Cuando José, el bisnieto de Abraham, fue vendido en esclavitud en Egipto, la Biblia dijo que Dios bendijo a Egipto debido a José. Cuando Rahab, la prostituta, ayudó a los espías que llegaron a Jericó, Dios bendijo a Rahab y a su familia por bendecir a la nación de Israel. Podría citar muchos otros ejemplos.
Creo que una razón por la que Dios ha bendecido ricamente a los Estados Unidos es porque esta nación ha llevado el evangelio a los confines de la tierra y ha bendecido a muchas naciones, especialmente Israel.
Como cristiano, usted no se desvía de su camino para hacer enemigos. No trata de hostigar a la gente que lo maldice. Pero si defiende su fe, si simplemente dice: «Soy un seguidor de Jesucristo», instantáneamente tendrá enemigos. Si no hace enemigos, probablemente no esté tomando una postura lo suficientemente audaz por su fe.
No hay nadie a quien yo odie o a quien le guarde rencor. No importa lo que otras personas me hayan hecho, desde mi perspectiva, no son mi enemigo. Pueden parecer un enemigo, pueden odiarme, pueden desearme el mal, pero no los odiaré. Dios ha prometido pelear nuestras batallas por nosotros. Si alguien nos maldice, Dios será nuestro escudo, nuestro defensor, y si es necesario, nuestro vengador. Él se ocupará de cualquiera que nos maldiga, y será más justo y riguroso de lo que usted o yo podamos ser jamás.
Una vez tuve una conversación con un hombre enojado. Estaba amargado debido a alguna injusticia que le hicieron. Quería tomar el asunto en sus manos. Le dije: «La bendición que he tenido por vivir unos pocos años más que usted es que he visto que el Señor cuida esos asuntos por mí. He visto a Dios hacer un trabajo mucho mejor al vengar el mal de lo que yo nunca hubiera podido hacer. Así que sea paciente. Confíe en Dios. Deje ese asunto en sus manos».
En efecto, unas pocas semanas después, Dios se encargó del problema de ese joven. Dios siempre prueba su fidelidad, y siempre cumple sus promesas.
Promesa #7: A tu descendencia daré esta tierra
Cuando Dios dijo: «A tu descendencia daré esta tierra», Abraham no tenía descendencia ni tierra. Estaba contando estrellas cuando no veía ninguna. No solo eso, sino que Abraham y Sara murieron en la tierra de la promesa sin poseer ninguna tierra. Más de cuatrocientos años después, Dios cumplió su promesa a Abraham. Tras la muerte de Moisés, bajo el liderazgo de Josué, los descendientes de Abraham marcharon hacia Canaán y tomaron posesión de la tierra de la promesa.
Dios cumple sus promesas hacia la tercera y cuarta y décima y centésima generación. Sus promesas son más reales que el libro que está usted sosteniendo en sus manos. Se puede decir lo mismo de las promesas que Jesús hizo a sus seguidores en el Nuevo Testamento, tales como: «Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar. Llevad mi yugo sobre vosotros, y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas» (Mateo 11:28-29).
Usted puede estar cargando el peso de un refrigerador sobre sus espaldas y sentirse tan agotado que no puede dar otro paso. Vaya a Jesús, cuéntele de sus cargas y penas, y Él quitará el peso de su espalda y lo cargará sobre Él. Él ya llevó la carga más pesada (sus pecados) sobre sí en la cruz.
La historia de Jesús y del joven rico se narra en Mateo 19, Marcos 10 y Lucas 18. Un joven rico le preguntó a Jesús cómo ganar la vida eterna. Jesús le dijo que obedeciera los mandamientos. El joven respondió que ya lo había hecho. ¿Qué más puedo hacer? Jesús respondió: «Si quieres ser perfecto, anda, vende lo que tienes, y dalo a los pobres, y tendrás tesoro en el cielo; y ven y sígueme» (Mt. 19:21).
En otras palabras, Dios le dice: «Deja tus ídolos (la riqueza y las posesiones que en realidad te poseen) y sé mi discípulo. Entonces tendrás tesoros en los cielos». Pero el joven rico no pudo dejar sus ídolos, así que se alejó, entristecido.
