Obras escogidas de Ireneo de Lyon. Alfonso Ropero. Читать онлайн. Newlib. NEWLIB.NET

Автор: Alfonso Ropero
Издательство: Bookwire
Серия: Obras Escogidas Patrística
Жанр произведения: Документальная литература
Год издания: 0
isbn: 9788416845095
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por la orla del vestido, se hubiera disuelto en la sustancia universal; pero ella se detuvo (Lc. 8:44), y se libró de su pasión por medio de la virtud salida del Hijo, la cual pretenden que sea el Límite, que curó a la Sabiduría y separó de ella a la pasión.

      4. Que el Salvador, que ha salido de todos los eones, sea el “Todo” es lo que indica, según ellos, la respuesta: “Todo varón que abriere la matriz” (Lc. 2:23). Siendo el Todo, el Salvador deja al descubierto la matriz de la Enthimesis, del Eón caído en la pasión, al ser desterrada del Pleroma. A esta Enthimesis llaman también ellos la Segunda Ogdóada, y nosotros hablaremos de ella un poco más adelante. También Pablo, según ellos, tiene manifiestamente a la vista este misterio, cuando dice: “Él es todas las cosas” (Col. 3:11); y también: “Todas las cosas son para Él, y de Él vienen todas las cosas” (Ro. 11:36). Y también: “En Él habita toda la plenitud de la divinidad” (Col. 2:9). Y aquello de: “Han sido recapituladas todas las cosas en Cristo por Dios” (Ef. 1:10). Todo esto ha sido interpretado por ellos así, como las demás palabras semejantes.

      5. De la misma manera también, a propósito de su Límite, que ellos llaman con muchísimos otros nombres, manifiestan que ese Límite realiza dos actividades: una que consolida y otra que separa. En cuanto consolida y fortalece es la Cruz, en cuanto separa y delimita es el Límite.

      El Salvador, según ellos, ha indicado estas actividades de la manera siguiente: primeramente la que consolida, cuando dice: “Él que no toma su cruz y me sigue, no puede ser mi discípulo” (Lc. 14:27; Mt. 10:38), y también: “Toma tu cruz y sígueme” (Mr. 10:21); después la que separa cuando dice: “Yo no he venido a traer la paz, sino la espada” (Mt. 10:34). Dicen ellos que Juan ha indicado esto mismo al decir: “El aventador está en su mano para purificar su era, y recogerá el trigo en su granero, pero quemará la paja con fuego inextinguible” (Mt. 3:12). Este texto indica la operación del Límite, porque, según su interpretación, el aventador no es otra cosa que la Cruz, que consume todos los elementos hylicos (materiales), de la misma manera que el fuego consume la paja, y purifica en cambio a los que se salvan, tal como el aventador purifica el trigo.

      El apóstol Pablo, según ellos, hace también mención de esta Cruz en los siguientes términos: “La palabra de la Cruz es locura para los que perecen, mas para los que se salvan es la virtud de Dios” (1ª Co. 1:18). Y también: “Pero a mí nunca me acontezca gloriarme sino en la Cruz de Cristo, por la cual el mundo está crucificado para mí y yo para el mundo” (Gá. 6:14).

      6. Tales son las cosas que ellos dicen de su Pleroma y de la formación de los eones, haciendo violencia a las bellas palabras de las Escrituras, para adaptarlas a sus invenciones criminales. Y no es sólo de los Evangelios y de los escritos del apóstol de donde se esfuerzan por sacar sus pruebas, desnaturalizando las interpretaciones y falseando la exégesis, sino que recurren también a la Ley y a los Profetas, como cuando se encuentran un gran número de parábolas y alegorías susceptibles de ser tomadas en muy diversos sentidos y ellos adaptan su ambigüedad para su ficción, por medio de exégesis hábiles y artificiosas, y llevan cautivos, lejos de la verdad, a los que no conservan una fe firme en un solo Dios Padre todopoderoso y en un solo Jesucristo, Hijo de Dios.

