaterra, la Ley de Educación añadió la educación secundaria como obligación para el Estado y en 1904 se habían establecido las jornadas de ocho horas para los mineros, salarios mínimos para el trabajo a destajo en los establecimientos de textiles y de confecciones, responsabilidad de los empleadores por los accidentes industriales, pensiones de vejez, y seguros de desempleo y de salud.21
En los Estados Unidos, la conformación de la economía mixta se puso en marcha con la legislación de los Cien Días del Nuevo Trato que introdujo el presidente Roosevelt en la primavera de 1933 para afrontar la debacle de la Gran Depresión. En este breve lapso, el sector público surgió como una fuerza nunca antes presente en la economía del país. Se pusieron en vigencia alrededor de unas 15 leyes, entre ellas: la Ley Bancaria de Emergencia, que permitió que se volvieran a abrir los bancos bajo la supervisión del Gobierno; la que creó el Cuerpo de Conservación Civil para proporcionar empleo a jóvenes sin trabajo; la Ley Federal de Ayuda de Emergencia para dar apoyos adicionales a los estados y a las ciudades; la Ley Hipotecaria de Emergencia para las Granjas, que en siete meses prestó a los agricultores cuatro veces más de lo que el gobierno federal les había prestado en los cuatro años anteriores; la Ley Bancaria Glass-Steagall, que prohibió a los bancos comerciales emitir títulos y acciones y creó la garantía de los depósitos bancarios; la primera Ley de Valores para “poder frenar a la especulación accionaria y las temerarias pirámides empresariales”. El proceso se cerró en 1938, con la aprobación de las Leyes Normativas de la Justicia Laboral, que prohibieron el trabajo de los niños en productos destinados al comercio interestatal, y establecieron salarios mínimos y horas de trabajo máximas.22 Sin embargo, a partir de la década de los setenta, y a diferencia de lo que ha sucedido en Europa, la presencia del Gobierno en la economía estadounidense ha tendido a disminuir sistemáticamente, sin que esto signifique que esta haya dejado de ser una economía mixta.
ESTRUCTURAS DUALISTAS
Estas estructuras, en las que coexisten formas de vida moderna con formas de vida tradicional, surgen a raíz de los descubrimientos y conquistas de los europeos en los siglos XV y XVI. Julius Herman Boeke, economista holandés, con base en su experiencia como funcionario público en las Indias Holandesas Orientales, incorporó, en 1953, a la literatura de la teoría del desarrollo económico el concepto de dualismo social como “el choque de un sistema importado con un sistema social nativo”. En sitios como Indonesia y “una parte extensa e importante del mundo” este había traído procesos de “desintegración [...] de países precapitalistas” ante la irrupción del capitalismo impuesto por los colonizadores europeos.23 Poco tiempo después, en 1954, W. Arthur Lewis, en su merecidamente renombrado artículo “Desarrollo económico con oferta ilimitada de trabajo”, sentó las bases conceptuales para su análisis, con “un esquema teórico diferente para aquellos países en que no se ajustan los supuestos neoclásicos (ni los keynesianos)”. Y, en 1964, John. C. Fei y Gustav Ranis construyeron el andamiaje teórico más prolijo para el estudio de estas economías hasta la fecha y que, a lo largo de los años, ha sido de especial ayuda para aprender sobre los procesos de desarrollo socioeconómico en Ecuador.24
En el caso de los españoles, a su llegada al continente americano conquistaron a los pueblos aborígenes y diezmaron a la población; no obstante, en lugares como los que ahora son el sur de México, Guatemala, Ecuador, Perú y Bolivia, no pudieron acabar con sus culturas. Se estima que, para mediados del siglo XVI, la población en el continente americano estaba conformada entre unos 40 y 60 millones de habitantes. Un siglo más tarde, el número se había reducido a 12 millones y para 1810, la cifra correspondiente era tan solo de 8 millones.25 Para fines del siglo XX, los datos disponibles indican que en Bolivia un 62 % de su población se identifica como indígena; un 42 %, en Guatemala; un 17 %, en el Perú; un 7 %, en México, y un 9 %, en Ecuador. Esto contrasta claramente con situaciones como las de Chile, con un 5 %, Colombia y Paraguay, con un 2 %, Argentina y Venezuela, con un 1 %, y Uruguay con el 0 %.26
En nuestro país, se puede homologar al sector tradicional con las nacionalidades indígenas que viven en territorio ecuatoriano. Se la puede caracterizar, de manera general, en los siguientes términos. Regionalmente está concentrado en la Sierra y en la Amazonía, y con muy poca presencia en la Costa. Específicamente se localiza en las áreas rurales, selvas, pequeñas ciudades y en la periferia de las grandes ciudades. Vive en un mundo prenewtoniano de leyendas, mitos y supersticiones, con carencia notoria de los “códigos de la modernidad” como, por ejemplo, el inglés y el manejo de la informática. Su cosmovisión concibe la relación entre los hombres, la naturaleza y lo sobrenatural como un todo integral. Su base organizacional es la comunidad estructurada ancestralmente en términos de solidaridad recíproca. Su base económica está en la agricultura de subsistencia, en la pequeña artesanía y en el comercio minúsculo. Las lenguas nativas están siendo reemplazadas por el español y aun por el inglés. El vestido y las fiestas son las manifestaciones que perduran como señales claras de identidad en las diversas nacionalidades.27
El sector moderno, por su lado, está conformado por las poblaciones blanca y mestiza. Está localizado en los centros urbanos y rutinariamente está en contacto con el mundo internacional. Vive en un universo posnewtoniano, con la ciencia presente en todas las actividades ordinarias de su vida, y maneja los “códigos de la modernidad” en forma expedita. Su cosmovisión es antropocéntrica, concibe a la naturaleza como la depositaria de recursos disponibles para la producción y trata, cada vez más, de intervenir en sus procesos. Su base organizacional está en la sociedad jurídicamente organizada. Su base económica se sustenta en el sistema de mercado. Con el tiempo este sector ha desplazado sistemáticamente al sector tradicional.
El gráfico 1.6 permite visualizar mejor este tipo de estructuras. En él se ve cómo en el sector tradicional no hay una diferenciación clara entre los subsistemas del sistema social, mientras que en el sector moderno esta es evidente. El primer caso relieva lo que nos han enseñado los antropólogos, en cuanto al sentido de que en estos ámbitos tradicionales los hechos económicos son muy difíciles de deslindar de sus interfases con lo político, con lo religioso y con lo cultural, tal como sucede, por ejemplo, con la manera como se organizan y se llevan a cabo en el país festivales de profunda raigambre ancestral como el Inti Raymi. En el caso alterno, en cambio, a pesar de que las interfaces están siempre presentes, la diferenciación de lo que la comunidad entiende como económico, político, religioso, cultural, etc., está al alcance de todos sin mayores