Para seguir a Jesús, debemos dejar nuestro antiguo país atrás e ir a la tierra prometida tal como Dios lo mandó. Como Abraham, debemos ir a la tierra que no podemos ver, la tierra que Dios nos ha prometido, la tierra que nos mostrará.
¿Ha escuchado a Dios llamándolo a la tierra prometida? ¿Ha dado el primer paso? ¿O aún se encuentra en Ur? O tal vez salió hacia la tierra prometida, pero se ha atorado en Harán. ¿Qué le impide llegar a la tierra prometida con Dios?
Si nunca ha dado el primer paso de fe, si nunca ha confesado sus pecados a Dios ni le ha pedido que lo perdone a través de la sangre de Jesús, puede hacerlo hoy, justo ahora, antes de que dé vuelta a otra página de este libro. Puede ser eternamente salvo y ser bendecido con la presencia de Dios. Puede ser lleno de la persona y el poder del Espíritu Santo. Ya conoce el punto de vista de Dios. Si ha escuchado la voz del Espíritu Santo, si Él le ha hablado a través de su Palabra, no espere otro momento. Responda ahora.
1 Nota del traductor: AARP es una organización estadounidense, independiente y sin fines de lucro, que busca satisfacer las necesidades e intereses de las personas mayores de 50 años.
¿Un peregrino... o un vagabundo?
John Bunyan escribió su novela alegórica, El progreso del peregrino, mientras cumplía una condena en la prisión del condado de Bedfordshire. Su crimen: predicar el evangelio sin autorización. Era contra la ley realizar servicios eclesiásticos que no estuvieran autorizados por la iglesia establecida por el estado, la Iglesia de Inglaterra. El progreso del peregrino ha seguido en imprenta continuamente desde que fue publicado por primera vez en 1678, y ha sido traducido a más de doscientos idiomas. La primera vez que lo leí era un niño de doce años en Egipto.
El libro cuenta la historia de un hombre llamado Cristiano que progresa a lo largo de la vida en su travesía hacia el cielo, su destino final. A través de su camino, encuentra muchos peligros, desafíos y tentaciones, tal como nosotros hoy. También halla lugares de reposo, tal como Dios nos provee a nosotros.
En un momento dado, Cristiano se encuentra en una ciudad llamada la feria de Vanidad. William Makepeace Thackeray escribió una novela con ese título acerca de la sociedad victoriana inglesa, y una revista americana, llamada Vanity Fair trata de asuntos de moda y cultura; ambas recibieron su nombre de esta escena de El progreso del peregrino. La feria de la Vanidad es una ciudad edificada por el demonio Belzebú. Y todas las cosas que los humanos desean y se mueren por tener se venden cada día en el mercado de la feria de Vanidad: «Casas, tierras, negocios, colocaciones, honores, ascensos, títulos, países, reinos, concupiscencias y placeres, y toda clase de delicias, como son rameras, esposas, maridos, hijos, amos, criados, vidas, sangre, cuerpos, almas, plata, oro, perlas, piedras preciosas y muchas cosas más».1
Bunyan nos dice que hay tres características que distinguen a los creyentes como Cristiano de la gente mundana de la feria de Vanidad. Primero, los peregrinos cristianos parecen extraños para los ciudadanos de la ciudad mundana. Segundo, los cristianos hablan un idioma diferente, el «idioma de Canaán»2, el idioma de la tierra prometida. Ese no es el idioma local de la feria de Vanidad. Tercero, los cristianos tienen diferentes valores a los de la gente de la feria de Vanidad, y no muestran interés en el materialismo ni la búsqueda de placeres que se acostumbran en la feria de Vanidad. ¿Por qué los cristianos son diferentes de la gente mundana de la feria de Vanidad? La diferencia en la vestimenta habla del hecho de que los cristianos usan un manto de rectitud, el cual Jesús da a todos los creyentes y el cual la gente de la feria de Vanidad no tiene. El manto de rectitud, que fue comprado por la sangre de Jesús, hace que la gente inicua de la feria de Vanidad se amargue y se enoje.
El idioma que habla el cristiano es el idioma de Dios, no obstante, el problema de comunicación no es causado simplemente