      Transformaciones de la Sabiduría y origen de la materia

      1. He aquí ahora los acontecimientos exteriores al Pleroma tal como son presentados por los herejes.

      Cuando la Enthimesis de la Sabiduría de arriba –a la que también ponen el nombre de Acamoth–7 fue separada del Pleroma con la pasión, que llevaba consigo, descansó, según ellos, en el lugar de la sombra y del vacío. Era necesario porque estaba excluida de la luz y del Pleroma, sin forma ni figura, a la manera de un aborto, por no tener nada asido. Entonces, dicen ellos, el Cristo de arriba se compadeció de ella. Y tendiéndose sobre la Cruz, formó a Acamoth con su propia virtud, con una formación que era solamente según la sustancia, no con una formación según el conocimiento (gnosis). Después de esta operación, regresó al Pleroma llevándose la virtud consigo, y abandonó a Acamoth, a fin de que ésta, dándose cuenta de la pasión que había en ella, por su alejamiento del Pleroma, apeteciera unas realidades superiores, poseyendo algún germen de inmortalidad depositado en ella por Cristo y el Espíritu Santo. Y esta es la razón por la que lleva estos dos nombres: la Sabiduría, del nombre de su Padre –porque su Padre se llama también Sabiduría– y el Espíritu Santo, del nombre del Espíritu que acompañaba a Cristo. Ostensiblemente formada así, pero abandonada inmediatamente del Logos, es decir, de Cristo, que había asistido invisiblemente, se lanzó a la búsqueda de la Luz, que la había abandonado, y no pudo apoderarse de ella porque fue impedida por el Límite.

      Así el Límite, oponiéndose a que Acamoth siguiera adelante, dijo: “Iao”, que es, según ellos, el origen del nombre Iao.8 No pudiendo por lo tanto franquear al Límite, porque estaba mezclada de pasión y había sido abandonada sola en el exterior, fue abativa bajo todos los elementos de esa pasión que era múltiple y diversa. Experimentó en primer lugar la tristeza, por no haber podido apoderarse de la luz; temió, con la perspectiva de ver que se le escapaba la vida de la misma manera que la Luz; sufrió además la angustia; y todo ello en la ignorancia.

      A diferencia de su Madre, la Sabiduría primera, que era un Eón, en medio de esas pasiones Acamoth no tuvo una alteración simple, sino una oposición de cosas contrarias. Le sobrevino entonces la disposición de convertirse a Aquel que le había vivificado.

      2. Así se explica, según ellos, el origen de la sustancia de la materia de que se ha formado este mundo; de su conversión han surgido tanto el alma del mundo como del Demiurgo, en tanto que del temor y de la tristeza ha surgido lo demás.

      En efecto, de las lágrimas de Acamoth proviene toda la sustancia húmeda; de su risa, la sustancia luminosa; de su tristeza y de su terror, los elementos corporales del mundo. Bien lloraba y se entristecía según ellos, porque había sido abandonada sola en las tinieblas y el vacío, o bien, acordándose de que había sido abandonada por la luz, se tranquilizaba y se reía; o se llenaba de temor; o, en fin, se espantaba y se extasiaba.

      3. ¡Pues qué! En realidad es un espectáculo banal el de esos hombres que explican pomposamente, cada uno a su manera, de qué pasión y de qué elemento trae su origen la materia. Me parece que no quieren entregar manifiestamente estas enseñanzas a todo el mundo, sino solamente a aquellos que son capaces de pagar sustanciosas recompensas a cambio de tan grandes misterios. Porque estas cosas no son como aquellas de las que el Señor dijo: “Vosotros que habéis recibido gratuitamente, dad también gratuitamente” (Mt. 10:8), sino misterios apartados, prodigiosos, profundos, descubiertos con una labor inmensa a todos los amigos de la mentira.

      Por tanto ¿quién no gastará toda su fortuna en aprender que de las lágrimas de la Enthimesis del Eón caído en la pasión traen su origen los mares, las fuentes, los ríos y toda sustancia húmeda, que de su risa proviene la luz, que de su pavor y de su angustia han salido los elementos corporales del mundo?

      4. Pero yo tengo intención de contribuir también, por mi parte, a su aclaración: Porque veo que algunas aguas como fuentes, ríos, lluvias, etc, son dulces; en cambio las aguas de los mares son amargas. Yo pienso que no todas pueden provenir de las lágrimas de Acamoth, porque las lágrimas tienen como característica el ser amargas. Es evidente que son las aguas amargas las que provienen de las lágrimas. Y es probable que Acamoth, en la lucha violenta y congoja en que se debatía, debió de sudar también.

      De donde según su tesis hay que suponer que las fuentes, los ríos y todas las demás aguas dulces debieron de proceder de esos sudores. Porque no es verosímil que, siendo todas las lágrimas de la misma cualidad, provengan de ellas, a la vez, aguas amargas y aguas dulces. Es más verosímil que esas aguas provengan unas de las lágrimas y otras de los sudores. Pero esto no es todo: como existen también en el mundo aguas cálidas y aguas frías se debe averiguar lo que Acamoth ha hecho para emitirlas y de qué órgano suyo