A medida que avanzo en mi vida profesional siento la necesidad de compartir mis experiencias, de trascender el ejercicio individualista del conocimiento y motivar positivamente a la sociedad. Estos son los elementos centrales que discuto en los capítulos “Estrategia cero”, “Efectivo” y “Política fiscal”, cada uno de ellos desde una perspectiva diferente, pero con un elemento transversal: cómo contribuir para que Colombia sea un país mejor.
En este libro procuro transmitir las lecciones aprendidas del emprendimiento y que he aplicado a largo de la vida: el emprendimiento requiere un trabajo duro y constante, y para ello es fundamental la disciplina; el conocimiento es un bien valioso y es necesario saberlo aplicar; es importante elegir adecuadamente los socios y respetar la ética laboral, y, por último, es preciso descubrir el balance entre la actividad que se quiere desarrollar y las demás actividades asociadas.
Espero que todas estas lecciones, que han sido parte fundamental de mi vida tanto personal como laboral, sean útiles para el lector, eso sí, teniendo en cuenta que no son la meta sino el camino, y que cada cual las vive y las interioriza según su propia experiencia.
Por último, quiero expresar mi agradecimiento al CESA y a todas las personas que han contribuido para llevar a cabo este proyecto editorial. Quiero agradecer especialmente a Juan Santiago Correa por animarme a iniciar la escritura de este libro y por haber sido un apoyo permanente en su desarrollo, creo honestamente que sin él no lo hubiera podido concluir.
El lugar adecuado en el momento justo
En no pocas ocasiones durante mi carrera profesional el camino que seguí me llevó a estar en el lugar adecuado en el momento justo. Así, luego de haber llevado a cabo algunos emprendimientos cuando estaba estudiando administración de empresas en el CESA, el Dr. Marco Fidel Rocha me dio un consejo muy valioso: debía trabajar en mi práctica empresarial en una empresa donde pudiera aprender de los jefes y donde las decisiones equivocadas, a diferencia de mis emprendimientos, fueran detectadas a tiempo y en ningún momento pudieran poner a la compañía en riesgo.
Siguiendo su consejo realicé mi práctica empresarial en el Banco de Bogotá, donde pude hacer parte de un equipo de trabajo y aprender de los jefes y compañeros, apoyado en un exhaustivo plan de entrenamiento institucional que me dio las herramientas que me han servido en mi vida profesional. Luego me vinculé con el Banco Internacional, hoy Citibank, para reemplazar a un oficial de cuenta que se iba a retirar, pero esto no ocurrió y me dio la oportunidad de tener un entrenamiento en varias áreas de la actividad bancaria, y aunque esta experiencia podría generar un desánimo importante, para mí fue una oportunidad muy valiosa para aprender de varios aspectos de la operación bancaria.
Después de esos seis primeros meses ocurrió un hecho que me marcó durante toda mi vida profesional. En ese momento se dio una reestructuración en el área comercial del banco, y me nombraron como gerente de cuenta de un grupo de empresas locales colombianas. Responsabilidad que tomé con el mayor entusiasmo pues me iniciaba en el área comercial, que para mí es el motor de todos los negocios.
En ese momento, tuve una conversación con mi jefe en la que hablamos sobre esta nueva oportunidad y las mayores responsabilidades que asumía, razón por la que le solicité si era posible un incremento salarial, pero él se negó bajo el argumento del perfil del cargo y de mi experiencia, así como que las políticas de la casa matriz no lo permitían. Este era un asunto que, según él, podían mirar más adelante. Eso no fue impedimento para asumir el cargo con entusiasmo y dedicación. Sin embargo, al poco tiempo contrataron a otra persona sin mi experiencia y con poco más del doble del salario en la misma posición.
Frente a esta situación que me pareció injusta, le manifesté a mi jefe que no era lógico que después de la conversación que habíamos tenido unos meses antes respecto del salario, se incorporara a una persona en las condiciones más favorables, sin experiencia y en la misma posición que yo ocupaba.
Hubo un intento de retenerme ofreciéndome equilibrar el salario, pero esta situación nunca me ha parecido sensata. Un empleado no debe retenerse con salario pues, o estuvo mal pagado en el pasado, o la compañía cedió ante un chantaje. Lo sensato es proyectar planes de carrera que estén asociados a mejores ingresos salariales en el tiempo, pero no usar el salario como mecanismo de retención laboral. Así mismo, se deben evitar siempre las inequidades en las curvas salariales entre personas con experiencia y responsabilidades similares.
Luego de mi renuncia me vinculé al Banco Colpatria. Desde mi ingreso pude asumir diferentes cargos en la organización. Iniciando como subgerente de la oficina Calle 13, posteriormente tuve la oportunidad de abrir una nueva oficina en la calle 74 en Bogotá, fui gerente de la sucursal Cali y posteriormente asumí varias vicepresidencias hasta llegar a la presidencia del Banco. Este último ascenso fue el más importante de mi carrera en el Banco y las circunstancias en que se dio fueron muy particulares.
Cuando asumí la vicepresidencia ejecutiva en la Corporación de Ahorro y Vivienda desarrollamos nuevas líneas nuevas en crédito de construcción y de largo plazo, las cuales estaban funcionando muy bien y era un momento muy satisfactorio de mi carrera.
En ese momento, el Banco tuvo dificultades importantes por un manejo inadecuado de Forex (que desarrollaré en otro capítulo en detalle), que tuvo como consecuencia cambios en la estructura organizacional y la salida del presidente del banco.
En ese momento mi jefe me ofreció, en un corredor, la posibilidad de asumir la presidencia, y dada la premura y la dificultad en la que se encontraba el banco era un ofrecimiento que se debía concretar rápidamente. Sin embargo, la respuesta no la di de inmediato sino al día siguiente luego de meditar detenidamente el momento en que me encontraba en la Corporación, y los retos personales y profesionales que tendría al asumir.
En medio de las dificultades ocasionadas por las operaciones de Forex que se habían realizado, asumí la presidencia. Cargo en el que estuve durante 35 años. Uno de los objetivos permanentes en mi gestión fue corregir a tiempo cualquier decisión equivocada que se pudiera haber tomado y enfrentarla transparentemente. A lo largo de cualquier carrera profesional se cometen errores, pero el problema es no detectarlos a tiempo, exteriorizarlos y enfrentarlos abierta y oportunamente con la mayor celeridad posible, sin mentir o esconderlos.
Al momento de asumir la presidencia el banco era pequeño, con unas 600 personas, y un desempeño regular frente a los referentes del mercado. Haber ocupado diferentes posiciones en los años anteriores me permitió conocer a muchas de las personas que laboraban y construir equipo con ellos rápidamente. Conté con un apoyo importante del equipo, de la junta y de los accionistas, lo que me permitió enfrentar los problemas y proyectar el banco de manera distinta.
A lo largo de mi carrera tuve jefes maravillosos y otros no tanto. De todos aprendí algo, pero en especial a desarrollar una ética laboral que se sustentó, entre otros factores, en el trabajo constante y la capacidad de aguante. Una de las lecciones centrales de este recorrido es la perseverancia como un valor fundamental en el trabajo, así como hacer lo que se quiere y que lo hace feliz a uno.